El varamiento de cetáceos se ha vuelto un evento cada vez más recurrente en las costas del Biobío. Solo durante la semana pasada se registraron dos, uno en San Vicente (Talcahuano) y otro en Playa Blanca (Coronel). Y es que la región es parte de su zona de tránsito habitual.
Para la comunidad científica, ha sido relevante participar en el estudio del cadáver de la ballena fin (Balaenoptera physalus), que medía 15 metros y pesaba aproximadamente 30 toneladas, y que apareció flotando muerta en la bahía de San Vicente.
El Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) activó la Red Nacional de Respuesta ante Varamientos, que consiste en la colaboración interinstitucional entre el Servicio, la Armada de Chile, universidades y centros de investigación.
De esta forma, científicos de distintas regiones del país -fundamentalmente Los Ríos y Metropolitana- viajaron raudos al Biobío para sumarse al procedimiento de necropsia del cetáceo. Es así como participaron médicos veterinarios del Sernapesca, miembros de la Asociación de Médicos Veterinarios de Fauna Silvestre (Amevefas) y su Comité de Varamientos y Mortalidades Masivas que agrupó a especialistas de la Universidad de Concepción (UdeC) de la Facultad de Ciencias Veterinarias con su Laboratorio de Vida Silvestre y Laboratorio de Histología, Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la UdeC con COPAS Sur-Austral y Laboratorio de Patología Acuática, Universidad San Sebastián (USS), Universidad Andrés Bello (UNAB) sede Metropolitana, Universidad Austral de Chile (UACh), ONG Phanthalassa y Bioparque Quillón.
El encargado de Salud Animal del Sernapesca Biobío, Ignacio Flores, detalló que «junto con la Capitanía de Puerto de San Vicente remolcamos a la ballena hasta el sector de playa de la Industria Siderúrgica Huachipato, a quien agradecemos toda la colaboración y buena disposición para permitirnos realizar el procedimiento. En la necropsia participó un equipo multidisciplinario y se determinaron cuadrillas para abordar distintos de sectores del animal, con especial atención al corazón, zona abdominal y oído medio», precisó.
Este procedimiento fue solicitado por el jefe nacional de la Unidad de Rescate y Conservación del Sernapesca, Mauricio Ulloa, quien consideró que este procedimiento «es fundamental para el Servicio porque nos permite investigar la causa de muerte para la futura toma de decisiones en cuanto a su mitigación. Paralelamente, es de un enorme valor para la comunidad científica, quienes a través de la toma de muestras biológicas pueden investigar y aumentar el conocimiento de estas especies protegidas a nivel nacional e internacional, donde participan otras instituciones aparte de las ya mencionadas, como Universidad de Chile, Fundación MERI y Wildlife Conservation Society (WCS) en su análisis», valoró Ulloa.
Muerte por impacto
Ana Lía Henríquez, médico veterinario y especialista en patología de la USS, aclaró que los resultados finales de la necropsia tardan varios días. «No obstante, preliminarmente, podemos señalar que se trataba de un ejemplar macho, subadulto, y que la causa de muerte fue por trauma de alto impacto, es decir, que esta ballena sufrió un golpe muy fuerte que le ocasionó lesiones que posteriormente derivaron en su deceso», explicó.
Por su parte, Camila Calderón, médico veterinario del COPAS Sur-Austral de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas UdeC, puntualizó que las ballenas fin son las segundas más grandes después de la azul. «El ejemplar que varó medía 15 metros, pero los cetáceos de esa especie llegan a medir en promedio 25 metros. Luego de la caza comercial de ballenas, la distribución de esta especie se ha documentado desde Antofagasta a la Antártica, incluyendo el archipiélago de Juan Fernández. Su avistamiento en la costa del Biobío es normal», subrayó.
Camila Calderón aportó, además, que «esta especie en época de caza era capturada en esta zona, y el esqueleto de la última ballena fin capturada es precisamente el que está afuera de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción».
La Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) ha puesto a la ballena fin en lista roja, es decir, su estado es En Peligro (EN). De ahí que cobra mayor relevancia el esfuerzo del Sernapesca en activar esta red de varamiento para poder realizar estudios en profundidad que permitan tomar medidas de protección para este tipo de cetáceos.
El director regional del Sernapesca Biobío, Rodrigo Valencia, adelantó que «en un año más, procederemos a desenterrar los restos óseos de este ejemplar que apareció en la bahía de San Vicente, pues su esqueleto será donado al Museo de Historia Natural (MNHN) de Santiago (región Metropolitana), ya que hicieron la solicitud expresa y además por ley tienen prioridad nacional».
Falsa orca
El segundo evento de varamiento ocurrió el domingo pasado en el sector de Playa Blanca, Coronel. Allí varó muerto un ejemplar denominado falsa orca (Pseudorca crassidens), de aproximadamente 3 metros. Este cetáceo con dientes, de la familia de los delfines, estaba con una descomposición avanzada, por lo que se activó la toma de muestras con profesionales de la UdeC y Bioparque Quillón, pero no fue posible ejecutar una necropsia por su deteriorado estado.
«Con todas estas acciones, Sernapesca pretende acercar a la comunidad científica con el servicio público y lograr así una interacción que beneficia el conocimiento de estos cetáceos», manifestó Valencia, quien recordó que en «caso de avistamiento, se debe mantener siempre distancia».
En el caso de grandes cetáceos, las distancias van entre los 100 y 300 metros; mientras que para la ballena franca austral no se permite el acercamiento, sino que solo avistamiento desde tierra.
Ante cualquier hallazgo puede llamar al 800 320 032 del Sernapesca o bien al 137 de la Armada.