Carlos Wurmann: “Exportaciones acuícolas podrían ser diez veces las de la pesca extractiva al 2030”

Dic 19, 2023

El presidente del CIDEEA, Centro Internacional de Estudios Estratégicos para la Acuicultura, Carlos Wurmann, analizó la acuicultura chilena del futuro, sus principales desafíos y algunas proyecciones.

El Gobierno se ha comprometido a crear una nueva Ley de Acuicultura, independiente de la legislación de pesca extractiva, con lo que este es un momento oportuno para reflexionar sobre el futuro de la acuicultura en Chile, tras un análisis crítico de lo ocurrido en las últimas décadas, propuso el presidente del Centro Internacional de Estudios Estratégicos para la Acuicultura CIDEEA, Carlos Wurmann.

“En este periodo, hemos presenciado el desarrollo de la salmonicultura y del cultivo de mejillones de calidad mundial, junto con otras iniciativas de importancia. Si bien celebramos estos logros obtenidos en aproximadamente 40 años, también debemos reconocer las oportunidades perdidas y múltiples problemas de gestión y liderazgo sectorial, que han afectado los logros y, de no ser resueltos, limitarán las expectativas futuras”, manifestó Carlos Wurmann.

Sostuvo que la demanda por productos pesqueros deberá seguir aumentando a nivel mundial, y Chile y su acuicultura, con su buena reputación, podrán aprovechar las múltiples oportunidades que ofrecerán los mercados. Sin embargo, señaló que el país también enfrenta desafíos considerables, que requieren de visiones y estrategias a largo plazo.

“Por ejemplo, se espera un alto impacto en la acuicultura y los mercados mundiales por la creciente influencia de las tecnologías RAS (‘recirculation aquaculture systems’) y los cultivos ‘offshore’, entre varios otros asuntos, lo que requerirá adoptar nuevas técnicas y aplicar fuertes inversiones, para garantizar la competitividad nacional en mercados muy globalizados y competitivos”, aseveró.

Añadió además que Chile debe abordar el cambio climático, la escasez de agua dulce, las temperaturas extremas y las nuevas oportunidades y desafíos con consumidores cada vez más exigentes. “Situaciones todas que requieren establecer normas e instituciones de gobernanza más sólidas, mejorar las relaciones público-privadas, las relaciones laborales y comunitarias, y buscar fórmulas eficientes para garantizar la sostenibilidad en términos ambientales, económicos y sociales”, afirmó.

Visión de futuro

En 2020-2022 la acuicultura ya representa un 37,9% del desembarque total del país, un 36,3% del de pescados, un 80,6% del de moluscos y un 12.3% del de algas, con un manifiesto potencial para seguir desarrollándose si se piensa a largo plazo y se generan condiciones para facilitar este propósito, cuidando principalmente los aspectos ambientales, sociales, económicos, tecnológicos y de mercado.

“Entre nuestras contradicciones-país destaca el que siendo uno de los 10 principales productores pesqueros y acuícolas del mundo, importemos crecientemente productos pesqueros comestibles y registremos consumos aparentes por persona-año de solo 13-15 kilos, cifra inferior a la de décadas pasadas y al promedio mundial, de unos 20 kilos en años recientes”, analizó el presidente del CIDEEA.

Enfatizó que “esta industria requiere de una adecuada visión de futuro que la oriente y le dé una gobernanza propicia que se anticipe a los conflictos, que se sume con energía el cambio tecnológico y que finalmente resuelva las necesidades de emplazamiento, diversificación y sustentabilidad, factores todos al alcance y sujetos al liderazgo de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura y a una buena respuesta del sector productivo”.

Indicó que debe prestarse especial atención a varias situaciones emergentes que desafían la competitividad y sostenibilidad de la acuicultura nacional a mediano y largo plazo, como la irrupción de los cultivos marinos en tierra y bajo recirculación; el incipiente  cultivo en ambientes oceánicos expuestos; la crianza de peces genéticamente modificados, y los emergentes cultivos de células de salmón en reactores con ambiente y alimentación controlada, cuyos productos llegarán masivamente al mercado en el curso de los próximos 10 a 20 años.

Se suma a estos desafíos la fuerte y creciente competencia en la oferta de otras carnes, especialmente aves y cerdos, que se pueden adquirir en forma muy estandarizada y regular, y a precios más convenientes que la mayoría de los productos de la acuicultura actual.

Por lo ya dicho, “ciertamente no estamos reaccionando con la profundidad ni a la velocidad necesaria frente a este impactante cambio de paradigmas y desafíos futuros, lo que llama a diseñar con urgencia nuevos idearios y estrategias ambiciosas y creativas; a ejercer liderazgos más fuertes y efectivos y a generar acuerdos entre los actores sectoriales  para canalizar debidamente el quehacer de esta extraordinaria industria hacia su mejor destino”, expresó.

Proyecciones        

“Suponiendo tan solo una tasa de crecimiento media acumulativa anual (TMAA) de los volúmenes de cosecha de un 5% en 2021-2030 y 3% en 2030-2040, frente  al 9,5% de la década del 2010, la producción nacional de cultivo debería alcanzar a unos 2,3 millones de toneladas en 2030 y 3,1 millones de toneladas al 2040, con exportaciones que, a precios equivalentes a los de 2022 podrían arrojar valores de al menos U$10.000 millones en el año 2030 y U$13.400 al año 2040”, proyectó el presidente del CIDEEA.

Detalló que “comparando estas cifras con volúmenes de 1.500.000 toneladas de cosecha y exportaciones de unos U$7.200 millones en 2022, se esperan crecimientos de un 52% y un 34% en los volúmenes totales producidos en esta y la próxima década, respectivamente (104% entre 2021 y 2040) y 39% y 34% en los valores exportables en los mismos períodos, respectivamente (87% de aumento entre 2021 y 2040)”.

Explicó que “este posible crecimiento compensa sobradamente las bajas previsibles en la pesca extractiva, que alcanzan una TMAA  de un -2,9% en la década de 2010 y que de suponerse una mejor gestión podría reducirse a un TMAA de 0,5%. Así se  originarían capturas  extractivas de 2,3 y 2,2 millones de toneladas en 2030 y 2040, respectivamente, con exportaciones de unos U$1.090 y U$1.040 millones en los mismos años. Por tanto, podrá verificarse que las exportaciones acuícolas esperadas podrían ser 10 veces las de la pesca extractiva al año 2030 y aproximadamente unas 14 veces en 2040, con lo que definitivamente un país que alguna vez tuvo una manifiesta vocación pesquera extractiva, hoy y a futuro definitivamente se ha volcado con mucha más energía hacia la acuicultura”.

Afirmó que siendo las proyecciones descritas para la acuicultura menores a las tendenciales, el sector podría crecer aún más dinámicamente, en especial si se resuelven problemas de gestión en la salmonicultura y se refuerza el actual proceso de diversificación productiva, que debiera cooperar a una mejor cobertura y distribución geográfica de la acuicultura chilena, con mayor énfasis en las zonas central y norte del país.

“Con todo, viendo las posibles e interesantes proyecciones y el cúmulo de desafíos que enfrentará  la acuicultura chilena en esta y la próxima década, no cabe sino repetir una fuerte llamada de atención a los círculos oficiales y privados que lideran esta industria, a conducirla con visión y energía, generando y consensuando nuevas metas y lineamientos estratégicos sin más demora ni excusas”, culminó.

Lea el artículo completo aquí.

Fotografía: CIDEEA

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