Bastante polémica ha causado en el país el proyecto de investigación –que ha captado la atención mundial– que pretende, en un área marina ubicada a 70 millas náuticas de la costa de Punta Lengua de Vaca, en la Región de Coquimbo, y a 2.000 metros de profundidad, fertilizar el fitoplancton, que es el inicio de la cadena alimenticia de las especies silvestres marinas. Esto permitiría mejorar la biomasa de peces agotados en el país, principalmente, anchoveta y jurel, que fueron categorizados como sobreexplotados por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) a principios de abril.
De acuerdo con la información que se ha entregado, la iniciativa tiene por objetivo, a pequeña escala y de manera controlada, agregar en estas zonas una “semilla” compuesta de hierro y otros nutrientes naturales, en remolinos contiguos. La medida de una taza es suficiente para fertilizar una hectárea, según se ha dicho.
El proyecto es liderado por la empresa científico tecnológica canadiense Oceaneos, y ya ha sido presentado a entidades de investigación chilenas como el Instituto de Investigación Pesquera (Inpesca) y a agrupaciones de la pesca artesanal e industrial, además de autoridades regionales de Coquimbo. Cuenta, además, con el reconocimiento de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo). No obstante, han aparecido algunos grupos contrarios a este propósito y que han cuestionado la pertinencia de que se autorice su realización, como el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), cuyo director ejecutivo, Atilio Morgado, ha dicho que, “en este caso, no existe ninguna información concreta acerca de cuál es el sustento científico para afirmar que fertilizar con hierro nuestro mar vaya a producir más peces”.
En exclusiva, AQUA entrevistó al presidente de la Fundación Oceaneos, Michael Riedijk, quien salió en defensa de un proyecto que, a su juicio, tiene bastante respaldo científico. “Varios proyectos de fertilización oceánica ya han tenido lugar en todo el mundo, diseñados y ejecutados por las más importantes instituciones de investigación marina”, recordó el ejecutivo.
¿Podría detallar en qué investigaciones científicas se basa el proyecto que Oceaneos pretende desarrollar en las aguas del mar de la Región de Coquimbo?
La fertilización con hierro del océano, abreviada comúnmente como OIF en inglés, es el proceso natural por el cual las partículas del hierro llegan a las capas superiores del océano donde realzan la productividad primaria. Esto puede ocurrir de muchas formas, incluyendo corrientes de surgencia en el borde oeste de los continentes, derretimiento de iceberg flotantes, derretimiento estacional de glaciares, agua de ríos, polvo rico en hierro de vientos desérticos y erupciones volcánicas que depositan hierro sobre la superficie del océano.
El proceso puede ser imitado por seres humanos mediante la adición de hierro a zonas limitadas en nutrientes del océano. OIF se ha implementado en los últimos 25 años en 13 experimentos de mar abierto que estudiaron el flujo de carbono en el ecosistema marino, estudiando ideas relacionadas con la eliminación de dióxido de carbono de la atmósfera para mitigar el cambio climático.
En contraste, Oceaneos estudia el aspecto ecosistémico de la fertilización oceánica, con un programa de investigación enfocado en mejorar la productividad primaria y la cascada trófica que depende de la floración del fitoplancton, específicamente las diatomeas, lo que puede conducir a un aumento en el reclutamiento juvenil como resultado de una menor tasa de mortalidad. La siembra oceánica estudia hipótesis relacionadas con la ecología marina y la dinámica trófica con el fin de construir una mejor comprensión de los caminos energéticos dentro de la red trófica marina, con el objetivo de que este know-how pueda ser utilizado para revivir los ecosistemas marinos y aumentar la biomasa de peces.
¿Por qué eligieron el sector de Punta Lengua de Vaca para realizar este proyecto?
El sector de Punta Lengua de Vaca tiene la combinación adecuada de condiciones oceanográficas y biológicas para nuestro programa de investigación. Además, esta zona ha experimentado un declive continuo de la pesca en las últimas décadas, lo que ha dado lugar a preocupaciones sociales y económicas.
Respecto de las características oceanográficas, es muy importante señalar que el ecosistema costero y el ecosistema de mar abierto son muy diferentes. En este caso y en términos generales, la costa es como un bosque y el mar abierto es como un desierto. La región de mar abierto a 100 ó 200 km de la costa de Coquimbo es una zona alta en nutrientes y baja en clorofila, lo que significa que está llena de nutrientes, pero tiene poca vida, lo cual es una paradoja. Los oceanógrafos descubrieron que la limitación de hierro es la razón culpable detrás de la baja productividad marina. Además, las aguas de Coquimbo también son un mosaico de eddies, o remolinos de agua, que viajan mar adentro. Nuestro programa de investigación apunta a los primeros niveles tróficos de la cadena alimenticia pelágica, contenidos dentro de estos remolinos, incluyendo especies de importancia económica para la región, como la anchoveta y jurel.
Varios proyectos de fertilización oceánica ya han tenido lugar en todo el mundo, diseñados y ejecutados por las más importantes instituciones de investigación marina del mundo. Se han realizado proyectos en las aguas HNLC del Pacífico Sur, del Pacífico Norte, del Atlántico Sur y del Pacífico Tropical.
¿Podría entregar mayores detalles respecto de la experiencia que desean realizar?
Desde un punto de vista puramente científico, la razón detrás de por qué la siembra oceánica es tan emocionante es debido a la elegante bioquímica del fitoplancton. Por ejemplo, las diatomeas, que son un tipo de fitoplancton grande y nutritivo, se componen de carbono, nitrógeno, silicio y fósforo en proporciones dentro del rango micromolar, pero el hierro está en el rango nanomolar. Esto significa que para una célula de diatomea saludable se necesitan cantidades extremadamente pequeñas de hierro. Dado que el mar abierto frente a Coquimbo ya es rico en todos los nutrientes excepto el hierro, es un sitio de estudio ideal para nuestro programa de investigación. Debido a las condiciones oceanográficas y biológicas de la región, la primavera sería la mejor ventana de oportunidad para estudiar el ecosistema marino mar adentro fuera de la costa de Coquimbo. Usando vehículos autónomos llamados gliders, se estudiarán las condiciones meses antes y después de la adición de hierro, lo que ocurrirá una sola vez.
El proyecto se ejecutará en un eddie, aproximadamente a 100 ó 200 km de la costa. Los eddie son cuerpos de agua semi-contenidos que viajan desde la costa hacia mar adentro generalmente hacia el oeste y el noroeste, arrastrando poblaciones de plancton dentro de él. La información proporcionada por nuestra flota de gliders será de gran valor para la comunidad científica. Esta información se utilizará para seleccionar el área de estudio en el mar abierto.
El muestreo a bordo en la ubicación seleccionada ampliará los datos recolectados por los gliders exploradores. Esperamos que el proceso de adición de hierro tome entre siete a diez días, dependiendo de las condiciones climáticas. Durante este tiempo, se llevará a cabo un monitoreo continuo del crecimiento del plancton y de las condiciones nutritivas del mar. Después de completar la aplicación, esperamos realizar varios transectos del eddie para medir las condiciones biológicas y oceanográficas dentro y fuera de la floración del plancton, además de áreas adyacentes.
En cuanto al monitoreo, Oceaneos tendrá su flota de gliders funcionando durante toda la duración del programa de investigación. También habrá al menos dos expediciones con tripulación cada mes después de la aplicación del hierro, para hacer mediciones a bordo. Cada misión durará al menos siete días en el área del mar abierto. En total, el proyecto requiere por lo menos 40 días de tiempo de embarque con un equipo de científicos calificados.
Específicamente, ¿cuándo se podrían esperar resultados de esta iniciativa y de qué tipo?
Al igual que los experimentos anteriores en áreas ricas en nutrientes, pero limitadas en hierro, esperamos que la adición de hierro realce la población de diatomeas, un tipo muy grande y nutritivo de fitoplancton, que como productores fotosintéticos son la base de la cadena alimenticia. El zooplancton y las larvas de peces ocupan los primeros eslabones tróficos después de los productores, por lo que se beneficiarán en gran medida del incremento de biomasa del bloom de diatomeas. Debido a las diferencias en tamaño y tiempo de generación, cada nivel trófico tiene relativamente la misma biomasa. Por lo tanto, esperamos un aumento en la biomasa del stock de peces, en este caso de especies importantes como jurel y anchoveta.
En términos de tiempo, esperamos que las diatomeas florezcan muy rápidamente, dentro de algunos días de la adición de hierro. A su vez, esperamos que las poblaciones de zooplancton e ictioplancton crezcan en cuestión de semanas. Con respecto a los peces, esperamos que el jurel juvenil, la anchoveta y otros peces mesopelágicos, respondan positivamente al aumento del zooplancton y el ictioplancton poco tiempo después.
¿Qué impactos secundarios podrían resultar de esta experiencia?
Estamos en conocimiento de que las floraciones de algas nocivas se han destacado como una preocupación. Nuestro programa de investigación reconoce esto e incluye medidas para minimizar el potencial de un evento de proliferación de algas dañinas, incluyendo estrategias de mitigación para minimizar los impactos si es que estas ocurren. Es muy importante notar que el ecosistema costero y el ecosistema de mar abierto son muy diferentes. Aunque las floraciones de algas nocivas son frecuentes en el medio ambiente costero, las observaciones históricas de floraciones en Chile y en otras regiones oceánicas del mundo muestran que nunca se han observado blooms de algas nocivas a 100 ó 200 km en el mar abierto, donde se establece nuestro programa de investigación. Esto no quiere decir que no hayan ocurrido o no puedan ocurrir, pero que nunca se han observado.
¿Por qué no hicieron una prueba en un sistema controlado o cerrado?
Desde el año 2015 hemos sometido muestras de plancton a diversos regímenes de nutrientes y hemos medido sus efectos sobre la tasa de crecimiento y las proporciones elementales en el laboratorio 4DLabs de la Universidad Simon Fraser en Vancouver, Canadá. Esta investigación no está lista para publicarse todavía. Sin embargo, cualquier institución de investigación interesada puede inspeccionar las instalaciones del laboratorio y comentar las investigaciones en curso.
Respecto del programa de investigación de siembra oceánica mismo, este cubre unos 20 meses y tiene varias etapas. El proyecto comienza con meses de planificación cuidadosa para determinar la ubicación óptima del proyecto. Antes de comenzar la iniciativa, desplegamos una flota de vehículos submarinos autónomos, o gliders, para verificar las condiciones oceánicas. También pasamos una semana con la tripulación a bordo recolectando muestras en la zona de mar abierto para verificar que es una zona óptima de estudio, con análisis de laboratorio de química oceánica y sobre las condiciones del plancton, incluyendo varias pruebas de botella a bordo. El monitoreo por glider medirá las condiciones biológicas y oceanográficas en los meses previos y posteriores a la adición de hierro, la cual será un evento único.
Según lo expresado por autoridades del IFOP o Sernapesca, a estas instituciones no se les han presentado detalles del proyecto ¿Podría comentar lo anterior?
Tuvimos una conferencia el 26 de noviembre de 2015 en Santiago (Región Metropolitana), a la que asistieron representantes de Sernapesca, entre otros funcionarios de organizaciones interesadas. Todavía tenemos la lista de asistencia con sus nombres y firmas. Nuestro equipo también hizo una presentación en persona sobre proyecto a IFOP en marzo de 2016.
¿Por qué no quisieron participar del debate organizado por el IMO en el marco del Congreso Nacional de Acuicultura?
Pedimos reunirnos con el IMO dos veces antes de la conferencia para discutir los detalles de nuestro proyecto, a lo que no respondieron. Luego hubo una serie de desinformaciones e incluso declaraciones falsas desde el IMO sobre Oceaneos en la prensa. El IMO también publicó «10 razones para no realizar una fertilización con hierro con fines comerciales en aguas marinas chilenas», que está mal informado y planteado.
En cuanto a la conferencia, inicialmente acordamos una presentación de dos horas, pero luego el IMO nos informó que nuestra ventana horaria se reduciría a 20 minutos. Pensamos que era irrespetuoso tener nuestro horario cambiado con poco aviso y acomodar en concordancia.
Dadas todas estas acciones, nos quedó claro que el IMO está sesgado luego de politizar la discusión. Lo que siguió pocos días previos a la conferencia no fue un diálogo basado en hechos, sino una diatriba reaccionaria con posturas y escrutinio casi dogmáticos. Llegamos a la conclusión de que este no era un intento serio de parte de IMO de escuchar nuestra propuesta, por lo tanto, decidimos retirarnos.
Entendemos que es un tema complejo. Sin embargo, el problema de la disminución de las poblaciones de peces y el cambio climático es urgente. Si no tenemos esta conversación hoy, será imperativa en cinco o diez años más. Invitamos a la comunidad científica chilena a participar en nuestro programa de investigación, a evaluar nuestros esfuerzos científicos y resultados. Los interesados pueden comunicarse con nosotros por correo electrónico en info@oceaneos.org. Además, en los próximos meses estamos organizando una conferencia web sobre este proyecto, en el cual todo interesado es bienvenido a participar.