[cita align=»alignleft»]Las redes presentan innovación en su forma, ya que poseen paneles de mallas cuadradas y rejillas para liberación de juveniles, con tamaños más grandes de lo que indica la norma.[/cita]Justo antes de que finalice la veda de la merluza, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) y representantes de la Asociación de Industriales Pesqueros (Asipes) realizaron una inspección al buque Bonn, anclado en San Vicente (Región del Biobío), destacando el uso de arte de pesca de fondo (o arrastre) con modernas tecnologías.
«Desde el año 2004 esta forma de captar la biomasa ha evolucionado con la introducción de nuevos instrumentos y tecnologías que aseguran una actividad más sostenible», afirmaron en el recorrido desde la Asipes.
Los ejecutivos y miembros de la tripulación mostraron cómo se están utilizando materiales sintéticos como el polipropileno en redes, las cuales también presentan innovación en su forma, ya que poseen paneles de mallas cuadradas y rejillas para liberación de juveniles, con tamaños más grandes de lo que estipula la norma.
“Con esta tecnología, los capitanes pueden determinar cuáles son las especies que están capturando, permitiendo seguir las determinadas especies en forma adecuada. Las mallas y redes fueron desarrolladas por la industria, las que permiten que los peces pequeños puedan escapar vivos y mantenerse dentro de la biomasa que pasa a reproducirse”, aseguró el presidente de la Asipes, Luis Felipe Moncada.
El timonel del gremio industrial también aseveró que el 98,5% del fondo marino chileno corresponde a arena, roca y fango, por lo que esta práctica no produce un daño; salvo en los Ecosistemas Marinos Vulnerables (EMV), los que corresponden a fuentes hidrotermales, los arrecifes coralinos y los montes submarinos, los cuales están protegidos por la normativa.
Según cifras de los industriales, la pesca con redes de arrastre actuales operan con una gran selectividad sobre las especies objetivo, obteniéndose del total de las capturas un 98% de merluza cola, un 98% merluza tres aletas y un 91% en merluza común.
Lo anterior se consigue a través de equipos para detectar cardúmenes como sondas y sonares, la experiencia de los capitanes, la distribución de las especies objetivo y la selectividad de los artes de pesca; así como la radio y el satélite para localizar los bancos de peces y dispositivos para reunir peces que atraen a la biomasa objetivo, poniéndolos más al alcance de las redes.
Finalmente, Moncada sostuvo que «además de las innovaciones técnicas hay también importantes avances en los procesos. La incorporación de los observadores a bordo del Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), por ejemplo, hablan de una fiscalización permanente y rigurosa de parte de la autoridad».