Clasificación de solvencia: Humphreys asigna tendencia «Favorable» a salmonicultora chilena

Oct 16, 2019

Esto, por la consolidación en la capacidad de generación de flujos.

Humphreys comunicó ayer martes 15 de octubre que mantiene en “Categoría BBB-”a la clasificación de solvencia de la empresa salmonicultora Invermar -controlada por Alimentos Marinos S.A. (Alimar), ligada a los Izquierdo Menéndez- y le asignó tendencia “Favorable”. La clasificación de sus títulos accionarios continúa en “Primera Clase Nivel 3” con tendencia “Estable”.

El cambio de tendencia desde “Estable” a “Favorable” de la clasificación de solvencia de Invermar se basa en la consolidación en el mejoramiento en la capacidad de generación de flujos, que se traduce en un Ebitda (beneficio bruto de explotación calculado antes de la deducibilidad de los gastos financieros) de US$44 millones en el año móvil finalizado en marzo de 2019, y cuyo sostenido incremento en los últimos años ha significado una consistente expansión del Flujo de Caja de Largo Plazo (FCLP) calculado por la clasificadora.

En paralelo, ahondó Humphreys, se considera como positivo el entorno sectorial que muestra una tendencia a la consolidación en Chile, situación que podría disminuir el riesgo a incrementos abruptos en la oferta (dada la relevancia del país como productor de salmón).

«Dentro de las fortalezas que sustentan la clasificación de solvencia de Invermar en ‘Categoría BBB-‘ destaca el bajo nivel de endeudamiento de la compañía, situación que favorece el éxito de los esfuerzos desplegados por la administración con el objeto de incrementar la eficiencia de su modelo de negocio. Asimismo, se reconoce como elemento positivo la experiencia y trayectoria de la empresa dentro de su sector, que incluye períodos y ciclos disímiles, incluido recesión mundial y crisis fitosanitarias», adujo la clasificadora de riesgo.

La clasificación también considera el explosivo aumento del volumen de exportaciones chilenas por sus productos (salmón Atlántico, salmón coho y trucha arcoíris) que entre 2012 y 2015 tuvo un crecimiento promedio anual de 11,2%, siendo Japón y Estados Unidos los principales destinos. Con posterioridad, no obstante, la oferta chilena ha mostrado un importante grado de estabilidad, la cual se estima se mantenga en el futuro, como resultado del nuevo marco normativo que rige a la industria, y que desincentiva incrementos abruptos de producción y, por ende, bajas pronunciadas en el nivel de precio (al menos por efectos de cambios en la oferta, ya que, en sí, el precio de la harina y aceite de pescado, así como el precio del salmón son variables). En el mismo sentido podría operar la posible consolidación del sector.

Se han incluido, además, las ventajas que presenta Chile como país productor de salmones, con condiciones climáticas y geográficas que han hecho del país el segundo mayor productor a nivel mundial, con un 28,1% de las cosechas mundiales y concentrando, junto con Noruega, cerca del 80% del total de la producción mundial de salmón Atlántico.

Por el contrario, dentro de los elementos que restringen la clasificación de riesgo de Invermar, Humphreys considera los riesgos biológicos asociados a la producción de peces, que sumado a los desastres naturales pueden traducirse en la pérdida de una parte o la totalidad de la biomasa de peces en engorda en mar, resultando en un menor nivel de ingresos por la disminución de cosechas, recordando que el proceso completo del cultivo de un salmón puede superar los dos años. Sin perjuicio, dentro de este contexto propio del sector, se reconocen las buenas prácticas de la empresa en el manejo de su biomasa lo cual, si bien no elimina, reduce la probabilidad de una manifestación severa de este tipo de riesgo.

También restringe la clasificación la exposición que tienen los ingresos al precio internacional de los salmónidos, variable que se encuentra fuera de su control. «Por corresponder a bienes commodities, los resultados de la empresa se ven expuestos a las variaciones que ellos experimentan. De esta manera, la clasificación recoge como factores adversos dicha exposición de la empresa a las fluctuaciones propias en el precio de los productos comercializados y los riesgos propios de la naturaleza a los que está afecta la actividad. Atenúa lo anterior la estrategia de negocio adoptada por Invermar, que implica establecer relaciones de largo plazo con sus clientes, ofrecer –dentro de las limitantes propias del rubro– un producto diferenciado (de mayor valor agregado) y contratos de venta a plazo fijo con precios y volúmenes conocidos, que le permiten obtener una mayor estabilidad en los ingresos», dijo Humphreys, añadiendo que dada la clasificación de solvencia en «Categoría BBB-» y una presencia bursátil promedio superior a 20%, se determina que sus títulos accionarios califiquen en «Primera Clase Nivel 3».

La compañía

Invermar es una empresa del sector acuícola, que desde 1988 se orienta a desarrollar, producir y elaborar productos en base a salmón, destinados al consumidor final, enfocándose en canales de distribución masivos como supermercados y restaurantes de Estados Unidos, Europa, y otros países, donde destaca Brasil. Su principal negocio es la venta de porciones individuales y otros productos en base a salmón Atlántico, contando, además, con negocios secundarios en ostiones.

Durante 2018, la compañía obtuvo ingresos por más de US$229 millones, una ganancia de US$20,8 millones y un Ebitda (excluyendo fair value) de US$49,9 millones. A junio de 2019, la emisora presentó ingresos por US$127,7 millones, una pérdida de US$12,2 millones, y un Ebitda (excluyendo fair value) de US$7,6 millones. A esta fecha la sociedad registró activos por US$359 millones, pasivos por US$41,2 millones y un patrimonio que alcanzó US$317,9 millones. Su deuda financiera totalizaba a US$1,7 millones.

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