Kabsa S.A. es una empresa del Grupo Angelini que abastece al rubro salmonicultor con insumos para la alimentación de los peces. Sus primeras operaciones, en 2001, se enfocaron hacia los mercados asiáticos, proveyéndoles de harinas y aceites de pescado, harina de krill, harinas de crustáceos, solubles secos de pescado, harinas de subproducto de pesca blanca y harinas de pescado provenientes de barcos factoría (trawler meal).
Posteriormente, a la luz de las nuevas demandas por ingredientes originadas en la industria de alimentos animales, concretaron alianzas estratégicas con firmas nacionales e internacionales. Es así como llegaron a la comercialización de insumos de origen vegetal, principalmente proteína de soya concentrada (SPC, por su sigla en inglés). Se trata de un concentrado proteico a base de una extracción acuosa alcohólica a partir de soya Hi-Pro No-GMO, cuya proteína mínima es de aproximadamente 60%.
«Estos productos cumplen un doble propósito: por una parte, disminuir la presión de la industria salmonicultora sobre el escaso recurso harina de pescado y, por otra, dado su bajo costo relativo, contribuir a un mayor grado de estabilidad a las dietas», sostenía en 2012 el gerente general de Kabsa, Guillermo Quintana.
Joint venture
Pasados seis años desde las declaraciones de Quintana a Revista AQUA, recientemente se confirmó que Kabsa es parte del joint venture que en 2016 establecieron las salmonicultoras Camanchaca y Caleta Bay para cultivar y comercializar trucha arcoíris, en el cual las tres empresas se reparten los ingresos en partes iguales.
Ello se supo a partir de la información que Camanchaca entregó a la Bolsa de Oslo (Noruega) con sus resultados financieros.
Descargue aquí el documento en donde se destaca en amarillo la participación de la firma del Grupo Angelini (página 16) >> Salmones Camanchaca – Financial Statements
En la presentación, que es la primera de la productora de salmónidos ligada a los empresarios Jorge Fernández Valdés y Francisco Cifuentes a la plaza bursátil del país nórdico, se reconoció que las ganancias fueron menores a lo esperado. Es que mientras analistas e inversionistas proyectaban un beneficio antes de intereses e impuestos, cuyo acrónimo es BAII (en inglés: Earnings Before Interest and Taxes, acrónimo EBIT), de US$47,3 millones a fines de 2017, este cerró US$41,8 millones (-12%).
«El 69% de esa diferencia se debió a que las ganancias del joint venture con Caleta Bay -y Kabsa- para producir trucha permanecieron casi idénticas que en el balance al tercer trimestre de 2017. Y a pesar que se estimaban US$3,8 millones en utilidades para los centros de esa alianza, y que están ubicados fuera del estuario Reloncaví, en la región de Los Lagos, la conclusión es que las aguas en donde se está cultivando la especie no son las óptimas», expuso Salmones Camanchaca.
Hasta ahora no se han detallado los planes que seguirán las tres empresas involucradas en el joint venture.
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