En una solemne ceremonia que se realizó el pasado viernes 12 de junio en el Salón de Honor de la Casa Central, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) entregó la medalla al mérito «Fides et Labor» a Patricio Arana Espina y Sergio Salinas Marchant, profesores que han entregado parte importante de su vida a la dicha casa de estudios.
El acto fue encabezado por el rector de la PUCV, Claudio Elórtegui, y contó con la presencia de autoridades superiores e integrantes de la comunidad universitaria, familiares y amigos.
La entrega de la medalla «Fides et Labor», que en español significa «Fe y Trabajo», es un reconocimiento a profesores que concluyen su carrera académica al cabo de una destacada y fructífera trayectoria, y este año coincidió con las celebraciones del Día del Sagrado Corazón, patrono de la PUCV.
En la oportunidad, el rector de la PUCV entregó una emotiva semblanza de cada uno de ellos, de quienes comentó que «han cumplido un rol destacadísimo y han ido dando forma a esta institución».
De igual manera, manifestó que «impregnaron el quehacer temporal de la universidad con la expresión de sus testimonios, con su identificación con nuestra institución, con el gran afecto hacia ella que atesoran en sus corazones». En este mismo plano, agregó que «con generosidad han abierto un camino, el cual con delicadeza y afecto han presentado a nuevas generaciones».
Sergio Salinas, uno de los académicos premiados, comentó que «después de todos estos años en la Escuela de Ciencias del Mar no tengo más que buenos recuerdos. Me tocó vivir buenas experiencias de docencia con los problemas típicos de toda universidad chilena. Para mí el trabajo docente fue muy grato y gratificante, una etapa que no se olvida».
Además, puntualizó que haber desarrollado proyectos de investigación en el área mar fue atrayente, porque «es una muy buena aventura, y uno tiene la posibilidad de convivir con profesores e investigadores de diferentes universidades lo que lo hace siempre interesante».
Por su parte, Patricio Arana se mostró agradecido de la PUCV y detalló que cuando estaba terminando su formación profesional fue contratado por la universidad. «Ya han pasado 47 años y sigo perteneciendo a esta gran comunidad debido a una solicitud de la unidad académica en la cual he servido todo este tiempo», comentó.
«El enseñar ha sido una experiencia grata, reconfortante y llena de satisfacciones, y parte de ello se lo debo a esta casa de estudios que siempre me dio todo el apoyo. Además, la PUCV es una institución que con el tiempo ha ido creciendo, fortaleciendo y mejorando su infraestructura y nivel académico, lo que le ha permitido, hoy en día, estar dentro de las cinco mejores universidades a nivel nacional», concluyó Arana.