[+FOTOS] Mariscope: La compañía internacional de tecnologías marinas celebra 25 años de trayectoria

Ago 26, 2019

En mayo de 2001, y mientras la industria del salmón de Chile crecía hasta las 400.000 toneladas, se abría Mariscope Chile en la ciudad de Puerto Montt.

En los últimos 25 años, las tecnologías han avanzado enormemente. En 1994, las universidades de todo el mundo comenzaban a enviar y recibir sus primeros E-mails, los computadores personales tenían memorias RAM de hasta 4 MB (y pesos por sobre los seis kilos) y la mayor parte de las imágenes se capturaban analógicamente. En el ámbito marítimo, ya existían robots para realizar inspecciones submarinas, sin embargo, solo podían ser operados por algunos científicos o la industria petrolera. En aquellos años, estas tecnologías costaban sobre los US$500.000.

«En el marco del Master of Sciences que estaba haciendo a principios de la década de 1990 en la Christian Albrecht Universität, de Kiel (Alemania), quería realizar una investigación científica que contemplaba el uso de un robot submarino. A pesar de las postulaciones y gestiones, no me pude conseguir los recursos necesarios para contar con la herramienta», recuerda el fundador y socio de Mariscope Meerestechnik, Christian Haag. Esta situación lo motivó tanto que, al poco andar, se unió con un compañero de la universidad para dar forma a una compañía que permitiera disminuir los costos de estas tecnologías y lograr que más personas, instituciones o empresas pudieran tener una “visión macroscópica de lo que ocurre bajo la superficie”.

Corría 1994 y, en la ciudad alemana de Kiel, nacía la pionera empresa Mariscope Meerestechnik. Su primer producto fue el robot “Spy”, que “valía un décimo de lo que costaban los otros robot, podía transmitir imágenes en alta frecuencia y tenía capacidad para bajar hasta los 300 metros. Todo era hecho por nosotros mismos”, recuerda el oceanógrafo fisico. Desde ahí en adelante, vinieron participaciones en ferias internacionales y aperturas de filiales en diferentes países. Los nuevos robots, con garantía de por vida, se comenzaban a vender en países como Italia, España o Francia, por nombrar algunos destinos. Sus principales usos se encontraron en la industria petrolera, turismo, inspecciones de naufragios y buceo en general. Pero como todo emprendedor, Haag iría por más.

Destino América Latina

A fines de la década de 1990, y de la mano de su nueva socia, la Dra. Cristina Rodríguez, las compras de robots desde Chile comenzaron a hacerse cada vez más frecuentes. Proveedoras de la industria del salmón y universidades permitían pensar en una presencia más sostenida en el país sudamericano. En mayo de 2001, y mientras la industria del salmón de Chile crecía hasta las 400.000 toneladas, se abría Mariscope Chile en la ciudad de Puerto Montt (región de Los Lagos).

«Mientras las compañías europeas miraban a los países asiáticos, como China, nosotros siempre vimos a América Latina como un lugar con grandes proyecciones de crecimiento. De hecho, así lo ha confirmado la historia. Hoy estamos vendiendo robots y servicios en Perú, Colombia, Brasil y Argentina», comenta Haag, quien destaca que ellos están en la fabricación de robots en el rango de los 50-500 kilos. Como siempre, y mediante una mantención al año, los robots que fabrica esta compañía en sus instalaciones de Alemania, están garantizados de por vida. Sí, de por vida.

A través de los años, esta compañía global ha sabido encontrar su espacio en el mercado oceanográfico. «Mariscope es más que una empresa de robótica. Nosotros hacemos tecnología marina», afirma el fundador de la compañía que hoy dispone de una gran variedad de equipos para todas las industrias que se desenvuelven en el ámbito marítimo y que, además, posee alianzas con fabricantes de submarinos personales.

Pensando en los próximos 25 años de la compañía, Haag detalla que ya están desarrollando equipos con sensores que permitirán conocer todo lo que sucede debajo de, por ejemplo, una balsa-jaula, es decir, metano, nutrientes u oxígeno disuelto. También, asevera que están trabajando en aplicaciones que permitirán a sus robots medir espesores de metales, costurar redes, limpiar por cavitación o cortar bajo el agua. «Incluso, pronto presentaremos vehículos autónomos para trabajos submarinos», asegura Christián Haag quien, junto con Cristina Rodríguez, buscan aumentar el conocimiento y las certezas bajo el agua.

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