«Una pregunta acuciante es cómo se transformará la economía mundial pospandemia; tema crucial para el futuro de Chile. La época más prolongada de progreso económico en la historia de esta pequeña república se debió fundamentalmente a su participación en la economía internacional; a su apertura a ella».
Así comienza escribiendo la Asociación de Talleres de Redes y Servicios Afines de Chile (Atared) en su boletín número 55 -correspondiente a agosto de 2020- en donde sostiene que poco se habla del rol del comercio, por ejemplo, qué pasará con salmones, frutas, vinos, celulosa, entre otros productos. «No solo la menor demanda que habría por menor ingreso de los consumidores externos; también qué restricciones pueden poner los gobiernos, cambios en preferencias de consumidores, variaciones de precios y de oferta de nuestros competidores y substitutos. Hay que anticiparse en evitar daños y aprovechar oportunidades. ‘La globalización no terminó, pero se va a redefinir’, según una experta de McKinsey en un informe reciente», cita la Atared.
Luego, subraya que casi todos los observadores y analistas anticipan una nueva era de una economía internacional menos dinámica, más cerrada, más conflictiva e incierta. Se pronostica una caída del comercio internacional de 33% este año, y del 40% en la inversión extranjera directa. Hay un movimiento de casi todos los países, y sobre todo los más grandes, a buscar más autosuficiencia. Para empezar, en insumos médicos, como lo han declarado desde Trump hasta Macron, pasando por Merkel y Xi Jinping. Pero no se quedan allí: también los consumidores plantean algo semejante en alimentos y muchos bienes considerados esenciales.
En ese marco, la Atared puntualiza que la industria chilena de alimentos está sufriendo caídas en sus volúmenes de exportación que hasta ahora no han afectado mucho a los productores gracias a la compensación por el alza del tipo de cambio.
«Párrafo aparte merece el debilitamiento de la institucionalidad del comercio internacional, y en particular de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Ese organismo multilateral es clave para países pequeños como Chile. Nuestro país debiera hacer todos los esfuerzos posibles por realizar un trabajo diplomático decidido por fortalecerlo. La diplomacia chilena tiene que focalizarse en el fortalecimiento de la institucionalidad internacional, en lo político y lo económico. Además, acompañar a abrir mercados y generar mejor voluntad hacia nuestro país», argumenta la Atared, añadiendo -entre otras cosas- que «acuerdos como el TPP11 son fundamentales para el alto riesgo de proteccionismo que se prevé. Los tratados y acuerdos internacionales de comercio suscritos por nuestro país son un seguro frente a los vaivenes de los gobiernos pospandemia que busquen cerrarse. Por esto, hemos de insistir en su expansión, ratificación y respeto de los países firmantes».
Lea las declaraciones completas de la Atared en su BOLETÍN Nº 55 – Agosto 2020
*La foto destacada es de contexto y corresponde a archivo de AKVA.