(El Mercurio) Coronel. Una nave de pesca industrial se acerca a este puerto del Biobío cargada con toneladas de jurel (Trachurus murphyi), una especie de alto consumo humano. La embarcación navega lentamente hacia el muelle de la empresa donde se recibe y procesa la carga. Sin embargo, a esta velocidad es presa fácil de cuatro lanchas bajas que se acercan raudamente por ambos costados.
Una de ellas se pega al buque para que suba el primer «gato», como llaman en la zona a los ladrones de pescado. Se trata de un delincuente ágil que trepa rápidamente a la cubierta para ayudar a sus compañeros a subir. Con cuatro o cinco personas a bordo, comienza la maniobra para amarrar las lanchas al barco y consumar el robo de pescado.
Todo esto, bajo la mirada impotente de los 15 tripulantes que han tenido que refugiarse en el entrepuente. Intimidados en esta ocasión con armas blancas, y en otras hasta con pistolas, los trabajadores miran resignados cómo los «piratas» rompen los sellos de las bodegas y se llevan parte del trabajo de varios días realizado mar adentro.
Este tenso momento quedó registrado en un video captado por un tripulante, el que fue puesto a disposición de la Capitanía de Puerto de Coronel y del Ministerio Público del Biobío. Esta última institución encargó peritajes a personal de la Armada, como tránsito de lanchas en los puertos, registros y licencias de los tripulantes, para intentar dar con los responsables.
La fiscalía calificó de clave este registro en el marco de la investigación que se había iniciado luego de que en el primer semestre se presentaran cinco denuncias de robo desde naves pesqueras.
Según cifras de la industria pesquera, en cada uno de estos asaltos, que también se registran en alta mar, se llevan cinco o seis toneladas de pescado.
Los fiscalizadores han establecido que el jurel robado se vende en Concepción y Talcahuano, pero también se han encontrado cargamentos ilegales en Coquimbo, e incluso envíos a Perú.
La Asociación de Industriales Pesqueros (Asipes) afirma que este año ha aumentado la audacia de los ladrones, y calcula que llegarán a robarse el 10% de la cuota de 325.000 toneladas que se fijó para la especie. En tanto, el robo se estima que ascienda a los US$1,5 millón solo este año.
«Tenemos tripulaciones amenazadas; incluso los encargados de flota están amedrentados», dice la presidenta de la Asipes, Macarena Cepeda.
«El jurel robado no cumple con ninguna normativa sanitaria, porque no llegó al consumidor mediante una cadena de frío completa», añade la ejecutiva, y manifiesta que lo que más preocupa es la seguridad de las tripulaciones que se exponen a los asaltos. «Los ‘piratas’ están cada vez más osados. Ahora, para evitar a la Armada, actúan en alta mar, guiados con GPS», asegura.
Por lo pronto, la autoridad marítima estableció una mesa de trabajo con las pesqueras locales para evitar que se concreten más robos.
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Datos
– 325.000 toneladas es la cuota autorizada para la captura de jurel en 2017.
– 297.000 toneladas fue la cuota de extracción otorgada al sector industrial en 2016.
– 20 días de operación invierte una nave industrial en volver al puerto cargada de jurel.
– 96 naves pesqueras industriales se dedican a la pesca del jurel. La mayor parte tiene su base de operación en los puertos del Biobío.
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