Durante años el congrio fue uno de los recursos más extraídos en la Provincia de Arauco, Región del Biobío, sin embargo, y según datos entregados por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), desde 1994 se ha visto una constante disminución en su abundancia, razón por la cual se han buscado mecanismos alternativos para su recuperación.
Estudios han demostrado que esta especie habita en cuevas, por esta razón un grupo de profesionales de la Escuela de Ciencias del Mar de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), a través de una iniciativa regional del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef), diseñó y fabricó doce estructuras de hormigón con múltiples cavidades, que se espera sean utilizadas como hábitat natural.
La Dra. María Isabel Toledo, directora del proyecto «Desarrollo de la Tecnología de Nichos Artificiales para el Asentamiento y Recuperación del Congrio Colorado, Genypterus chilensis, Orientada a la Sustentabilidad de la Pesca Artesanal de la Región del Biobío», explicó que el fondeo es uno de los hitos más relevantes y complejos de esta investigación, «ya que fue una maniobra no habitual por ser esta una iniciativa pionera». A lo que agregó: «Los nichos fueron instalados en módulos a lo largo de un área de manejo en grupos de tres».
Para poder cumplir con el objetivo, los investigadores tuvieron que estudiar la biología del recurso y su comportamiento, y en función de las conclusiones obtenidas se diseñaron las estructuras.
«Para aumentar la productividad natural del medio, los nichos se ubicaron en lugares arenosos sin disponibilidad de sustrato rocoso. Una vez lograda la biologización con algas y otras especies, y según nuestra hipótesis ya comprobada de que este pez vive en cuevas, los congrios deberían habitar de forma natural en ellos», precisó la investigadora.
De forma paralela a la construcción de las estructuras, se montó una unidad de mantenimiento de congrios en el Liceo Técnico Profesional Dr. Rigoberto Iglesias Bastías de Lebu, ejemplares que en un par de meses serán sembrados en uno de los módulos donde, por un período de cuatro meses, serán monitoreados para observar su comportamiento y evaluar la biodiversidad.
La académica destacó que lo importante de este proyecto es que se aumente la productividad en zonas de fondo arenoso. «Esta instalación será permanente y nuestra intención es que la idea sea replicable, es decir, que en cada una de las áreas de manejo exista este sistema para asegurar el aumento de la productividad y la pesca», vislumbró la Dra. Toledo.
El proyecto también contempla la transferencia tecnológica de los resultados obtenidos mediante la capacitación de los pescadores y espera determinar la rentabilidad social de la iniciativa y sus impactos futuros en el sector pesquero artesanal.