Manuel Díaz es tripulante de barcos pesqueros industriales hace 35 años y, en su calidad de presidente del Sindicato de Tripulantes, representa a los trabajadores que son parte de la flota industrial de la región de Coquimbo dedicados a la captura del camarón nailon, el langostino amarillo y el pez espada.
«Lo que nos preocupa de la famosa Ley ‘Corta’, es que el senador Manuel José Ossandón impuso como condición para apoyar a Sebastián 
Piñera poner un límite a las licencias, en nuestro caso a empresas familiares industriales, como las que existen en la región; porque el pez grande se come al más chico», sostiene Díaz.
Añade que son 3.000 personas las que se relacionan laboralmente con la industria pesquera regional, muchas de ellas familiares de los pescadores y si bien quedarían aún doce años de concesión, el futuro de una actividad tradicional y cultural en la zona es la que preocupa a los tripulantes.
En esa línea, el dirigente aduce que «capaz que ingresen empresas extranjeras. Le voy a poner el caso de los chinos, que entren haciendo industria con su gente, sería muy perjudicial porque usted sabe que en la región entre 2.800 y 3.000 personas viven de esto, de la pesca industrial».
La llamada Ley «Corta» de Pesca, que fue votada en general por el Senado, entre otras modificaciones pone término a la renovación de licencias de captura, generando una subasta de ellas cuando termine el periodo. «Los pequeños industriales, como grupos familiares, se verán en aprietos y son esas empresas que en regiones nos generan empleo», concluye el representante de los tripulantes industriales de Coquimbo, quien precisa que viajará al Congreso a exponer las dudas de los trabajadores del rubro en torno a la que denominan «Ley Ossandón».