Tecnología e Innovación: Reduciendo los efectos en el fondo marino

Sep 7, 2023

Uno de los principales desafíos que presenta la industria es aumentar su competitividad frente a otros países productores de salmón, además de articular sus actividades con regulaciones que permitan minimizar los impactos generados al medio ambiente.

Académicos sostienen que la acuicultura en el mar ha provocado un desgaste en los ecosistemas marinos circundantes, apreciables en el corto plazo (como el aumento de olor), o por alteraciones permanentes cambios biológicos y físicos) al medio circundante, que se detectan con fuerza en los fondos marinos. Esto es agudizado por la acumulación de materia orgánica proveniente principalmente del alimento no consumido y de las heces de los peces en cautiverio.

El investigador del Instituto de Acuicultura de la Universidad Austral de Chile, Dr. Manuel Alarcón, destacó que “mediante la descomposición de la materia orgánica indicada se generan ambientes altamente anaerobios, reduciendo la biodiversidad en los fondos marinos y con ello provocando un deterioro ambiental significativo”.

Alarcón recordó que “la influencia de las actividades de los centros de cultivo en el bentos, está casi restringida al área directamente bajo las jaulas (Piker et al., 2002). Estas alteraciones se ven reflejadas significativamente en el sedimento A (Hall-Spencer & Bamber, 2007), donde las concentraciones de nitrógeno, fósforo y carbono orgánico son más altas que en sitios sin la presencia de acuicultura de salmones en jaulas suspendidas (Soto & Norambuena, 2004)”.

“Hall-Spencer & Bamber (2007) mencionan que, debido a la acumulación de materia orgánica en el sedimento, pueden generar condiciones de anoxia en el fondo, hasta una distancia de 25 metros desde el emplazamiento de las jaulas, dependiendo de la corriente del lugar”, comentó el Dr. Manuel Alarcón.

Ello, “afectaría de forma directa la microfauna bentónica por la disminución de oxígeno y la aparición de compuestos tóxicos, generados por el desarrollo desmedido de la microbiota anaerobia, partícipe en la generación de metano y de ácido sulfhídrico que se encarga de la digestión anaerobia de la materia orgánica. Se toma en estos casos como indicador la presencia en el bentos de una masiva abundancia de filamentos bacterianos visibles a simple vista y el extremadamente escaso macrobentos animal. Además, se destaca entre las bacterias filamentosas gigantes las presentes al género Beggiatoa”, agregó el académico

En ese contexto, “la comprobación de si un centro presenta condiciones aeróbicas o anaeróbicas es el parámetro principal para evaluar si opera en condiciones que resulten compatibles con el medio ambiente. Las condiciones aeróbicas y anaeróbicas se encuentran definidas en las letras g) y h) del artículo 2° del Reglamento Ambiental para la Acuicultura (RAMA)”, añadió.

“Con lo anterior —recuerda el investigador de la UACh—, se indica que las exigencias ambientales según la normativa chilena se basan en la limpieza de zonas costeras aledañas a las pisciculturas, tratamiento (manejo) de residuos líquidos y sólidos producidos por la industria y el mantenimiento aerobio de los fondos marinos alrededor de las balsas jaulas”.

Lea el artículo completo en la Revista AQUA aquí.

Fotografía: Austral Plus 

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