En una charla organizada por la municipalidad y con participación de investigadores de la U. Andrés Bello y el Instituto Milenio Secos, se presentaron posibles alternativas de uso para la biomasa disponible proveniente de la llamada “marea verde”, la proliferación de algas que afecta hace más de una década a los habitantes, pescadores artesanales y el turismo en las playas de la comuna.
Conocidas como “mareas verdes”, la excesiva proliferación de algas verdes del género Ulva se ha transformado en un fenómeno global que ha aumentado su frecuencia en los últimos años.
En la bahía de Algarrobo, un grupo interdisciplinario de investigadores del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (Secos) con apoyo de universidades y otros centros de estudio, se ha centrado en estudiar esta problemática desde sus diversos ámbitos, a fin entender las posibles causas, las condiciones oceanográficas del lugar, las consideraciones en el manejo de la biomasa, e incluso su posible aprovechamiento.
La situación que se reporta en la zona desde hace por lo menos 12 años, se ha transformado en un problema socio-ecológico, ha deteriorado significativamente las condiciones de las playas, afectado el turismo, a la pesca artesanal y extracción de recursos bentónicos y ha forzado al municipio a tomar medidas como la remoción de las algas mediante maquinaria pesada.
Así, con el fin de explorar alternativas que entreguen valor agregado a la biomasa de algas disponible que invade las playas de Algarrobo, parte del equipo de investigadoras del Laboratorio de Ecología y Biología Molecular de Algas (Lebma) de la UNAB y del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (Secos), realizaron una charla a funcionarios del municipio el pasado martes.
“Hemos determinado que una de las especies más abundantes de estas mareas verdes, Ulva stenophylloides, presenta una alta concentración de moléculas antioxidantes, como fenoles, entre otros. También un alto rendimiento de la biomasa para la obtener un polisacárido llamado Ulvano, que tiene diversos usos demostrados en la salud humana, animal y en la generación de biomateriales”, explica la Dra. Loretto Contreras, investigadora del Lebma-UNAB y Secos.
La investigadora, resaltó el potencial biotecnológico relevante para la industria y poco estudiado de la especie con mayor presencia en la proliferación ,apuntando a proponer acciones conjuntas y colaborativas con otros actores, que incluyan a la comunidad, pescadores artesanales, empresas que requieran de la biomasa, y la academia.
“Además, la biomasa puede ser usada como biofiltro en aguas para consumo con altas concentraciones de arsénico, dada sus capacidades de bioacumulación. Es necesario desarrollar nuevas cadenas de valor y modelos de negocios, para ir desde una actividad costosa a una rentable. Por tanto, el trabajo colaborativo es necesario en diversas dimensiones”, añade Contreras.
La presentación al municipio, organizada por la Unidad de Medio Ambiente, también contó con participación de Fernanda Toro, estudiante de doctorado en biotecnología UNAB y Benjamín Pinilla, biólogo marino e investigador Lebma, que también presentaron opciones de uso para acumulación de arsénico y desarrollo de un biocarbón.
Finalmente, Contreras, también investigadora del centro Capes, remarcó que esta “marea verde” podría agravarse si no hay control de componentes como un aumento excesivo de nutrientes en la columna de agua, entre otros factores locales y globales.
“Sabemos que las mareas verdes de Algarrobo están compuestas por cinco especies de macroalgas verdes. Estas son oportunistas y consideradas invasoras por definición, por tanto el aumento de la temperatura del mar podría favorecer aún más su crecimiento”, concluyó.
Fotografías: UNAB – Secos.