Los peces son más tolerantes de lo esperado a los periodos de escaso oxígeno

Oct 23, 2019

Los investigadores creen que esto sucede porque la química de la sangre de estos animales cambia en respuesta a niveles más altos de CO2.

(NCYT) Un nuevo estudio sostiene que los peces podrían tolerar más de lo que se creía periodos en el océano con una cantidad baja de oxígeno.

Este descubrimiento, realizado por personal de la Universidad de Exeter (Reino Unido), se consiguió mientras se investigaba la importancia del dióxido de carbono (CO2) durante periodos “hipóxicos” (bajos de oxígeno).

Según el trabajo, los incrementos naturales de CO2 durante momentos de escaso oxígeno hacen a las corvinas un 20% más tolerantes a la hipoxia.

Los investigadores creen que esto sucede porque la química de la sangre de estos animales cambia en respuesta a niveles más altos de CO2. A su vez, esto facilita que la hemoglobina en sus glóbulos rojos transporte más oxígeno durante un periodo hipóxico.

Hasta ahora, de acuerdo con Daniel Montgomery, autor principal del artículo, los métodos habituales usados para medir la respuesta de los peces a la hipoxia no tenían en cuenta el aumento asociado de los niveles de CO2, que ocurren siempre simultáneamente en la naturaleza: “Durante los periodos hipóxicos, la respiración por las bacterias en el agua ocasiona que los niveles de CO2 aumenten a medida que el oxígeno disminuye”.

Y añadió: “Nuestros resultados indican que este CO2 podría jugar un papel esencial en la capacidad de los peces de tolerar periodos hipóxicos, al permitir que su sangre continúe absorbiendo oxígeno a unos niveles ambientales de este gas más bajos”.

La mejora de la habilidad de predecir las consecuencias de la hipoxia para las especies de peces es crucial. Es que ya se sabe que el cambio climático está incrementando las incidencias y la gravedad de los periodos hipóxicos en los océanos de todo el globo. Esto significa que la tolerancia a la hipoxia podría hacerse cada vez más importante para el éxito de muchas especies de peces.

Después de estudiar el problema en la corvina (Dicentrarchus labrax), o róbalo, una especie importante en Europa, los investigadores quieren hacer lo propio con otras.

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*Fuente de la foto destacada: Universidad de Exeter.

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