Microalgas nocivas: Por una nueva convivencia con el medio acuático

Mar 28, 2016

Paulina Montero, investigadora del CIEP, sostiene que el aumento de nutrientes y materia orgánica en el agua producto de las actividades antropogénicas (salmonicultura, agricultura) y de los desechos propios de las comunidades que habitan próximas a las costas, podrían favorecer la presencia de ciertas especies que forman bloom de algas.

A continuación reproducimos una columna de opinión escrita por Paulina Montero, quien es ingeniero pesquero y acuícola, master en Paulina Montero (Foto gentileza CIEP)Oceanografía e investigadora del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), donde junto con detallar el fenómeno algal que ha provocado millonarias pérdidas para la industria del salmón, llama a replantearse acerca de la manera en que nos relacionamos con el borde costero:

«El déficit en la concentración de oxígeno disuelto en el agua es uno de los principales factores de estrés a los que están expuestos diversos animales, principalmente aquellos que se encuentran en condiciones de cautiverio. Los peces de cultivo expuestos a bajos niveles de oxígeno pueden mostrar cambios en el comportamiento, reducción en la tasa de crecimiento, debilitamiento del sistema inmune y finalmente la muerte.

Durante periodos cálidos el aumento de la temperatura trae consigo una reducción en la capacidad del agua para disolver el oxígeno y, al mismo tiempo, se incrementan las tasas metabólicas de demanda de oxígeno por parte de los organismos en cultivo. Si esta situación coincide con una reducida mezcla del agua por efectos de estratificación, donde además esta última condición favorece la presencia de algún bloom de microalgas problemáticas, rápidamente se puede amplificar el efecto de la baja de oxígeno y los resultados pueden ser catastróficos, tal como aquellos reportados recientemente en la Región de Los Lagos.

Las masivas mortalidades de salmones en cultivo que se registraron en esta zona en semanas pasadas fueron el resultado de una serie de condiciones ambientales propias de periodos cálidos, que además de disminuir el oxígeno disponible en la columna de agua permitieron el desarrollo de un bloom de microalgas; pero no de cualquiera, sino de uno letal compuesto por especies de microalgas (fitoflageladas del grupo rafidofíceas) ictiotóxicas que liberan al medio toxinas con propiedades hemolíticas o neurotóxicas que conducen a los peces a la muerte.

Los mecanismos por los cuales estas especies del género Chattonella pueden matar aún no son del todo claros, pero en general distintos trabajos de investigación sugieren que el estado de asfixia que muestra el pez es la causa última de su muerte. Conocidas a nivel mundial, estas microalgas no habían sido reportadas en elevadas abundancias en la zona de canales y fiordos del sur de Chile hasta ahora.

¿Qué se hace después de un evento así, que además es imposible de predecir? Solo queda estar alerta, pero no solo a la próxima floración nociva/tóxica o a cómo se elabora el próximo plan de contingencia, sino que a cómo convivimos con el medio acuático, ya que el aumento de nutrientes y materia orgánica en el agua producto de las actividades antropogénicas (salmonicultura, agricultura) y de los desechos propios de las comunidades que habitan próximas a las costas, son quizás algunos de las principales factores que por un lado disminuyen la concentración de oxígeno disuelto en el agua (por el consumo de materia orgánica por parte de la comunidad microbiana) y posiblemente favorecen la presencia de ciertas especies que forman floraciones algales nocivas, sobre todo en ecosistemas de fiordos donde la ventilación y/o renovación de aguas es mucho más lenta que en mar abierto».

Lo último
Te recomendamos

REVISTA DIGITAL

[latest_journal_single_iframe]