En el reciente estudio denominado «Greenhouse gas emission reduction opportunities for the Norwegian salmon farming sector – can they outweigh growth?», publicado en la prestigiosa Revista Aquaculture, investigadores determinaron que en la salmonicultura noruega existe el potencial de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción actual en un 60%, lo que equivale a una reducción de 5,2 a 2,1 millones de toneladas de CO2e
El estudio fue realizado por los investigadores Friederike Ziegler, Markus Langeland y Yannic Wocken del RISE Research Institutes of Sweden, Agriculture and Food junto a Andrea Arntzen y Erik Skontorp de Asplan Viak y Shraddha Mehta de Sintef Ocean.
El salmón Atlántico noruego es un alimento nutritivo con una demanda creciente. Aunque la producción se ha estancado y se enfrenta a diversos desafíos, es probable que continúe expandiéndose en el futuro. Por ello, los investigadores publicaron los resultados de una evaluación detallada de las emisiones de gases de efecto invernadero de los productos de exportación de salmón noruego más importantes, junto con medidas de mejora.
“Al escalar los resultados de la línea de base y las oportunidades de reducción, basándonos en las proyecciones de crecimiento, estimamos las emisiones actuales y futuras del sector en su conjunto”, explicaron los investigadores.
En el estudio detallaron que “la exportación de salmón eviscerado a Europa por camión domina las exportaciones de salmón noruego, no solo en volumen y valor, sino también en emisiones, seguida de la exportación de salmón eviscerado fresco y filetes a Asia y filetes a EE. UU. por vía aérea. Las emisiones acumuladas de gases de efecto invernadero están dominadas por la producción de alimentos acuícolas, seguida de las emisiones del transporte aéreo de productos frescos al extranjero”.
Medidas de reducción de emisiones
Las cinco medidas de reducción de emisiones más importantes, basadas únicamente en la tecnología existente, según los expertos, fueron: un ligero aumento de la eficiencia del alimento; un mayor aprovechamiento de los flujos secundarios que se producen en el procesamiento secundario después de la exportación; el transporte marítimo al mercado en lugar del transporte por carretera y aéreo; una mayor eficiencia energética y fuentes de energía más limpias; y un cambio en la composición del alimento. “En conjunto, tienen el potencial de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción actual en un 60%, de 5,2 a 2,1 millones de toneladas de CO2e, asumiendo la misma importancia relativa de cada cadena de suministro”, afirmaron los autores.
Explicaron que “esto implica que un escenario de crecimiento medio, que representa más del doble del volumen de salmón cultivado a 3,3 millones de toneladas, sería posible al tiempo que se reduzcan las emisiones totales del sector en un 16% si se aplicaran plenamente las medidas de mejora. Para lograr reducciones mayores, se necesita un crecimiento menor o una aplicación más ambiciosa de las medidas de mejora”.
Indicaron que aunque las emisiones de gases de efecto invernadero suelen estar vinculadas a la eficiencia de los recursos y a una mayor sostenibilidad, no siempre es así, y es importante evitar trasladar las cargas del clima a, por ejemplo, la eutrofización o los impactos sobre la biodiversidad. “Sin embargo, muchos de los impactos ambientales de la salmonicultura se centran en la eficiencia alimentaria, e incluso los problemas de bienestar, escapes y en parte la eutrofización se reflejan en una menor eficiencia alimentaria, lo que resulta en mayores emisiones de gases de efecto invernadero”, sostuvieron.
Además de la recopilación sistemática de datos sólidos para un seguimiento más continuo del rendimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo del tiempo, los investigadores recomendaron identificar indicadores adicionales para monitorear y asegurar que el sector se desarrolle no solo hacia la neutralidad climática, sino también hacia una mayor sostenibilidad.
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Fotografía referencial NSC