Con algas evalúan biorremediación de áreas de pesca en Quintero

Sep 10, 2015

La iniciativa será ejecutada por la UNAB y contará con un financiamiento de $129.750 millones provenientes del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Valparaíso.

El proyecto denominado «Cultivo de alga parda Macrocystis pyrifera en la zona de Quintero y Puchuncaví: Evaluación de la productividad y potencial uso para biorremediación de metales pesados y compuestos orgánicos», pretende implementar un cultivo de macroalgas en tres áreas de manejo (Horcón, Ventanas y Maitencillo) ubicadas en la zona costera de Puchuncaví.

El objetivo es determinar, en un plazo de doce meses, la capacidad de bioacumulación de metales pesados y compuestos orgánicos en los cultivos instalados. De igual manera, el proyecto pretende capacitar y concientizar a los pescadores artesanales y la comunidad en general del territorio afectado.

En la oportunidad, la secretaria regional ministerial (seremi) del Medio Ambiente, Tania Bertoglio, explicó que «uno de los resultados de especial importancia para nuestra gestión tiene que ver con determinar la carga de metales pesados de manera continua existentes en la bahía y establecer la potencial disminución de ellos gracias al uso de macroalgas, lo que nos permitirá contar con antecedentes para la elaboración de normativas y una mayor regulación y fiscalización de las actividades industriales existentes».

Por su parte, el alcalde de Puchuncaví, Hugo Rojas, dijo esperar conclusiones importantes donde se vean avances y se puedan implementar nuevas políticas y acciones en beneficio de los habitantes, las comunidades y hoy principalmente los pescadores artesanales. «Hay que ir paso a paso trabajando de manera responsable y creo que podemos obtener buenos resultados, ya que un trabajo serio del Gobierno Regional a través de la Seremi del Medio Ambiente y la Universidad Andrés Bello (UNAB)», subrayó el edil.

En primera instancia se instalará el sistema de cultivo de macroalgas, para posteriormente en un periodo de cinco meses evidenciar la incorporación de los metales y compuestos orgánicos que pueden estar presentes en la zona. Si el alga es capaz de sobrevivir a esta presión ambiental provocada por los contaminantes va a crecer, se reproducirá y permitirá incorporar biodiversidad a la zona.

«Esta alga tiene varias ventajas, y una de estas es que se distribuye alrededor de todo el mundo, por lo que se encuentra en zonas muy cálidas y muy frías. En Chile se ubica desde la zona central hacia el sur y se ha trabajado como potencial para poder vivir en zonas de variable temperatura. Por lo que uno de nuestros objetivos es ver cuánto es lo que crece dado a la presión ambiental», detalló Loreto Contreras, quien es profesora en Biología Molecular de la Facultad de Ecología y Recursos Naturales de la UNAB.

Lo último
Te recomendamos

REVISTA DIGITAL

[latest_journal_single_iframe]