[EN-ES] Autoridades sectoriales saludan a la industria en el Día de la Acuicultura

Nov 30, 2018

Las principales autoridades ligadas a los cultivos de recursos hidrobiológicos del país compartieron con AQUA su visión respecto de la actividad.

Este viernes 30 de noviembre, a nivel mundial, se celebra el Día de la Acuicultura. La iniciativa, nacida al alero del Observatorio Español de Acuicultura, en Chile fue adoptada por el Grupo de Trabajo Acuicultura (GT ACU) del Comité Oceanográfico Nacional (CONA), en conjunto con la Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales de la Universidad de Valparaíso (UV).

Tan así que hoy las mencionadas instituciones realizarán un evento en dependencias de la UV y a la que se espera asistan varias instituciones públicas, privadas y académicas.

Vea >> Anuncian celebración del Día de la Acuicultura

Se puede destacar que, a través de la celebración del Día de la Acuicultura, se pretende contribuir a que la comunidad comprenda la importancia de la acuicultura en nuestro país y el mundo, como asimismo el compromiso de esta con el desarrollo sustentable, la investigación científica y tecnológica, la innovación, la creación de riquezas y el bienestar tanto de los ecosistemas como de la sociedad civil.

Considerando lo anterior, las principales autoridades ligadas a los cultivos de recursos hidrobiológicos del país compartieron con AQUA su visión respecto de una actividad que toma mayor importancia, tanto en el país como en el mundo.

– Eduardo Riquelme, subsecretario de Pesca y Acuicultura: «La acuicultura en Chile es una actividad importantísima»

¿Qué importancia económica y social tiene la acuicultura para el Estado?

No cabe duda que la acuicultura es la actividad destinada a satisfacer la creciente demanda por el consumo de productos del mar, debido al crecimiento de la población mundial, las tendencias de consumo de alimentos saludables, la disminución de las capturas provenientes de la pesca, entre otros.

Chile tiene un sector acuicultor que en términos de actividad económica es muy joven, poco más de treinta años, lo que comparado con otras actividades económicas relevantes a nivel nacional como la minería, la agricultura o la pesca, sería casi un comienzo. Sin embargo, el sector acuícola ha adquirido un importante protagonismo en los últimos años en nuestro país impulsado por el desarrollo de las industrias del salmón y el mejillón que se desarrollan en la zona sur-austral.

Por todo ello, para el gobierno la acuicultura en Chile es una actividad importantísima, no solo por los puestos de trabajo y las divisas que genera, sino porque ha sido un eje de desarrollo de las regiones donde se ejecuta y porque además ha aportado de algún modo a la identidad de dichas regiones.

En efecto, actualmente la acuicultura representa la tercera o cuarta actividad económica más importante de Chile. Existen 3.283 concesiones de acuicultura otorgadas a lo largo del territorio nacional, que ocupan un total de poco más de 33.000 hectáreas, alrededor de 500 hatcheries y 15 especies hidrobiológicas en cultivo. Genera poco más de 87.000 puestos de trabajo directos e indirectos y en términos de exportaciones, durante el año 2017, estas superaron los US$5.000 millones, las cuales fueron enviadas a 82 destinos, entre los que se destacan: Estados Unidos, Japón, Brasil, Rusia, Unión Europea, entre otros.

Y las cifras siguen mejorando durante estos meses de gobierno, dando claras señales que estamos frente a una actividad que aporta al crecimiento económico del país. Así las cosas, al mes de agosto de 2018, las exportaciones de acuicultura alcanzaron un valor de US$3.662,8 millones y consideró cerca de 534,4 mil toneladas. Esto representa un aumento del 8,8% en cuanto a valor exportado y de un 21,1% en cuanto a volumen, respecto a lo consignado durante el año 2017 a esa fecha.

Asimismo, Chile se sitúa en una posición privilegiada a nivel mundial por cuanto es el segundo productor de salmón después de Noruega, primer país productor de trucha arcoíris, segundo productor de choritos después de China, primer exportador de choritos y según cifras de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), nuestro país está dentro de los primeros diez países acuicultores y, por tanto, es siempre un referente a seguir por parte de países interesados en desarrollar acuicultura.

Por todo ello, tengo el convencimiento que la acuicultura representa una gran oportunidad de desarrollo para nuestro país, en sus distintas regiones y con sus distintas características y condiciones. Debemos seguir avanzando en esta línea y estamos ciertos que nuestro país tiene las condiciones para seguir siendo un líder mundial, pues tiene la experiencia y las condiciones geográficas apropiadas para alcanzar dicho objetivo, y es por ello que este gobierno apuesta por su desarrollo, en la medida que este sea en un marco de sustentabilidad. Y esto es particularmente importante, porque si bien entendemos que es necesario hacerse cargo de las necesidades del presente, en ningún caso esto puede comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer las suyas. Esto es algo que hemos venido trabajando sistemáticamente en este gobierno; los resultados están a la vista y ha sido valorado incluso por los propios actores.

A partir de lo anterior, ¿qué está haciendo el Ejecutivo en torno a esta actividad?

Dada la importancia que esta actividad tiene en el ámbito nacional, en el gobierno estamos llevando a cabo una nutrida agenda en materia de acuicultura.

En efecto, en salmones estamos realizando ajustes a la normativa de densidad de cultivo para garantizar que la salmonicultura se desarrolle solo en la medida que los indicadores sanitarios y ambientales, pues vemos con preocupación que las empresas productoras de salmón estén proyectando un crecimiento más allá de lo sanitariamente aceptable. Además, estamos avanzando decididamente en la relocalización de concesiones. Creemos que, en Chile, el sector debe tener menos concesiones, más grandes y más distanciadas, en atención a los beneficios sanitarios y ambientales que ello generaría, además de facilitar la fiscalización del sector. Para ello, nos encontramos desarrollando un plan piloto que nos permita asegurar que estamos alcanzando los objetivos sanitarios propuestos.

Paralelamente, nos encontramos trabajando en la elaboración de dos nuevos reglamentos: tratamiento de desechos de la acuicultura y monitoreo en línea de las agrupaciones de concesiones de salmones. El primero de ellos regulará la disposición y tratamiento final de los desechos generados en etapas posteriores al cultivo porque aquellos generados por los centros de cultivo ya se encuentran regulados en la normativa ambiental y sanitaria vigente, y el segundo reglamento, establecerá los requisitos y condiciones que deberán cumplir las empresas de cultivo para instalar equipos que permitan efectuar un monitoreo de variables ambientales presentes en las agrupaciones de concesiones.

Por su parte, en materia de otros cultivos (choritos, algas, ostiones, abalones, entre otros), estamos tramitando en el Congreso el proyecto de ley de mitílidos que pretende resolver el ordenamiento territorial de toda la acuicultura nacional mediante la figura de la relocalización de concesiones y asimismo, estamos creando la figura de permiso especial de colecta de semillas para dar mayor certeza jurídica a los cientos de pescadores artesanales y pequeños acuicultores que realizan esta importante actividad a través de permisos precarios. Seguimos evaluando y autorizando actividades de acuicultura en áreas de manejo y explotación de recursos bentónicos (AMERB) para que nuestros pescadores artesanales puedan alcanzar la tan anhelada diversificación productiva y estamos ejecutando el segundo año de implementación de la «Ley de Algas» que busca potenciar no solo el repoblamiento sino también el cultivo de algas, fundamentado en el aumento sostenido de la demanda dado sus múltiples aplicaciones en la industria alimenticia, cosmética, farmacéutica y otras y a la baja disponibilidad en las praderas naturales. Por otra parte, estas acciones favorecen otros aspectos como son los beneficios ecosistémicos de las algas, referidos por ejemplo a su función como estructuradores de las comunidades marinas.

En otro orden de cosas, nos encontramos en fase de implementación del Instituto Nacional de Desarrollo Sustentable de la Pesca Artesanal y de la Acuicultura de Pequeña Escala (Indespa) que tiene como objetivo contribuir a mejorar la capacidad productiva y/o comercial de los sectores de la pesca artesanal y de la acuicultura a pequeña escala, otorgando apoyo a estos sectores en casos de catástrofe e impulsando, a su vez, obras de desarrollo de infraestructura con el fin de fomentar y promover el desarrollo productivo de sus beneficiarios y de la «Ley de Caletas» con la que se espera transformar las caletas de pescadores en verdaderas unidades productivas.

Como ven, con las acciones anteriores estamos dando un paso importante hacia la reconversión y generación de alternativas productivas, principalmente al sector artesanal, una respuesta a la alta demanda de algas a nivel mundial y un impulso a la acuicultura de pequeña escala en nuestro país.

Pero eso no es todo, queremos emprender un nuevo desafío. Por ello es que estamos pensando en tramitar un proyecto de ley acuícola que permita abrir las puertas de la acuicultura a los sectores de menor escala que igualmente pueden transformarla en una actividad complementaria a su propia actividad o convertirla derechamente en su forma de sustento. Así las cosas, sin duda la tarea pendiente es promover la acuicultura en aquellos otros segmentos donde estamos ciertos puede proporcionar importantes beneficios de bienestar social. Esta es una aspiración histórica de quienes no han participado de los beneficios del crecimiento y consolidación de esta actividad, debido a la existencia de brechas económicas, culturales, geográficas, de información y tecnológicas, entre otras. Tenemos una gran oportunidad de desarrollo para nuevos productores y para fortalecer a quienes, a pesar de las brechas, han logrado instalar sus centros de cultivo.

Nuestro gran paso hoy es facilitar el ejercicio de la acuicultura en áreas de manejo. Instrumento de gestión muy antiguo para el manejo de bancos naturales de recursos bentónicos entregadas a organizaciones de pescadores artesanales. Nos llena de orgullo saber que ya contamos con 100 hectáreas autorizadas para realizar distintas actividades de cultivo a lo largo de nuestro país y esperamos que se sigan sumando nuevas organizaciones.

Asimismo, vemos que el desarrollo de nuevas tecnologías y búsqueda de nuevos sitios de cultivo que permitan producir en zonas lejanas a la costa, propiciarán el ejercicio de la acuicultura sin conflictos con otros usuarios. Ejemplo de lo anterior es la acuicultura offshore. Chile no puede quedarse atrás en este tipo de materias y es por ello que el gobierno ha hecho una apuesta a través de un programa de financiamiento público-privado destinado a adoptar, adaptar y/o desarrollar tecnologías habilitantes para el desarrollo de la acuicultura oceánica, que permitan explotar dichas zonas de cultivo, propiciando la creación y fortalecimiento de proveedores locales para crear un tejido industrial sofisticado

Esperamos que estos y otros temas puedan ser abordados a través de este proyecto de ley acuícola.

– Eugenio Zamorano, jefe de la División de Acuicultura de la Subpesca: «Contamos con una industria consolidada»

A su juicio, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta la actividad acuícola de Chile?

Lo primero que debemos señalar es el hecho que en Chile contamos con una industria consolidada. Lo que hemos hecho en materia de regulación y control de la actividad ha permitido avanzar enormemente en la sustentabilidad de la actividad y con resultados verificables y para garantizar que ello siga sucediendo, es que estamos efectuando permanentemente un seguimiento cercano de su gestión ambiental, sanitaria y productiva a fin de detectar oportunamente las señales que nos indiquen que nos estamos desviando de los objetivos propuestos.

Sin embargo, aún existen desafíos pendientes que deben ser abordados. Y me refiero por ejemplo a la consolidación del ordenamiento territorial de la actividad. En el caso de los salmones, sabemos que ha sido un proceso que ha tomado tiempo y no ha estado exento de complicaciones, pero creemos que lograr un modelo donde existan menos concesiones, más grandes y más distanciadas va en la línea correcta y consolidará los ajustes que hemos venido desarrollando en materia de densidad de cultivo, y es por ello que hemos iniciado el trabajo que nos permitirá avanzar en esa línea.

En materia de otros cultivos, estamos incluso un paso más atrás y en razón de ello es que se está tramitando en el Congreso el proyecto de ley de mitílidos que pretende ampliar la figura de la relocalización a las concesiones distintas de salmones (choritos, algas, ostiones, abalones, entre otros) de tal forma de poder resolver en forma integral el ordenamiento territorial de toda la acuicultura nacional.

Siguiendo con salmones, un desafío importante tiene que ver con el hecho de que el crecimiento progresivo de la demanda por productos del mar nos hará competir por nuevos consumidores y por mercados. Dado que estos consumidores tienen acceso a mayor información que en el pasado y están conectados al mundo, tienden a ser más exigentes con la industria de producción de alimento animal y en razón de ello, otros desafíos importantes están relacionados con el reemplazo de las fuentes de proteína que se utilizan en la elaboración del alimento para salmones y el desarrollo de alternativas de productos no farmacológicos para el control de enfermedades, como vacunas, inmunoestimulantes, biocontroladores y otras herramientas biotecnológicas y genéticas, porque de esta manera será posible reducir el uso de productos químicos y antibióticos. La salmonicultura chilena, a diferencia de la noruega, convive con un agente bacteriano altamente insidioso, muy difícil de prevenir y controlar y que explica el actual nivel de uso de antibióticos.

Para ello es esencial la investigación y la colaboración público-privada de modo de orientar los esfuerzos y generar las alianzas para conseguir el objetivo en el más breve plazo posible, ya que no es una tarea fácil. Si bien este es un desafío multicausal, el rol que le compete al gobierno en esto es claro y clave, y por ello que por primera vez estamos incorporando en la normativa los incentivos correctos para propiciar que la industria reduzca cada vez más el uso de antibióticos y se desarrollen nuevas alternativas de prevención y control de esta enfermedad. Para todo lo anterior, el rol que tiene la industria de contribuir en la investigación, desarrollo e innovación es fundamental.

Por otra parte, vemos que es necesario buscar nuevos productos y mercados, pues de ello depende el futuro de la industria salmonicultora. Para ello, se requiere una estrategia que permita consolidar el producto del salmón en los mercados de destino propiciada por los productores que destaque las bondades del producto, por sobre las particularidades de cada empresa. Una estrategia que permita conocer y entender la relevancia del producto y la importancia de su consumo dada las ventajas y beneficios para la salud de las personas.

Otro tema esencial que debe trabajar la industria tiene que ver con mejorar la reputación que actualmente se tiene de la industria del salmón. Este es un tema mundial que también se presenta en los principales países productores del hemisferio norte, como Noruega, Canadá y Escocia. Nos parece que una industria moderna y con las proyecciones que tiene la salmonicultura nacional debiera entender lo importante que es la sustentabilidad medioambiental y la inserción de la actividad en las comunidades locales. Los últimos acontecimientos ocurridos en materia de salmones son un síntoma claro que este sigue siendo un tema pendiente, pero creemos que llegó el momento para que sea abordado en forma definitiva.

Finalmente, otro desafío importante para la industria del chorito tiene que ver con otorgar mayor certeza a los captadores de semillas de choritos que actualmente realizan su actividad a través de permisos precarios y ven con preocupación que legítimas demandas por el uso del borde costero pongan en riesgo la continuidad de su actividad. Para dar solución a esta demanda es que nos encontramos tramitando en el Congreso el proyecto de ley de mitílidos.

¿Cómo la Subpesca está potenciando la acuicultura de pequeña escala?

Sin duda una tarea pendiente es la de promover la acuicultura en aquellos otros segmentos donde estamos ciertos puede proporcionar importantes beneficios. Para ello tenemos una intensa agenda en materia de investigación, normativa y de fomento productivo. En efecto, se encuentra en desarrollo un estudio que pretende identificar qué aspectos de la actual normativa que rige a la acuicultura puede ser modificada y ajustada a a realidad de la acuicultura de pequeña y mediana escala. Con ello, pretendemos dar un fuerte giro a lo que actualmente existe con el objeto de evitar que la regulación se torne en un impedimento para que ingresen más personas a esta actividad.

Por otra parte, seguimos evaluando y autorizando actividades de acuicultura en áreas de manejo y explotación de recursos bentónicos (AMERB) para que los pescadores artesanales puedan alcanzar la tan anhelada diversificación productiva. Con mucha satisfacción podemos indicar que al día de hoy contamos con 100 hectáreas autorizadas para el cultivo de recursos hidrobiológicos por pescadores artesanales en AMERB, distribuidas en siete regiones a lo largo del país, con un total de 15 especies: chorito, choro zapato, cholga, ostra chilena, ostra japonesa, ostión del norte, huiro canutillo, huiro palo, huiro negro, chicorea de mar, pelillo, luga roja, luga negra, piure y abalón rojo.

Estamos ejecutando el segundo año de implementación de la «Ley de Algas» que busca potenciar no solo el repoblamiento sino también el cultivo de algas, fundamentado en el aumento sostenido de la demanda dado sus múltiples aplicaciones en la industria alimenticia, cosmética, farmacéutica y otras, y a la baja disponibilidad en las praderas naturales. Por otra parte, estas acciones favorecen otros aspectos como son los beneficios ecosistémicos de las algas, referidos por ejemplo a su función como estructuradores de las comunidades marinas.

Asimismo, estamos en la etapa de puesta en marcha del Instituto Nacional de Desarrollo Sustentable de la Pesca Artesanal y de la Acuicultura de Pequeña Escala (Indespa) que tiene como objetivo contribuir a mejorar la capacidad productiva y/o comercial de los sectores de la pesca artesanal y de la acuicultura a pequeña escala, otorgando apoyo a estos sectores en casos de catástrofe e impulsando, a su vez, obras de desarrollo de infraestructura con el fin de fomentar y promover el desarrollo productivo de sus beneficiarios y de la «Ley de Caletas» con la que se espera transformar las caletas de pescadores en verdaderas unidades productivas.

Finalmente, podemos indicar que participamos activamente en los programas tecnológicos de Corfo (Corporación de Fomento de la Producción) que pretenden desarrollar el cultivo de nuevas especies, tales como corvina, dorado, congrio, bacalao y erizo, las que esperamos que puedan materializarse en verdaderos portafolios de cultivo en nuestro país.

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