Andrés Barros, Fundación Chile: «Falta una visión común de las oportunidades de la acuicultura»

Nov 30, 2018

"El mayor desafío está en lograr escalar comercialmente nuevas especies más allá del salmón y el mejillón", dice el ejecutivo de FCh.

Según lo reconoce la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su siglas en inglés), en Chile, «los primeros esfuerzos en acuicultura comercial se realizaron en el periodo 1921-1973, mediante planes e iniciativas, principalmente estatales, sobre la base de cultivos extensivos y semi-intensivos. En esos años se crearon centros de cultivo de moluscos para el desarrollo de la ostricultura y mitilicultura, y centros de cultivo de especies salmonídeas introducidas para la creación y desarrollo de pesquerías comerciales basadas en el cultivo tipo ranching».

Sin embargo, la acuicultura comercial se inició en Chile en la década de 1980 coherentemente con la política económica nacional que incentivó la actividad privada, la apertura al comercio internacional y como respuesta a la situación de aumento de sobreexplotación de stocks pesqueros locales de las especies nativas destinadas al mercado internacional. «Así, rápidamente se desarrolló una acuicultura dirigida al comercio exterior, basada en el cultivo de especies introducidas de alto valor comercial y cuya técnica de cultivo era conocida», agrega la FAO.

Una de las entidades precursoras en el desarrollo de la acuicultura nacional ha sido, sin dudas, la Fundación Chile (FCh), una corporación privada sin fines de lucro que fomenta innovaciones que «mueven la frontera de lo posible». Actualmente, los socios de esta entidad son el Estado de Chile y BHP.

En relación con la actividad cultivadora de recursos hidrobiológicos, el gerente de Alimentos y Acuicultura de FCh, Andrés Barros, aseveró recientemente que «nuestro rol ha ido mutando desde ser generadores de empresas demostrativas, como lo hicimos con el salmón a principios de los 80’s, a articular y acompañar el desarrollo de la acuicultura con más de 20 especies llevadas a cultivo y 18 empresas creadas en este ámbito».

Por lo anterior, AQUA conversó con Barros en el marco del Día de la Acuicultura.

Vea >> Anuncian celebración del Día de la Acuicultura»

Desde Fundación Chile, ¿cómo advierten el desarrollo tecnológico que ha generado la industria acuícola en Chile?

Existen buenas capacidades para enfrentar desarrollos tecnológicos en Chile, así como experiencias relevantes de especies llevadas a cultivo en distintas escalas. En Fundación Chile lo hemos hecho en más de 20 especies, nativas y foráneas, con un buen grado de éxito en tecnologías de hatchery, más otras instituciones que siguen apoyando la industria, capacidades que están disponibles en el país.

Sin embargo, a la dinámica política pública-academia-sector privado, le falta una visión común de las oportunidades de la industria acuícola, donde se comparta la necesidad de la proteína acuícola como una solución sustentable para alimentar a futuras generaciones. En este sentido, no hemos convencido suficientemente al empresariado y al sector político de la relevancia de esta industria, donde se debe invertir en I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación) y también asumir mayor riesgo porque habrá futuro acuícola -para al menos las próximas tres décadas- avalado por múltiples estudios.

¿Cuáles son los principales desafíos tecnológicos que tendrá que enfrentar la acuicultura -en el mediano y largo plazo- para seguir desarrollándose?

El mayor desafío está en lograr escalar comercialmente nuevas especies más allá del salmón y el mejillón, lo que requiere un diálogo pragmático entre los actores tecnológicos y empresas centrado en minimizar el riesgo tecnológico y financiero, y así pavimentar el camino para encantar a inversionistas. Veo una industria emergente en seriola, corvina, congrio, ostra japonesa, abalón o algas varias, que tiene el potencial de transformarse en una industria relevante para acuicultura de pequeña escala, consumo en el mercado local, así como de exportación.

En el contexto de la industria actual, algunos de los desafíos tecnológicos a destacar serían: avanzar en líneas genéticas de salmón con mayor resistencia a patógenos relevantes, como SRS y cáligus; desarrollar tecnologías para enfrentar las Floraciones Algales Nocivas (FANs) gatilladas por el cambio climático; seguir desarrollando alimentos funcionales para mitigar desafíos sanitarios y de toxinas por la floración de microalgas nocivas; o vacunas más eficaces.

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