Ver más allá del salmón: El llamado de los otros rubros acuícolas

May 13, 2014

Actores del sector aducen que una forma de vincular algunos de los rubros es utilizando la bioremediación, fomentando así la simbiosis entre salmonicultores y mitilicultores con los interesados en producir algas.

Para muchos, la acuicultura chilena es aún sinónimo de salmonicultura, lo que sin ir más lejos se evidencia en la amplia brecha que existe entre las exportaciones de salmónidos con el resto: del total de US$3.577 millones en retornos por envíos de productos acuícolas el salmón y la trucha representaron cerca de US$3.200 millones durante el último año.

Desde los demás sectores han argumentado que lo anterior no significa que el país no presente las bondades para diversificar y potenciar el cultivo sino que la salmonicultura, especialmente en el sur, concita gran parte de la atención de las regulaciones, lo que en ocasiones se ha transformado en una piedra en el zapato para los otros rubros acuícolas.

El gerente general de Granja Marina Chauquear y vicepresidente de la Mesa Público-Privada de Mitílidos, Eugenio Yokota, junto con comentar que actividades como la mitilicultura y las algas comparten el mismo medio de cultivo, que es el mar interior, “y por tanto debemos estar preparados para luchar por la sostenibilidad de todos”, considera que sin embargo las coyunturas financieras de las empresas salmonicultoras presionan a tomar medidas y acciones cortoplacistas que no comparten en su totalidad.

Yokota subrayó que “no existe una comunicación fluida y oficial entre los distintos sectores y estimamos necesario tenerla, además, a veces la falta de humildad de algunos se demuestra en estos hechos”. A su juicio, en esta línea “nuevamente vuelve el tema de tener reglamentos medioambientales diferenciados entre los cultivos extensivos (como la mitilicultura) y los intensivos (como los salmónidos)”.

Por el lado de las algas, el gerente general de Agarpac, Juan Germany, adujo que la forma es utilizando la bioremediación, fomentando la simbiosis entre salmonicultores y mitilicultores con los interesados en producir algas.

“La gracilaria aporta oxígeno al agua y neutraliza el pH de esta reduciendo bruscamente su eutrofización y también la del fondo marino. Para esto, las empresas salmonicultoras deberían por ley autorizar el uso de las jaulas que están en desuso o descanso con el fin de que se fijen a ellas cuerdas con algas, al igual en todas y cada una de las bollas que utilizan los cultivadores de mitílidos. Esto sería como tener una persona que les haga el aseo y le retire todos los desechos sin cobrar”, enfatizó Germany.

En tanto, para el director ejecutivo del Centro Tongoy de Fundación Chile, Axel Klimpel, falta una mayor integración entre los distintos rubros, lo cual podría ser abordado por una institución base, como una especie de asociación de empresas acuícolas, que velara no solamente por los problemas en común, sino que también mediante una visión macro de un desarrollo integrado. «Un ejemplo claro es la actual necesidad de macroalgas de las empresas productoras de abalón, que muestra una excelente oportunidad de diversificación para sus productores», puntualiza Klimpel.

El llamado, entonces, es a estrechar todos los sectores acuícolas porque, tal como comentó el gerente de Proyectos de Gelymar, Jaime Zamorano, «es un hecho conocido que los policultivos o cultivos integrados tienen ventajas, productivas, ecológicas y económicas».

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