El cáligus, más conocido como piojo de mar, es una de las principales contingencias que enfrenta la industria salmonicultora mundial y, a pesar que no genera inconvenientes en el consumo humano, sí afecta el proceso de crecimiento del salmón. Por lo mismo, SalmonChile y su Instituto Tecnológico del Salmón (Intesal) informaron del trabajo que están llevando a cabo con el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) para tomar medidas preventivas ante el aumento de la presencia de cáligus.
Parte del trabajo público-privado que están realizando es el uso de nuevos antiparasitarios que protejan a las especies de salmón durante los primeros diez u once meses del proceso de cultivo en el mar, desarrollados con los máximos estándares tecnológicos y sanitarios en empresas noruegas y estadounidenses, cuyo uso ha sido autorizado recientemente en Chile. Se están sumando otros mecanismos no farmacológicos de última generación.
“El cáligus es un parásito de peces que está presente en el mar y en los centros de cultivo de salmón de todo el mundo, y no es un tema exclusivo de Chile. Aunque no afecta en nada al ser humano, es importante buscar medidas que eviten su propagación y contribuyan a contener potenciales brotes que dificulten la producción de esta proteína tan saludable”, detalló el gerente general de Intesal, Esteban Ramírez.
También explicó que el trabajo conjunto con Sernapesca permitirá que la industria adopte las medidas adecuadas para enfrentar los aumentos que se han visto de cáligus, los que se producen por resistencia a los antiparasitarios, cambios en la temperatura del agua, y aumentos de biomasa. “Para nuestras empresas es fundamental trabajar codo a codo con la autoridad, ya que nos permite enfrentar rápidamente escenarios de mayor presencia de cáligus, de manera coordinada y así salvaguardar nuestro estándar sanitario y promover el desarrollo sustentable de nuestra actividad”, precisó Ramírez.
Entre otras medidas consideradas desde Sernapesca, SalmonChile y su instituto tecnológico, se encuentran los mecanismos para avanzar en formas de control no farmacológicos y realizar cosechas anticipadas que eviten la proliferación del parásito. “Todas las medidas buscan asegurar el bienestar de los peces con acciones sostenibles y que, a su vez, permitan reducir riesgos sanitario”, detalló Ramírez.