Los frentes que complican a la industria salmonicultora

Jun 21, 2015

La industria espera una recuperación tras el verano del hemisferio norte, pues los precios bajos están siendo traspasados por los intermediarios a los consumidores y eso ha reactivado la demanda.

(La Tercera) No lo llaman una nueva crisis, porque, en rigor, no lo es. Pero sí de tiempo de aguas más agitadas. La industria del salmón chileno pasa otra vez por dificultades, aunque esta vez por una mezcla de flancos que se abrieron en el exterior y a los que se sumaron factores internos.

Luego de que el año pasado fuera calificado por las salmoneras como de transición, tras los coletazos que dejaron la crisis sanitaria del virus ISA en 2007, la fuerte caída de los precios internacionales en 2012 y la crisis financiera del sector en 2013, entre otros factores, la industria esperaba este año un repunte del precio y el inicio de una nueva etapa.

En el tercer trimestre del año pasado las proyecciones de analistas a nivel mundial eran positivas en cuanto a oferta, demanda y precio. Pero eso cambió radicalmente con el embargo que en agosto de 2014 dispuso el gobierno ruso a las importaciones de alimentos procedentes de la Unión Europea (UE), entre ellas, las de salmón.

La decisión de Rusia -el cuarto importador acuícola a nivel mundial, con 180 mil toneladas en 2013- afectó a los productores de Noruega, su principal abastecedor. No pudieron seguir enviando las 120.000 toneladas anuales al mercado ruso y esa restricción tuvo coletazos en la industria chilena. Del total del embarque noruego, 30.000 toneladas son de salmón nacional.

En un principio, el embargo ruso fue tomado como una oportunidad por la industria. Pero eso duró poco, pues Noruega debió reorientar sus envíos a otros mercados, entre ellos, Estados Unidos. Este es el principal destino de salmón chileno, con 33,5% de los envíos en dólares.

Además, entre julio y septiembre de 2014 comenzó una devaluación generalizada frente al dólar en las distintas monedas de los mercados a los que Chile exporta su producción acuícola, lo que hizo caer el precio internacional en dólares del salmón. Y esto, en paralelo, dejó a Noruega en una situación excepcional de competitividad respecto de los demás productores.

“Toda esta situación ha incidido en que el precio de mercado haya bajado de las expectativas que teníamos y esperamos vuelva a un equilibrio en el corto plazo, ya que desde el punto de vista del volumen de oferta no estamos en un año de expansión”, dice Felipe Sandoval, presidente de SalmonChile.

En las empresas son cautos. “No definiría la situación actual como de crisis, sino más bien de una caída de precios en dólares, en promedio de más de un 20%, no esperada ni atribuida a condiciones de oferta”, afirma el gerente general de la salmonera Camanchaca, Ricardo García.

Explica que las salmoneras en Chile se habían acostumbrado a que las fluctuaciones de precios se debieran a cambios bruscos de oferta y no a problemas de demanda.

El cambio de casa

Pero también hay factores domésticos que agitan al sector y uno de los más relevantes es la reorganización territorial que deberán hacer hasta abril de 2020. Esta fue una de las condiciones que el sector acordó con el anterior gobierno de la Presidenta Bachelet para destrabarlo de los problemas que tenían que ver con su modelo productivo.

Lo anterior, además, ocurre en medio de cambios de propiedad a manos de firmas extranjeras. Un ejemplo es la japonesa Mitsubishi, que compró Cermaq, en septiembre de 2014. “La consolidación es un proceso que ha venido ocurriendo, principalmente por parte de empresas extranjeras”, dice Gerardo Balbontín, gerente general de Blumar.

“Haber tenido 20 o 25 productores en Chile es propio de una industria joven en proceso de consolidarse y madurar. Chile es la segunda potencia mundial en salmón y las empresas que operan acá deben ser titanes de clase mundial. Ello significará cambios adicionales en el futuro que dejarán menos empresas, pero robustas”, añade García.

Hacia la segunda mitad de 2015 las expectativas son mejores. La industria espera una recuperación tras el verano del hemisferio norte, pues los precios bajos están siendo traspasados por los intermediarios a los consumidores finales y eso ha reactivado la demanda por exportaciones. Además, la oferta mundial de salmón crecería 2% a 3% este año y el próximo, lo que debiera repuntar el precio internacional.

Devaluación de las monedas en los mercados de destino

La devaluación frente al dólar de las monedas de los mercados de destino del salmón chileno, principalmente Brasil (real), Japón (yen) y Rusia (rublo) es un problema en la industria. “La competitividad del peso chileno ha caído respecto de las monedas de nuestros mercados y de las de otros países productores”, explica Felipe Sandoval, presidente de SalmonChile. Y eso, dice, “impacta de inmediato en el precio del producto, pues se encarece en los mercados y eso tiene un efecto negativo en los retornos”.

Ricardo García, gerente general de Camanchaca, admite que no previeron “acertadamente una devaluación generalizada de las monedas de nuestros principales compradores y competidores”. Precisa que los europeos, japoneses, rusos y brasileños disponen de 25% a 35% menos de dólares para comprar importaciones.

Añade que Chile ha visto devaluaciones en torno a 10% y que una caída de la demanda mundial en dólares exige bajas de precios para vender lo producido.

Gerardo Balbontín, gerente general de Blumar, acota que la pérdida de valor del real y el rublo encareció el producto y eso redujo la demanda. “Este efecto fue mayor en Rusia, cuya moneda se devaluó casi en 80% desde fines de 2014, y se estima que la demanda cayó en casi 50%”, detalla.

El gobierno estima clave trabajar con la industria para asegurar una adecuada competitividad y diversificar los mercados, dice el subsecretario de Pesca, Raúl Súnico. A inicios de mes, se reunió con la autoridad sanitaria rusa en París para asegurar un proceso de certificación de las plantas nacionales de salmón y permitirles acceder a ese mercado.

Noruega y la competencia por Estados Unidos

Otro frente para el sector es la mayor competencia de Noruega en Estados Unidos, el principal mercado de la industria chilena.

Dos factores lo explican. Primero, Noruega ha depreciado su moneda en casi 30% en un año, según SalmonChile. “Esto significa que su costo de producción en dólares ha bajado en esta proporción en un año, generándoles la posibilidad de acceder a precios más competitivos que nosotros en los mercados”, acota Felipe Sandoval, titular del gremio.

Segundo, el embargo a las importaciones que impuso Rusia en agosto de 2014 llevó a los noruegos a buscar otros mercados para “colocar” su salmón. Ricardo García, gerente general de Camanchaca, afirma que la fuerte devaluación de la corona noruega, en línea con el euro, “los ha vuelto más competitivos y eso, sumado a las restricciones rusas, ha hecho que los noruegos comiencen a vender más agresivamente en Estados Unidos”.

Gerardo Balbontín, de Blumar, añade otro factor: la mayor cosecha noruega por efecto de altas temperaturas en el mar ayudó al crecimiento esperado de su producción de salmones. “Esto, sumado a la prohibición de Rusia, obligó a los noruegos a buscar a otros mercados, presionando los precios”, sostuvo.

De hecho, la cadena de retail estadounidense Costco anunció que desde este mes optará por salmones noruegos. “Existe una sustitución, pero sólo de una fracción de sus compras. En parte, esto tiene que ver con el tipo de cambio, pues el peso ha perdido competitividad, y también con una prueba de nichos de clientes que buscan productos con menor intervención”, aclara Sandoval.

Concesiones: el nuevo orden territorial del sector

Uno de los principales temas en la agenda de la industria es sacar adelante el reordenamiento territorial y la relocalización de las concesiones que está comprometida en la Ley de Pesca, aprobada en 2010.

“Un factor importantísimo de la mejora de la operación de las salmoneras chilenas tiene que ver con una buena relocalización de las concesiones para fortalecer su condición sanitaria”, afirma el gerente general de Camanchaca, Ricardo García. La empresa debe relocalizar entre 15% y 20% de las 75 concesiones que maneja, buscando una mejora sanitaria y ambiental.

El subsecretario de Pesca, Raúl Súnico, aclara que a inicios de abril se aprobó una ley que se sustenta en un conjunto de estudios de áreas donde es posible reubicar a la salmonicultura chilena. ¿En qué está hoy? Asegura que finalizaron los estudios de definición de las áreas de posibles traslados y que están trabajando con los pescadores artesanales, “para que en aquellos lugares donde se va a producir el traslado de la industria no se afecte a caladeros históricos de los pescadores”. Con la industria, en tanto, se está trabajando en la mecánica más específica del traslado de las concesiones.

“El reordenamiento debiera traducirse en mejoras sanitarias y ambientales que den mayor sustentabilidad a la industria”, precisa Sandoval, quien agrega que también “trabajan con la autoridad en la revisión de varios detalles en la normativa, de manera de recuperar competitividad sin desmejorar la condición sanitaria y ambiental”. Un tema es la mejora en los tiempos de programación de las siembras.

Paro en aduanas: US$ 40 millones menos

La movilización que paralizó al comercio exterior chileno por nueve días tuvo un impacto para la industria en distintos niveles. Se produjo una pérdida acumulada por US$ 40 millones en el sector y en SalmonChile también hablan de “ruptura de contratos con Estados Unidos, país que reemplazó los programas y contratos de corto y de largo plazo con salmón noruego y canadiense”. Además, se deterioró la confianza y reputación de la industria chilena en el mercado estadounidense. Este es el principal consumidor de salmón nacional, con US$ 1.300 millones o 30% del total de esas exportaciones.

La pérdida en las venta de salmón fresco tuvieron, como es obvio, un “efecto caja”, dice Felipe Sandoval, presidente de SalmonChile. Ello repercute en “una pérdida de liquidez de las empresas para pagar sus compromisos con los proveedores, tomando en cuenta la restricción de la banca a otorgar crédito”.

Alfredo Ovalle, presidente de exportadora de salmones SeaCorp Seattle, confirma que debido a las complicaciones del paro de Aduanas los compradores en Estados Unidos debieron buscar alternativas. “Lo malo es que la imagen país se complica. En Estados Unidos muchas empresas van a buscar en forma definitiva otras opciones y los productores chilenos deberán empezar de cero, con un costo que no está claro que se pueda absorber”, afirma.

Agrega que eso “da la impresión de una falta de seriedad muy difícil de resolver para las compañías” y, en consecuencia, “hoy el mercado del salmón fresco está dando prioridad al producto de Noruega y Canadá”.

Uso de antibióticos creció 25% en 2014

El uso de antibióticos en la industria salmonera no es una novedad, pero en el sector reconocen que eso ha dañado su imagen en el exterior.

Datos de Sernapesca indican que en 2014 se usaron 563 toneladas de antimicrobianos, lo que implica un aumento de 25% respecto de 2013. El director del organismo, José Miguel Burgos, explica el alza en el “aumento de 9% de biomasa de cultivo en centros de mar en relación a la del año anterior” y un mayor control de los niveles de mortalidad causados por la piscirickettsiosis (SRS). Esta enfermedad afecta a la salmonicultura chilena y por eso Sernapesca tiene un programa sanitario de vigilancia y control.

Los niveles de antibióticos en Chile son altos respecto de los que usan otros países productores. Según datos de 2014, “en Chile se utilizan 0,69 kilos de antimicrobiano por tonelada de salmón cosechado. En Noruega se utilizan valores significativamente menores”, admite Burgos.

Pero aclara que las diferencias se deben a que en Chile existe una enfermedad que no está presente en Noruega, como es la piscirickettsiosis. Esta es responsable de casi el 80% de la mortalidad infecciosa y del 90% del uso de antimicrobianos aplicados en centros de mar.

Alex Muñoz, director ejecutivo de la Fundación Océana, detalla que en 2013 se utilizaron en Chile unos 450.000 kilos de antibióticos, mientras que en Noruega, unos 1.000 kilos.

Felipe Sandoval, presidente de SalmonChile, asegura que el problema generado por el uso de antibióticos “es comunicacional y no se debe a detecciones de trazas en los mercados de destino”.

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