El Centro de Cultivos Marinos Bahía Laredo (CCMBL) de la Universidad de Magallanes (UMAG) se ha destacado en investigación y desarrollo dedicado a la acuicultura y la conservación de los recursos marinos en la región de Magallanes y de la Antártica Chilena. Fundado en 1997 con el propósito de contribuir al desarrollo sostenible de la industria acuícola y al estudio de la biodiversidad marina en una de las zonas más remotas y prístinas del mundo, desempeña un papel fundamental en la investigación y la educación en el sur de Chile.
Apunta a investigación aplicada de diversas especies relacionadas con la acuicultura y, para la Facultad de Ciencias de la UMAG, ayuda en investigación e infraestructura a las carreras de Biología Marina y Agronomía. El CCMBL lleva más de 20 años cultivando especies como el pez plano (hálitbut del Atlántico), algunos salmónidos, investigación en bacalao de profundidad, invertebrados y algas. También han desarrollado iniciativas como convertir las cáscaras de erizo en pellets para nutrición animal, junto con otros proyectos como suministro de energía en base a nitrógeno verde. Esto último junto con la Facultad de Ingeniería.
Investigación en 20 especies
El director del Departamento de Ciencias Agropecuarias y Acuícolas de la UMAG, Dr. Pablo Gallardo Ojeda, conversó con Revista AQUA sobre diversificación acuícola y proyectos de diversificación realizados por la casa de estudios, en el extremo austral del país. “Los proyectos de diversificación acuícola de la UMAG, se han desarrollado durante estos últimos 27 años en el Centro de Cultivos Marinos Bahía Laredo, centro de investigación acuícola perteneciente a la Facultad de Ciencias de la UMAG. Durante este tiempo se ha investigado en veinte especies con potencial acuícola, entre peces (seis), moluscos (cuatro), crustáceos (tres), microalgas (seis) y equinodermos (uno)”, detalló el investigador.
Respecto de cómo ha sido la experiencia de la UMAG y del Centro de Cultivos Marinos Bahía Laredo en diversificación acuícola, Gallardo recordó que “ha sido un proceso muy complejo, porque se entiende por parte de todo el ecosistema, la necesidad de diversificar la matriz productiva acuícola del país. Sin embargo, eso no sintoniza con la rentabilidad y tamaño productivo atractivo para el sector empresarial. Eso, sumado al concepto de ‘costo oportunidad’, que generalmente es comparado con el éxito productivo de los salmónidos y mitílidos”.
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Fotografía: Dr. Pablo Gallardo