Los nuevos rumbos del ex gerente general de Vaki Chile

Jul 26, 2017

Jorge Cassigoli seguirá ligado "indirectamente" a la industria del salmón a través de la empresa Finalcut, de la cual es socio.

Luego de permanecer 15 años como gerente general de Vaki Chile, Jorge Cassigoli presentó este mes su renuncia al cargo por razones personales relacionadas con emprendimientos que, según adujo la semana pasada, requieren de su «plena dedicación».

Y para ahondar en su largo paso por la compañía de origen islandés especializada en el desarrollo de equipos de alta tecnología para el cultivo de peces, además de conocer los nuevos desafíos profesionales que asumirá, AQUA dialogó con el saliente ejecutivo, quien confía en que la salmonicultura «continuará desarrollándose en el tiempo».

Usted fue uno de los fundadores de la filial chilena de Vaki, ¿cómo evalúa su década y media en la empresa, y cómo esta fue aportando al desarrollo de la industria del salmón de Chile?

Mi inicio en Vaki fue un lindo desafío. Tuvimos que crear la empresa desde cero, tanto desde el punto de vista legal como operativo. Como no teníamos un lugar físico, trabajé el primer año desde mi casa.

A partir del segundo año tuvimos un vertiginoso crecimiento, lo que significó no solo incremento en ventas, sino que también de servicio y apoyo técnico a los clientes. A pesar de que Vaki Chile siempre tuvo gran respaldo de Islandia, el crecimiento local significó requerir profesionales para todas las áreas, incluyendo la administrativa, comercial, técnica y operacional. Así llegamos en 2016 a tener un equipo de trabajo de 18 personas contratadas.

El crecimiento también fue requiriendo nuevas y más amplias instalaciones para la operación de la empresa, por lo que en estos años cambiamos de lugar en tres oportunidades, habilitando mejores espacios para un equipo de trabajo que continuamente crecía y para una operación que cada vez asumía más responsabilidades, tales como la incorporación y construcción o ensamblaje de equipos a nivel local.

¿Cómo enfrentaron las crisis que impactaron a la actividad, como la generada por el virus de la Anemia Infecciosa del Salmón (ISAv)?

Durante estos años los desafíos fueron grandes y marcados por los vaivenes de la industria, pero el tener una estructura relativamente liviana nos permitió pasar las crisis sin grandes estrecheces.

La industria también ha evolucionado y estuvimos permanentemente detectando nuevas necesidades que pudieran facilitar y optimizar algunas de las operaciones productivas. La permanente incorporación de mejoras en los sistemas de conteo, por nombrar un ejemplo, ha sido notable. Vaki dispone de contadores para wellboats con capacidad de hasta 180.000 smolts por hora, lo que permite la entrega de peces a jaulas en centros de mar de manera rápida y muy precisa.

¿Cómo cambió la empresa tras la compra por parte de Pentair a fines de 2016? ¿Se ha notado una mayor demanda por tecnologías para enfrentar la escasez de agua dulce?

Vaki es un nombre muy conocido en la industria acuícola mundial y en Latinoamérica está bien posicionado no solo en Chile, sino que también en los países que producen tilapia, trucha y otras especies de la acuicultura.

Desde Chile se asiste a todo el resto del continente y los equipos que se fabrican mantienen un gran liderazgo en innovación y desarrollo tecnológico. Luego de la compra de Vaki por Pentair, se abre un gran potencial de continuar el crecimiento y expansión de negocios. Ambas empresas se complementan muy bien y se amplía significativamente la gama de productos a ofrecer a la industria acuícola.

Ahora bien, en el caso puntual de la disponibilidad de agua dulce, muchas empresas han migrado a pisciculturas de recirculación, las que permiten controlar variables como temperatura, oxígeno y calidad del agua de manera óptima, lo cual mejora los estándares productivos, pero además optimiza el uso del recurso agua. En este tipo de forma de cultivo, Pentair adquiere gran relevancia al disponer de innovadoras tecnologías en recirculación, filtración, bombeo, purificación y monitoreo de aguas.

Usted ahora se abocará en pleno a la administración de la empresa en la cual es socio, Finalcut Ltda. ¿Qué servicios ofrece esta para las industrias nacionales y fundamentalmente para la salmonicultura?

Finalcut nace por el interés del principal accionista de Vaki, Hermann Kristjansson, de mejorar la calidad de fabricación de partes y piezas en Chile y un interés personal mío y de mi socio y amigo, Andrés Puschel, de mejorar los estándares locales en el área de fabricación de estructuras del sector metal mecánico.

En el año 2007, en un viaje a Islandia pudimos apreciar la relevancia del corte de piezas con agua a presión y laser. Luego de este viaje, decidimos crear Finalcut, que en la actualidad cuenta con tres equipos de alta tecnología para elaboración de piezas en variados materiales para maestranzas, empresas que fabrican equipamiento, industria del plástico, forestales, navieras y de diseño. Nuestra empresa permite el corte de todo tipo de metales, cerámicas, vidrio, madera, polímeros, entre otros.

Indirectamente estamos ligados a la salmonicultura al entregar piezas de alta calidad y precisión, que otros actores utilizan en la fabricación de variados equipos.

En definitiva, Finalcut seguirá realizando un aporte que está íntimamente ligado al desarrollo y productividad de industrias y empresas que proveen partes, piezas y servicios en diversas actividades de la región.

¿Qué visión tiene sobre el futuro de la salmonicultura?

Confío en que la salmonicultura continúe desarrollándose en el tiempo. Es indiscutible que la zona sur-austral de Chile tiene grandes ventajas y proyecciones de expansión para los cultivos acuícolas, así como las tiene la zona central para las frutas y el vino, y el Biobío y La Araucanía para el área forestal. Es más, no existen muchos territorios en el mundo con recursos naturales de tan buena calidad como las nuestras para la acuicultura.

En la salmonicultura se han cometido errores, pero se ha aprendido mucho de ellos y cada vez se realiza esta actividad con mejores estándares sanitarios, ambientales y productivos. Junto con esto, se dispone de un capital humano cada vez más capacitado. Se sabe, por lo demás, que es tarea de todos cuidar el medio ambiente y particularmente dónde se cultivan las especies salmonídeas.

Los océanos del planeta están malamente afectados en muchas latitudes por contaminación que afecta la cadena trófica, desde microalgas hasta el crecimiento de especies pelágicas que proveen alimento a parte importante de la población humana. Si sumamos la sobreexplotación del mar, efectos climáticos y el aumento poblacional, el daño que estamos infringiendo sobre los mares es muy preocupante.

Es aquí donde la acuicultura y en el caso de Chile, particularmente la salmonicultura, toman una gran relevancia. Existen zonas en Chile donde esta actividad puede seguir desarrollándose, y se requerirá que tanto autoridades como empresarios y científicos de centros de investigación trabajen mancomunadamente para seguir permitiendo el crecimiento de estas actividades de manera sustentable.

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