A continuación, reproducimos una columna de opinión escrita por Cristian Sepúlveda Cortés y Felipe Rivera Marín, responsables del Programa de Acuicultura en Áreas de Manejo de la Universidad Católica del Norte (UCN), con motivo del fallecimiento de Leonardo Carvajal Varas, destacado dirigente regional y nacional de la pesca artesanal y de los pequeños cultivos marinos, ampliamente reconocido en Tongoy (región de Coquimbo) y que tuvo la oportunidad de trabajar con los académicos:
“Hace seis años llegamos a la caleta Tongoy a conversar con don Leo Carvajal para convencerlo de que nos ayudara a que los pescadores hicieran cultivos marinos en sus Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (Amerbs), considerando que contábamos con una legislación que lo amparaba, pero que no se había realizado en más de ocho años de vigencia del régimen en ningún lugar de Chile. La idea era que don Leo y los pescadores de Tongoy pudiesen facilitar, posteriormente, su conocimiento y experiencia para que en las caletas de Choapa, Limari y Elqui doce organizaciones comenzaran con cultivos de ostiones, algas y piure. Así fue como lo conocimos y hoy la región de Coquimbo lidera el proceso de desarrollo de cultivos marinos en áreas de manejo a nivel nacional.
Don Leo fue un dirigente nacional de la pesca artesanal de origen campesino ovallino, por eso era llamado “El Huaso Leo”. Además de representar el interés de una asamblea de más de 300 socios, en temas pelágicos y bentónicos, se destacó por su relación con los cultivos de ostiones en Tongoy. En los primeros años, aportó para llegar a acuerdos con la industria ostionera, para que ambas actividades puedan convivir en la bahía. Así, se establecieron áreas de concesión para el gremio y un área de manejo en la playa.
Este primer arreglo organizacional permitió, por un lado, zanjar el conflicto con la industria y propender hacia mecanismos colaborativos que posibilitaran el desarrollo de cultivos. Por otro lado, al contar con concesiones de acuicultura, se pudo disponer de espacios marinos para que los socios interesados emprendieran con los primeros cultivos de ostión del norte realizado por la pesca artesanal en Chile.
Este modelo de negocio, de contar con empresas individuales y familiares al interior de las concesiones administradas por el gremio, ha perdurado hasta hoy, siendo observado por organizaciones chilenas y latinoamericanas que han querido aprender más sobre ello. Se generaron bienes comunes dispuestos a los intereses de los emprendedores.
A este particular modelo de negocio se le sumó el desarrollo tecnológico. Y es que el gremio de Tongoy, de la mano de Don Leo, mantuvo una relación –desde la década de los noventa– con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) y la Universidad Católica del Norte (UCN) que perdura hasta hoy y que tiene en su horizonte continuar impulsando la acuicultura de pequeña escala, esta vez en las áreas de manejo y ampliando las especies de interés comercial, como la ostra japonesa.
Otra de las características de Don Leo era su alto capital social, que le permitiría mantener buenas relaciones tanto con los socios de su gremio como con los tomadores de decisiones a nivel sectorial. Esto lo llevó a participar en innumerables proyectos asociados al desarrollo de la acuicultura en la zona centro norte, además de otras iniciativas de implementación de equipamiento pesquero y tecnológico que favorecieron a su sector. Además, participó de giras tecnológicas a Europa para conocer los potenciales mercados de destino de sus productos. Con esa experiencia, los pescadores de Tongoy pudieron exportar, situación que hasta ahora se mantiene, aunque no exenta de dificultades.
Esta capacidad de organización permitió también que la comunidad de Tongoy contara con mayores grados de resiliencia luego de los dos eventos consecutivos que pegaron de lleno en el sector, como fue el temporal de agosto del 2015 y el tsunami de septiembre del mismo año. Don Leo, junto con otros dirigentes y autoridades, pudieron llevar a la normalidad los efectos de ambas perturbaciones en el más breve plazo, mostrando una vez más la capacidad de fortalecer los acuerdos organizacionales para avanzar en el mejoramiento de las condiciones de vida de los socios y sus familias.
Si bien la vida lo golpeó con eventos de salud que lo fueron afectando de manera crónica, como los accidentes cerebrovasculares, las últimas gestiones de don Leo fueron del más alto nivel y buscaban conseguir el respaldo necesario para una remodelación de la Caleta de Tongoy, la cual, efectivamente, hoy cuenta con una de las mayores obras que se están ejecutando en la región, con un desafío por delante relacionado con la administración armoniosa de los usos que confluyen en ella.
Don Leo también llevó adelante su sueño de poder cultivar ostra japonesa en las áreas de manejo, situación que se conversó con nuestra Facultad de Ciencias del Mar por muchos años, pero que no se podía ejecutar porque no se contaba un cuerpo legal que lo amparara. No obstante, el último proyecto donde él participó estuvo relacionado, precisamente, con el cultivo de esta especie, instancia financiada por Corfo y ejecutada por nuestra universidad, que llevó nuevamente a este dirigente artesanal a trascender en la historia de la acuicultura y la pesca artesanal.
El pasado miércoles 24 de julio, zarpamos del muelle de Tongoy y nos fuimos al mar a despedir a don Leo en los cultivos que tanto lo apasionaron. Allí, nos encontramos con familiares, dirigentes, socios, pescadores, amigos, vecinos y autoridades. Don Leo se nos fue, pero nos deja el legado y el desafío de seguir avanzando en el desarrollo de cultivos marinos de pequeña escala como un medio para fortalecer a las comunidades costeras”.