Hallazgos macroscópicos: Desde VeHiCe entregan datos actualizados sobre tenacibaculosis

May 27, 2020

Los peces afectados pueden presentar erosiones en la boca, aletas deshilachadas, pudrición de la cola o parches necróticos oscuros característicos en la superficie de la piel.

Tenacibaculosis es principalmente una infección de la piel que causa dermatitis ulcerativa en una variedad de especies comercialmente importantes en todo el mundo. Tres especies pertenecientes al género Tenacibaculum se han asociado con la enfermedad: T. dicentrarchi, T. finnmarkense y T. maritimum. Estas bacterias son todas Gram-negativas y filamentosas. En peces marinos, el aislado más común es T. maritimum.

Dependiendo de la especie y edad de los peces, existe una variación en los signos patológicos externos de la enfermedad. Diferentes nombres se han utilizado para esta dermatitis ulcerativa, entre ellos, enfermedad columnar del agua salada, enfermedad de bacterias deslizantes en peces marinos, estomatitis bacteriana, síndrome de la boca erosionada y necrosis de manchas negras (black patch necrosis – BPN).

En el blog Fish Pathology, Hugh Ferguson, quien es director internacional de VeHiCe, y Carlos Sandoval, gerente técnico de la misma entidad, entregaron datos actualizados sobre tenacibaculosis, explicando que los peces afectados pueden presentar erosiones en la boca, aletas deshilachadas, pudrición de la cola o parches necróticos oscuros característicos en la superficie de la piel. Las lesiones de la piel a menudo son hemorrágicas y están rodeadas por una zona más amplia de dermis oscurecida que representan melanocitos dérmicos activados. La erosión epidermal con placas bacterianas asociadas, a menudo progresan a una leve inflamación en el bolsillo de la escama, con edema y frecuente pérdida de escamas seguida de erosión en todo el espesor de la epidermis y ulceración hemorrágica; estas últimas lesiones pueden tener un borde o aro blanco prominente de colágeno expuesto.

«Las lesiones en la cabeza a menudo involucran la boca e incluyen placas bacterianas focales amarillas en el paladar y la base de los dientes. Las lesiones pueden variar desde pequeñas y apenas visibles hasta múltiples y en forma de placa, con erosión de la mandíbula superior y/o inferior en casos severos. Incluso las lesiones pequeñas pueden ser significativas, ya que estas bacterias son altamente toxigénicas y pueden tener profundas consecuencias sistémicas. En brotes severos, se puede encontrar erosión hacia el cráneo, con exposición del hueso. Las lesiones internas incluyen ascitis, palidez y tumefacción del hígado, bazo y estómago. La presentación puede sugerir toxemia», detallan Ferguson y Sandoval.

A su vez, precisan que las lesiones en branquias se pueden encontrar en cualquier lugar, incluidos los arcos branquiales, pero generalmente están restringidas a laminillas y filamentos e incluyen necrosis severa e incluso infarto. «Se ha demostrado que algunas medusas transportan la bacteria y se ha sugerido que pueden actuar como reservorios de infección e incluso vectores, especialmente aquellas especies de medusas lo suficientemente pequeñas como para pasar a través de la malla de las redes, y por lo tanto, también estar presentes en el agua que pasa a través las branquias. La relación precisa entre las bacterias y las medusas no está clara; ¿son patógenos de las medusas o están presentes en una capacidad simbiótica o comensal?», se preguntan los miembros de VeHiCe en la investigación a la cual puede acceder presionando aquí.

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