Luego del bloom de algas que afectó a la industria chilena del salmón a principios de 2016, la empresa productora de ovas de origen noruego, AquaGen Chile, comenzó a trabajar estrecha y colaborativamente con algunos de sus clientes en un ambicioso proyecto que buscaba producir un salmón Atlántico (Salmo salar) que creciera tan rápido como el salmón coho (Oncorhynchus kisutch), con el fin de evitar que esta especie permanezca en los meses de verano en el mar, que es cuando hay más riesgo de aparición de microalgas.
“La idea era generar un salmón del Atlántico que pudiese ser sembrado en abril y cosechado en diciembre”, recuerda el gerente general de AquaGen, Patrick Dempster. Fue así como la compañía comenzó a trabajar, mediante aplicación de selección genómica, en una nueva línea genética de peces de alto crecimiento. Las primeras se produjeron entre junio y julio de 2016, dando paso a smolts que entraron al mar entre abril y mayo de 2017 al mar, con un peso de alrededor de 160 gramos.
“En enero de 2018 se cosecharon los primeros peces, los que en ocho meses y medio alcanzaron un peso cercano a los 4,1 kg. Los últimos ejemplares, en tanto, se cosecharon en abril, es decir en once meses y medio, con un peso de 5,5 kg. Estos resultados nos muestran que podemos avanzar mucho más en esta nueva línea genética de muy alto crecimiento, lo que resulta bastante útil para reducir los riesgos no sólo en términos de exposición a floraciones algales, sino que también a enfermedades cómo SRS y Caligidosis”, destaca Patrick Dempster.
El ejecutivo comenta que, hasta el momento, son tres las salmonicultoras chilenas que han probado la línea de ovas llamada “Growth”. Dos ya cosecharon y queda una que aún mantiene los peces en cultivo. “Lo relevante es que en el primer intento ya logramos diferencias significativas. Estamos seguros de que si continuamos perseverando lograremos un mucho mejor producto”, añade el representante de AquaGen.
Para Patrick Dempster avanzar en esta línea resulta fundamental para mejorar la eficiencia de la industria chilena del salmón. “Trabajando juntos y colaborando tanto las empresas de genética, con los productores de salmón, alimentos y de vacunas podremos avanzar más en reducir el tiempo de engorda del salmón Atlántico en el mar. Esto permitirá aumentar la predictibilidad y mejorar el proceso productivo en el mar desde muchas perspectivas. Tendremos menos consumo de antiparasitarios y antibióticos, las vacunas cubrirán una mayor proporción del periodo de cultivo por lo que serán más efectivas y estaremos menos expuestos a efectos climáticos. Creemos que enfocar nuestro trabajo en el incremento de la tasa de crecimiento constituye una formula sumamente eficaz de reducir los riesgos del sector”.