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Lanzaron nuevo atlas mundial de la actividad pesquera

Lanzaron nuevo atlas mundial de la actividad pesquera

Un nuevo atlas mundial -considerado como una iniciativa pionera en este campo- analiza las oportunidades y desafíos que plantea la utilización de Sistemas de Identificación Automática (AIS, por sus siglas en inglés) para controlar la actividad pesquera en todo el mundo.

Los AIS son una tecnología de seguimiento destinada a garantizar la seguridad de la navegación que transmite la ubicación, identidad, rumbo y velocidad de una embarcación. Mediante el empleo de algoritmos de aprendizaje automático, la información obtenida a través de los AIS permite identificar la actividad del buque en el mar.

El número de embarcaciones pesqueras dotadas con AIS está aumentando entre un 10% y un 30% cada año, permitiendo así que esta tecnología aporte cada vez más información de gran utilidad.

“Los AIS realizan un seguimiento detallado de las rutas de decenas de miles de buques de pesca industrial, y los datos obtenidos permiten estimar la actividad y esfuerzo pesqueros casi en tiempo real. Este atlas evalúa este potencial y demuestra que los AIS pueden empezar a considerarse una tecnología válida para evaluar los indicadores pesqueros”, señalaron la FAO, Global Fishing Watch (GFW, por su sigla en inglés), la Fundación AZTI y la Autoridad Pesquera de Seychelles, en el prólogo del atlas publicado al margen del Simposio Internacional de la FAO sobre la Sostenibilidad de la Pesca, que se ha estado desarrollando por estos días.

GFW publicó en 2018 una primera base de datos mundial de las operaciones pesqueras utilizando la información proporcionada por los AIS. De este modo, los datos de la actividad de más de 60.000 buques pesqueros sirvieron para conocer la situación de la pesca en el mundo.

Pero la utilización de esta nueva tecnología para vigilar la actividad pesquera se debe verificar y revisar para que los responsables de la ordenación y las políticas pesqueras puedan entender sus ventajas y limitaciones en profundidad, según lo informado desde la FAO.

El Atlas mundial de la actividad pesquera basada en los AIS, de 400 páginas, realiza este examen detallado, y puede demostrar ser una herramienta útil para mejorar la gestión sostenible de la pesca, en línea con lo indicado en el Objetivo de Desarrollo Sostenible N° 14. Es el resultado de un análisis de dos años de los datos de GFW, región por región, basado en los conocimientos de 80 expertos en pesca, los datos pesqueros de la FAO y otras bases de datos científicas. El atlas incluye también dos análisis locales exhaustivos de todas las pesquerías en el Golfo de Vizcaya y las pesquerías del atún en las Seychelles.

El libro señala que los datos de los AIS pueden ofrecer una visión casi completa de la actividad pesquera en algunas regiones, como sucede -por ejemplo- con los buques de más de 15 metros de eslora en el Atlántico norte. Sin embargo, en otras regiones estos datos solamente proporcionan información sobre una pequeña parte de la actividad pesquera, como ocurre en el caso del Océano Índico. En parte, esto se debe a la gran proporción de buques artesanales o de pequeña envergadura en numerosas regiones centrales y meridionales, pero también al menor uso de los AIS en embarcaciones de mayor tamaño en regiones como el Sudeste asiático.

De acuerdo con la FAO, el Atlas confirma que el Pacífico Noroccidental (Zona de Pesca 61 de la FAO) y el Atlántico Nororiental (Zona 27) son las zonas con pesquerías más industrializadas y en las que la tecnología AIS está más adoptada. Las mayores diferencias entre la información proporcionada por los AIS y otros datos pesqueros se registran en la actividad pesquera en el Océano Índico oriental (Zona 57).

Para descargar el Atlas, hacer click aquí: http://www.fao.org/documents/card/en/c/ca7012en

La FAO, la OIT y el Vaticano celebraron el Día Mundial de la Pesca

La FAO, la OIT y el Vaticano celebraron el Día Mundial de la Pesca

El sector pesquero realiza una contribución cada vez más importante a la seguridad alimentaria y a los medios de subsistencia. Sin embargo, es necesario un mayor esfuerzo para mejorar las condiciones de trabajo, que siguen siendo peligrosas en muchos casos, advirtió este jueves 21 de noviembre la subdirectora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) para el Clima y Recursos Naturales, Maria Helena Semedo.

Semedo intervino en un acto especial con motivo del Día Mundial de la Pesca, organizado de forma conjunta por la FAO, el Vaticano y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Roma (Italia). El evento coincidió con la clausura del Simposio Internacional sobre la Sostenibilidad de la Pesca, que ha tuvo lugar los últimos días en la sede de la FAO.

La organización internacional destacó que ésta colabora estrechamente con los gobiernos, socios internacionales y los que trabajan en el sector pesquero para hacer frente a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR) y garantizar la protección de los derechos de los pescadores.

“Cada hora mueren cuatro pescadores haciendo su trabajo, no sólo hombres, sino también mujeres”, recordó Semedo. “Las violaciones de los derechos humanos -añadió- y las prácticas inaceptables en las diferentes etapas de la cadena de valor están aumentando en la pesca y la acuicultura”, sostuvo.

Monseñor Bruno Marie Duffé, secretario del Dicasterio Vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, participó también en el evento, que se centró en la promoción de la responsabilidad social en la cadena de valor de la pesca.

Duffé recordó que el Papa Francisco ya había hablado de la necesidad de un enfoque más integral de la ecología en su encíclica Laudato si, y por ello la Santa Sede pidió una mayor sinergia entre gobiernos y autoridades marítimas para proteger los derechos humanos y la responsabilidad social en el sector pesquero.

“Es necesario vigilar de forma especial -añadió- las situaciones más graves de vulnerabilidad, delincuencia y pobreza”.

La pesca marina y continental son fundamentales para la alimentación y la nutrición. Pero cerca del 33% de las poblaciones de peces se explotan a niveles biológicamente insostenibles, el triple de la tasa registrada hace 40 años. Se espera que la demanda de pescado crezca un 20% para 2025, a medida que la población mundial aumente. A nivel mundial, una de cada diez personas depende de la pesca para ganarse la vida y alimentar a su familia.

Semedo aseguró que la FAO reconoce que existen vínculos claros entre la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y los problemas de seguridad en el mar. En este sentido, hizo un llamamiento para que se tomen medidas mejores y más coherentes para promover la sostenibilidad y la seguridad de los trabajadores del sector pesquero.

La FAO ha elaborado diversos instrumentos internacionales para promover el diálogo, los procesos de elaboración de políticas y las medidas para alcanzar una gestión sostenible de las pesquerías, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

La Organización de la ONU trabaja además con la Santa Sede y la OIT en documentos de orientación para apoyar la sostenibilidad social a lo largo de la cadena de valor pesquera, desde la captura y la recolección hasta la producción y el procesado.

FAO: Biodiversidad crucial para la alimentación y agricultura desaparece día a día

FAO: Biodiversidad crucial para la alimentación y agricultura desaparece día a día

Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)–el primero de este tipo realizado hasta ahora– presenta pruebas crecientes y preocupantes de que la biodiversidad que sustenta nuestros sistemas alimentarios está desapareciendo, lo que pone en grave peligro el futuro de nuestros alimentos y medios de subsistencia, nuestra salud y medio ambiente.

El estudio denominado “El estado de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura en el mundo”, presentado este viernes 22 de febrero en Roma (Italia), advierte que una vez perdida esta biodiversidad –es decir, todas las especies que sustentan nuestros sistemas alimentarios y a las personas que producen nuestros alimentos– ya no puede recuperarse.

La biodiversidad para la alimentación y la agricultura incluye a todas las plantas y animales –silvestres y domésticas– que nos proporcionan alimentos, piensos, combustible y fibra. También abarca la miríada de organismos que apoyan la producción alimentaria a través de los servicios ecosistémicos, lo que denominamos “biodiversidad asociada”. Aquí figuran todas las plantas, animales y microorganismos (como insectos, murciélagos, aves, manglares, corales, praderas marinas, lombrices, hongos y bacterias que habitan en el suelo) que mantienen los suelos fértiles, polinizan las plantas, purifican el agua y el aire, mantienen sanos a peces y árboles, y combaten las plagas y enfermedades de los cultivos y el ganado.

El informe, elaborado por la FAO bajo la dirección de la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura, examina todos estos elementos. Se basa en información proporcionada de manera específica para este estudio por 91 países y en el análisis de los últimos datos a nivel mundial.

“La biodiversidad es fundamental para salvaguardar la seguridad alimentaria mundial, sostener dietas saludables y nutritivas, mejorar los medios de subsistencia rurales y reforzar la resiliencia de las personas y comunidades. Tenemos que utilizar la biodiversidad de forma sostenible, para poder responder mejor a los crecientes desafíos del cambio climático y producir alimentos de una forma que no dañe a nuestro medio ambiente ambiente”, aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva.

“Menos biodiversidad –añadió– significa que las plantas y los animales sean más vulnerables a plagas y enfermedades. La pérdida creciente de biodiversidad para la alimentación y la agricultura, agravada por nuestra dependencia de cada vez menos especies para alimentarnos, está llevando nuestra ya frágil seguridad alimentaria al borde del colapso”.

La base de nuestros sistemas alimentarios, gravemente amenazada

El informe denuncia, asimismo, la disminución de la diversidad vegetal en las explotaciones agrícolas, el aumento del número de razas ganaderas en peligro de extinción y el incremento de la proporción de poblaciones de peces que padecen sobrepesca.

De unas 6.000 especies de plantas que cultivamos para obtener alimentos, menos de 200 contribuyen de manera sustancial a la producción alimentaria mundial, y tan sólo nueve representan el 66% del total de la producción agrícola.

La producción ganadera mundial se basa en unas 40 especies animales, de las cuales sólo un puñado nos proporciona la mayor parte de la carne, leche y huevos. De las 7.745 razas de ganado locales (que se dan en un solo país) registradas en el mundo, el 26% está en peligro de extinción.

De igual forma, se detalla que casi un tercio de las poblaciones de peces están sobreexplotadas y más de la mitad han alcanzado su límite de explotación sostenible.

La información de los 91 países que han aportado datos revela que las especies silvestres para la alimentación –y otras muchas que contribuyen a los servicios ecosistémicos vitales para la alimentación y la agricultura–, están desapareciendo rápidamente, incluidos los polinizadores, los organismos del suelo y los enemigos naturales de las plagas.

Por ejemplo, los países informan que el 24 por ciento de casi 4 000 especies silvestres alimentarias –sobre todo plantas, peces y mamíferos– están disminuyendo en número. Pero es probable que la proporción de alimentos silvestres en declive sea aún mayor, ya que se desconoce el estado de más de la mitad de las especies de alimentos silvestres existentes.

El mayor número de especies de alimentos silvestres en declive se encuentra en países de América Latina y el Caribe, seguidos de Asia y el Pacífico y África. Esto podría ser, sin embargo, resultado de que las especies silvestres para obtener alimentos están más estudiadas en estos países que en otros.

Muchas de las especies de la biodiversidad asociada también se encuentran gravemente amenazadas. Aquí se incluyen aves, murciélagos e insectos que ayudan a controlar plagas y enfermedades, la biodiversidad del suelo y polinizadores silvestres, como abejas, mariposas, murciélagos y aves.

Los bosques, pastizales, manglares, praderas marinas, arrecifes de coral y los humedales en general –todos ellos ecosistemas clave que prestan numerosos servicios esenciales para la alimentación y la agricultura y son el hábitat de innumerables especies- también están disminuyendo rápidamente.

Principales causas

Las causas de la pérdida de biodiversidad para la alimentación y la agricultura que citan la mayoría de los países que aportan información son: los cambios en el uso y la gestión de la tierra y el agua, seguidas de la contaminación, la sobrepesca y la sobreexplotación, el cambio climático, el crecimiento demográfico y la urbanización.

En el caso de la biodiversidad asociada, si bien todas las regiones informan de que la alteración y la pérdida de hábitat son amenazas importantes, otros factores clave varían de una región a otra. Se trata de la sobreexplotación, la caza y el furtivismo en África; la deforestación, los cambios en el uso de la tierra y la intensificación agrícola en Europa y Asia Central; la sobreexplotación, plagas, enfermedades y especies invasoras en América Latina y el Caribe; la sobreexplotación en el Cercano Oriente y África del Norte, y la deforestación en Asia.

Aumentan las prácticas respetuosas con la biodiversidad

El informe destaca a su vez el creciente interés por las prácticas y enfoques favorables a la biodiversidad. Un 80% de los 91 países indican que utilizan una o más de estas prácticas y estrategias, como: agricultura orgánica, manejo integrado de plagas, agricultura de conservación, gestión sostenible de los suelos, agroecología, gestión sostenible de los bosques, agrosilvicultura, prácticas de diversificación en la acuicultura, el enfoque ecosistémico de la pesca y restauración de los ecosistemas.

Los esfuerzos de conservación, tanto sobre el terreno (p. ej. áreas protegidas, gestión de granjas) como fuera del emplazamiento (p. ej. bancos de genes, zoológicos, colecciones de cultivos, jardines botánicos) aumentan también en todo el mundo, aunque los niveles de cobertura y protección son a menudo inadecuados.

Qué se necesita para invertir la tendencia

De acuerdo con la FAO, bien el aumento de las prácticas favorables a la biodiversidad es alentador, es necesario hacer más para detener la pérdida de esta biodiversidad para la alimentación y la agricultura.

La mayoría de los países han establecido marcos legales, normativos e institucionales para el uso sostenible y la conservación de la biodiversidad, pero a menudo resultan inadecuados o insuficientes.

El informe hace un llamamiento a los gobiernos y a la comunidad internacional para que sean más contundentes para reforzar marcos propicios, crear incentivos y medidas de distribución de beneficios, promover iniciativas en pro de la biodiversidad y abordar los principales factores que provocan su pérdida.

También deben realizarse mayores esfuerzos para mejorar el estado del conocimiento de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura, ya que persisten muchas lagunas de información, en particular en lo que respecta a las especies de la biodiversidad asociada. Muchas de estas especies nunca han sido identificadas y descritas, en particular los invertebrados y los microorganismos. Más del 99% de las bacterias y especies protistas –y su impacto en la alimentación y la agricultura – nos siguen siendo desconocidas.

Es necesario, según el organismo, mejorar la colaboración entre los responsables de la formulación de políticas, las organizaciones de productores, los consumidores, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil en los sectores de la alimentación, la agricultura y el medio ambiente.

Podrían explorarse más las oportunidades de desarrollar más mercados para productos respetuosos con la biodiversidad.

El informe destaca igualmente el papel que puede desempeñar el público en general en la reducción de las presiones sobre la biodiversidad para la alimentación y la agricultura. Los consumidores pueden optar por productos cultivados de forma sostenible, comprar en los mercados campesinos o boicotear alimentos considerados insostenibles. En varios países, los “científicos ciudadanos” desempeñan un papel importante en el seguimiento de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura.

*Foto: Archivo, FAO.

FAO: Valoran importante paso para limitar las peligrosas “redes fantasma”

FAO: Valoran importante paso para limitar las peligrosas “redes fantasma”

En una decisión histórica, numerosos países acordaron el pasado 9 de febrero un borrador de Directrices Voluntarias sobre el marcado de las artes de pesca, en un importante paso para conseguir mares más limpios y una navegación más segura. Se espera que estas directrices reciban el respaldo definitivo del Comité de Pesca de la FAO (COFI) que tiene previsto reunirse en julio de 2018.

Elaboradas principalmente con plástico, las artes de pesca, cuando se abandonan, pierden o descartan en el mar, se convierten en un componente importante de los escombros marinos y son motivo de preocupación para los países miembros de la FAO desde hace décadas. “Cada año terminan en nuestros océanos cerca de ocho millones de toneladas de basura plástica, de las cuales se calcula que un diez por ciento provienen del sector pesquero”, dijeron desde el organismo.

Las nuevas directrices ayudarán a los países a desarrollar sistemas efectivos para marcar los aparejos de pesca, de modo que puedan rastrearse hasta su propietario original. Al hacerlo, se apoyarán los esfuerzos para reducir los detritos marinos y sus efectos nocivos sobre el medio ambiente, las poblaciones de peces y la seguridad de la navegación. También permitirá a las autoridades locales vigilar cómo se utilizan las artes de pesca en sus aguas y quién las está usando, convirtiéndose en una eficaz herramienta en la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR).

“El marcado adecuado de las artes de pesca es una herramienta eficaz para mejorar su gestión en conjunto, evitando que este material sea abandonado, perdido o descartado, facilitando su recuperación y detectando potenciales operaciones de pesca ilegal”, explicó Árni M. Mathiesen, subdirector general de Pesca de la FAO.

Niveles inaceptables de plásticos

A menudo los aparejos se pierden debido a circunstancias incontrolables, como tormentas o accidentes, o porque no hay instalaciones adecuadas en los puertos donde pueda entregarse este material. Sin embargo, según la FAO, los buques dedicados a la pesca INDNR a veces abandonan sus artes de pesca con la esperanza de evitar ser detectados.

Con el tiempo, las redes de pesca abandonadas en el océano pueden descomponerse en partículas más pequeñas (<1 mm), que son difíciles de detectar a simple vista. Estos microplásticos pueden afectar a una amplia gama de organismos –incluidos peces pequeños y el plancton–, y causar graves daños toxicológicos no solo a la fauna marina sino también a las personas, si logran finalmente introducirse en la cadena alimentaria humana.

Teniendo en cuenta los niveles inaceptables de residuos de artes de pesca en los océanos, la industria pesquera mundial y los gobiernos han reconocido la urgencia de abordar el problema en todos los sectores pertinentes, incluido el medio ambiente y la gestión y la regulación pesqueras.

Redes de pesca peligrosas

Las redes abandonadas, perdidas o desechadas continúan realizando “pesca fantasma”, incluso cuando ya no está bajo control. Esto puede tener graves consecuencias para las poblaciones de peces, que junto con otros organismos marinos quedan atrapados en estas redes, a menudo sin poder escapar.

Los “aparejos fantasma” plantean además un grave problema de seguridad para la navegación. Estudios recientes en Corea del Sur advierten de cada vez más casos de hélices de barcos que se enredan en artes de pesca abandonadas. Alguno de estos incidentes ha provocado ya accidentes graves, como el de un barco de pasajeros que zozobró y en el que perdieron la vida 292 personas.

Cumplir con las nuevas normas

Las Directrices son de alcance mundial, pero los países reconocen que hacer que funcionen para la pesca en pequeña escala en los países en desarrollo requerirá apoyo adicional. Por ejemplo, los puertos en muchos países aún no cuentan con instalaciones para deshacerse de las artes de pesca. En otros casos, donde existen este tipo de instalaciones portuarias, no son gratuitas y los pescadores en pequeña escala no pueden permitirse usarlas.

Las tecnologías modernas –como boyas satélite o receptores GPS–, facilitan la detección de aparejos perdidos, pero eliminarlos puede ser demasiado costoso para la mayoría de los pescadores artesanales.

Las directrices dejan claro que el nivel de complejidad del marcado de las artes de pesca debe basarse en las condiciones y necesidades locales. La FAO ya ha iniciado una serie de proyectos piloto para abordar esta cuestión.

En Indonesia, por ejemplo, la FAO colabora con el gobierno indonesio y con la Global Ghost Gear Initiative, para introducir el marcado de las artes de pesca en las comunidades de pequeños pescadores. El proyecto trabaja directamente con colectivos pesqueros locales que usan redes de enmalle, un tipo de red con un alto riesgo de convertirse en desechos. Las reacciones iniciales de las comunidades que participan en este proyecto piloto han sido positivas, ya que el marcado de aparejos se ve como una herramienta eficaz hacia una mejor gestión pesquera que vaya en su beneficio.

 

FAO: La seguridad alimentaria futura peligra debido a múltiples desafíos

FAO: La seguridad alimentaria futura peligra debido a múltiples desafíos

La capacidad futura de la humanidad para alimentarse está en peligro a causa de la creciente presión sobre los recursos naturales, el aumento de la desigualdad y los efectos del cambio climático, según un nuevo informe que publica hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Aunque en los últimos 30 años se han logrado avances reales y muy importantes en la reducción del hambre en el mundo, “el aumento de la producción alimentaria y el crecimiento económico tienen a menudo un alto costo para el medio ambiente”, advierte el documento “El futuro de la alimentación y la agricultura: tendencias y desafíos”.

“Casi la mitad de los bosques que en tiempos cubrieron la Tierra –se asegura– han desaparecido. Las fuentes de agua subterránea se están agotando rápidamente. La biodiversidad ha resultado seriamente dañada”.

Como consecuencia, “los límites del planeta pueden verse superados de continuar las tendencias actuales”, señaló el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en su introducción al informe.

Para 2050, la humanidad rozará posiblemente los 10 000 millones de personas. En un escenario de crecimiento económico moderado, este aumento de población impulsará la demanda mundial de productos agrícolas en un 50% más sobre los niveles actuales, según pronostica “El futuro de la alimentación y la agricultura”, intensificando la presión sobre unos recursos naturales que ya escasean.

Al mismo tiempo, habrá más personas consumiendo menos cereales y mayores cantidades de carne, frutas, hortalizas y alimentos procesados, resultado de una transición en curso de los hábitos alimentarios a nivel global que seguirá añadiendo mayor presión, lo que causará más deforestación, degradación de la tierra y emisiones de gases de efecto invernadero.

Junto a estas tendencias, el clima cambiante del planeta creará obstáculos adicionales. “El cambio climático afectará a todos los aspectos de la producción alimentaria”, según los expertos. Aquí se incluyen una mayor variabilidad de las lluvias y el aumento de la frecuencia de sequías e inundaciones.

La pregunta clave que plantea hoy la FAO en su publicación es si, de cara al futuro, los sistemas agrícolas y alimentarios mundiales sean capaces de satisfacer de manera sostenible las necesidades de una creciente población mundial.

¿Una respuesta sucinta?: Si, los sistemas alimentarios del planeta son capaces de producir alimentos suficientes para hacerlo, y de manera sostenible, pero aprovechar ese potencial –y asegurar que toda la humanidad se beneficie de ello– requerirá “profundas transformaciones”.

¿De dónde provendrán nuestros alimentos?

Dado el escaso margen para expandir el uso agrícola de más tierras y recursos hídricos, los aumentos de la producción necesarios para satisfacer la creciente demanda de alimentos tendrán que venir principalmente de mejoras en la productividad y de la eficiencia en el uso de los recursos.

Sin embargo, existen signos preocupantes de que el crecimiento de los rendimientos se está estabilizando para los principales cultivos. Desde la década de 1990, los aumentos medios en los rendimientos del maíz, arroz y trigo a nivel mundial se sitúan por lo general poco por encima del 1% anual.

Por ello los autores subrayan que para hacer frente a estos y otros desafíos esbozados en el informe, seguir funcionando como hasta ahora no es una opción.

“Será necesaria una profunda transformación en los sistemas agrícolas, las economías rurales y la gestión de los recursos naturales si queremos hacer frente a los múltiples desafíos que tenemos ante nosotros y aprovechar todo el potencial de la alimentación y la agricultura para garantizar un futuro seguro y saludable para todas las personas y para todo el planeta”, dicen.

Para descargar el documento “El futuro de la alimentación y la agricultura: tendencias y desafíos”, hacer click aquí: The Future of food and agriculture-FAO