Asipes valoró informe de la FAO sobre los impactos de la pesca ilegal

May 22, 2014

La pesca ilegal genera también un tremendo problema sanitario, pues estas capturas no cuentan con trazabilidad sobre su origen calidad, transporte y conservación, lo que es un riesgo para la población que consume estos alimentos del mar, subrayó el gremio pesquero.

(Comunicaciones Asipes) “La pesca ilegal, no declarada y no reportada, sigue siendo una de las principales barreras que tenemos para lograr la sostenibilidad en la pesca», explicó Carlos Fuentevilla, oficial de pesca de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés,) a través de un informe presentado en Roma (Italia) este lunes 19 de mayo en el marco de la nueva edición del informe “El estado mundial de la pesca y la acuicultura”.

Las categóricas declaraciones del ente internacional se encuentran en la misma línea que las efectuadas por la Asociación de Industriales Pesqueros de Chile (Asipes) la semana anterior. La entidad gremial ha sido enfática en sostener que la pesca ilegal, particularmente de la merluza, constituye un serio problema para asegurar la sostenibilidad del recurso. “Creemos que la pesca ilegal es hoy día la causa del colapso de esta fundamental pesquería chilena”, afirmó el presidente de la Asipes, Luis Felipe Moncada.

En nuestro país se estima que la pesca ilegal de merluza común es tres veces la cuota que les corresponde al sector artesanal legalmente al año, es decir, si a ese sector le corresponden 7.600 toneladas al año, ilegalmente se capturan probablemente 22.800 toneladas, lo que supera la cuota global nacional de pesca (19.000 toneladas para el año 2014).

Junto con los efectos negativos para la sostenibilidad del recurso, se estima que esta actividad ilegal, concentrada principalmente en las regiones de O’Higgins y del Maule, genera unos US$30 millones en utilidades para quienes se dedican a este negocio. Lo anterior se traduce en un daño al sistema tributario chileno, originado en la pesca ilegal, debido a la evasión de millonarios montos en impuestos que no son pagados por quienes operan bajo estas condiciones.

La pesca ilegal genera también un tremendo problema sanitario, pues estas capturas no cuentan con trazabilidad sobre su origen calidad, transporte y conservación, lo que es un riesgo para la población que consume estos alimentos del mar.

La FAO ha manifestado que actualmente hay una inversión en la tendencia de años anteriores, y menos del 30% de las poblaciones de peces en libertad controladas regularmente por el organismo internacional están sobreexplotadas. Al respecto, el presidente de la Asipes destacó este resultado como consecuencia del esfuerzo conjunto de gobiernos y actores pesqueros, por lo que realizó un llamado “a todas las autoridades nacionales involucradas en esta materia a ejecutar los controles y fiscalizaciones correspondientes que permitan acabar con estas verdaderas mafias que diezman recursos pesqueros muy relevantes para todos los chilenos”.

Por otro lado, y como un hecho destacable, el informe de la FAO subrayó que “la proporción de la producción pesquera utilizada por los seres humanos para alimentarse ha aumentado desde alrededor del 70% en la década de 1980 a un nivel récord de más del 85% (136 millones de toneladas) en 2012”. En este contexto, Luis Felipe Moncada concluyó que la industria nacional está en sintonía con estos resultados y hoy en día “cerca de un 85% de la producción de jurel está destinada a consumo humano, mientras que en especies como merluza o jibia este porcentaje llega al 100%; esto se traduce en un menor impacto ambiental y mayor valor agregado y puestos de trabajo”, finalizó el representante gremial.

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