Reportan efectos de la contaminación lumínica nocturna en el loco

Abr 8, 2021

De acuerdo con la investigación publicada en la revista científica Environmental Pollution, la luz artificial nocturna afecta la conducta de alimentación y la respuesta de escape a sus depredadores de este molusco endémico de Chile y sur de Perú.

El loco (Concholepas concholepas) es una especie icónica de las costas de Chile, donde tiene gran importancia ecológica, económica y social. Su extracción es el sustento para miles de pescadoras y pescadores artesanales y es por esto que la generación de conocimiento científico asociado con esta especie es de suma relevancia para su protección y conservación.

«Debido a que esta especie vive casi exclusivamente en las costas de Chile, el conocimiento necesario para protegerla no puede ser importado y debe ser desarrollado localmente», enfatiza el Dr. Patricio Manríquez, investigador que lideró el estudio sobre los efectos de la luz artificial nocturna en el loco.

De acuerdo con el científico asociado al Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) y al Laboratorio de Ecología y Conducta de la Ontogenia Temprana, «la presencia de luz artificial durante la noche (ALAN, por su sigla en inglés), es un estresor de origen antropogénico que produce una disrupción de las horas de oscuridad natural cuando muchas especies de animales que habitan ambientes terrestres y costeros despliegan gran parte de sus actividades».

En el presente estudio, las y los investigadores se propusieron conocer la respuesta de pequeños ejemplares de loco ante la presencia de ALAN y de dos de sus depredadores naturales: el cangrejo de los mantos (Acanthocyclus hassleri) y el sol de mar (Haliaster helianthus), especies de invertebrados que cohabitan con el loco en la zona intermareal de las costas de Chile.

El Dr. Manríquez detalla que en los roqueríos de la zona intermareal los pequeños locos, con tamaños entre 2 milímetros (mm) y 3 centímetros (cm), concentran su alimentación durante las horas de la noche. «Nuestros resultados comprobaron que la luz artificial afecta la capacidad de consumir pequeños choritos. A largo plazo esto puede tener consecuencias negativas en su crecimiento y sobrevivencia debido a que sus requerimientos energéticos no son cubiertos».

En presencia de ALAN, los locos pueden ser atacados y eventualmente consumidos por otros invertebrados, como jaibas y estrellas de mar, gaviotas, roedores o nutrias. «Muchos de los depredadores del loco detectan sus presas en forma visual. En consecuencia, la presencia de luz artificial expone a los pequeños locos durante la noche, es decir, las horas que usan para alimentarse», precisa el experto del CEAZA.

A su vez, cuando los locos fueron expuestos simultáneamente a ALAN y a sus depredadores, estos se alimentaron solo cuando el alimento se encontraba al interior de los refugios de luz dispuestos para el experimento. «Si el alimento se les ofreció fuera de los refugios de luz y en presencia de riesgo de depredación, los pequeños locos ingresaron a los refugios y su alimentación se redujo o no se registró», puntualiza el Dr. Manríquez.

En suma, el Dr. Manríquez concluye que la iluminación de los espacios públicos que los seres humanos utilizamos es necesaria por razones de seguridad. «Sin embargo, no podemos desconocer que al igual que nosotros requerimos oscuridad durante las horas de la noche que destinamos a dormir, los otros organismos también necesitan sus horas de oscuridad».

«En esta línea, el principal aporte de nuestro estudio es que en presencia de la luz artificial, los pequeños locos no se alimentan. También se debe considerar que los roqueríos, muchas veces expuestos a ALAN, son ocupados por estos moluscos para copular y depositar sus cápsulas desde las que luego serán liberadas al mar millones de pequeñas larvas de esta especie», advierte.

En consecuencia, el científico plantea que si bien es necesario tener iluminación nocturna, también «son necesarias las políticas públicas que contribuyan a la implementación de una iluminación más amigable para las especies de nuestro patrimonio costero natural».

La investigación fue financiada por medio de los proyectos Fondecyt 1181609 y 1200813.

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