Óscar Garay tiene una vasta experiencia en la acuicultura mundial, dentro y fuera de Chile. El exgerente regional de AquaChile (hoy controlada por Agrosuper) y expresidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes, actualmente es el presidente y director de operaciones (COO, por su sigla en inglés) de la filial asiática de una empresa acuícola norteamericana que se especializa en el cultivo de seriola, Forever Oceans, por lo que ha podido ser testigo cercano de los cambios en los mercados internacionales de productos del mar (seafood).
Es por esto que AQUA lo entrevistó para consultarle por cómo avizora el futuro en la época pospandemia, tanto para la industria acuícola en general como para el salmón en particular.
Garay se encuentra viviendo en Indonesia desde septiembre del año pasado y detalla que en sus planes estaba visitar Chile con relativa frecuencia, pero por la contingencia no ha podido. «Me vine a esta región por el proyecto al que me invitaron a participar. Es una iniciativa muy interesante y que mezcla tecnología de punta en la acuicultura con el desarrollo de una nueva especie. Mezcla pisciculturas de recirculación con cultivo offshore, en jaulas sumergidas con control a distancia, lo que lo hace ser un sistema bastante innovador. Es un bonito desafío, pero también uno extraña su país, fundamentalmente la familia y los amigos. Sin duda esa es la parte más difícil», comienza expresando.
¿Cómo vislumbra el negocio de la acuicultura a nivel mundial después del coronavirus (Covid-19); y qué cambios se pueden proyectar en base a todo lo que ha sucedido?
No es fácil proyectar el futuro, siempre depende de muchas variables, pero hasta ahora hemos vistos cambios en los hábitos de consumo de los consumidores que nos pueden dar luces de qué es lo que se podría esperar a futuro.
De partida, es un hecho que producto de la pandemia se incrementaron los pedidos de seafood a domicilio dramáticamente, en el mundo en general, y en particular en Estados Unidos, en donde incluso en los estados que los restaurantes están operando normalmente, la gente evita salir a comer por temor al contagio. En un sondeo realizado hace poco en Estados Unidos, casi el 50% de los encuestados declararon que no saldrán a comer todavía por temor al contagio, por mucho que los restaurantes estén disponibles.
Claramente esta pandemia está provocando un duro golpe al mercado, pero por otra parte también está creando nuevas oportunidades porque el seafood está llegando a más personas que antes, a pesar de la reducción en la demanda global.
¿Qué deja en evidencia todo lo anterior? Que cuando la pandemia pase vendrá un retorno gradual a salir a comer, que tardará un poco en volver a los niveles previos a la crisis, pero al mismo tiempo se logró incrementar dramáticamente los pedidos de comida a casa, los cuales tenderán a bajar, pero de todas maneras se estabilizarán en un valor más alto que previo a la crisis. Es un cambio de hábitos que ya venía dándose, pero que el virus aceleró.
¿Cuál es el escenario actual y futuro en el mercado chino?
China es un caso curioso en distintos sentidos. Por un lado fue el primer país en salir del brote -aunque con pequeñas y puntuales recaídas-, por lo que debería ser un caso de estudio. China es el mayor procesador mundial de peces y mariscos. Me ha llamado la atención que en el impacto en sus importaciones de seafood la baja fue muy leve, casi insignificante, pero sus exportaciones tuvieron una caída de un 25%, principalmente a Rusia y a Estados Unidos, con -22 y -26%, respectivamente.
¿Qué nos indica esto? Que su mercado interno absorbió la diferencia. Y lo otro que hay que fijarse es en que cambió la canasta de los productos de seafood que se están importando. En el primer trimestre, el salmón anotó una baja de un 75% en sus importaciones, pero se incrementó fuertemente el pangasius, que es un pez de agua dulce bastante más barato. Y finalmente, producto de la pandemia, bajará el porcentaje de participación de China en el reproceso o proceso del seafood global y otros países comenzarán a tener más protagonismo.
Vietnam es otro caso que se debe seguir de cerca, ya que su rol debería ser más y más importante con el tiempo. Tienen el know-how, excelente logística y grandes plantas de proceso.
¿Qué se puede vislumbrar para el salmón chileno en los diferentes mercados?
En China dependerá de qué tan rápido se fortalezca su economía para retomar los niveles de consumo que se tenían previamente. Es un proceso que debería tomar un tiempo no muy largo dada la inercia y el tamaño de la economía china, pero es muy difícil de predecir con exactitud cuándo, pero se recuperarán los consumos de salmón.
Lamentablemente el caso del mercado local chino en donde se encontró un salmón con Covid-19 repercutió negativamente en un mercado de por sí deprimido. Lo que no se dijo o no se dio a conocer, es que en ese mercado local se encontraron distintas muestras positivas de diferentes peces, no solo de ese salmón, lo que claramente indicaba que la contaminación se produjo en el mismo mercado por la manipulación y no por el producto en sí. Y eso trajo como consecuencia el que se afectara el precio en otros mercados, incluso en el norteamericano, en donde durante la primera quincena de junio el precio llegó a sus niveles más bajos de los últimos diez años.
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Afortunadamente, el precio en el mercado norteamericano se ha ido recuperando y hoy nuevamente tiene una posición más sólida, tal vez influenciado por las fiestas de independencia, pero también por una pobre captura del salmón salvaje, lo que se vislumbra positivo hacia adelante.
Y en Europa, por otra parte, se ha visto, en particular en Alemania, Italia y España, un incremento en las visitas a restaurantes, lo que aún está lejos de los niveles previos al virus, pero muestra una tendencia: que cuando esto pase, la gente tratará de recuperar la normalidad lo más pronto posible; una vez superados sus temores y que obviamente la situación esté más bajo control en los distintos países.
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¿Qué otros cambios o tendencias ha notado que han estado ocurriendo?
Además del incremento del e-commerce, también se ha notado un mayor aumento y apreciación de los productos congelados. En muchos países, latinoamericanos y asiáticos particularmente, los productos del mar congelados no son tan apreciados como los productos frescos, pero con la pandemia, esa mirada ha estado cambiando.
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El fortalecimiento de los mercados locales, con los productos producidos en la región y/o el país, también es una tendencia que se ha observado, pero no sé qué tanto pueda durar, ya que finalmente los productos se van hacia los mercados que más pagan por él. Y lo anecdótico que me comentaba un amigo que vende producto en Europa, es que en el incremento del consumo en casa ha aumentado el consumo de producto premium, no el más barato. La gente quiere calidad en su alimentación, ya sea para la familia o para lucirse con algún invitado. Hoy existen muchas más recetas disponibles en Internet al alcance de todos.
En definitiva, la acuicultura es un negocio que seguirá en crecimiento porque la gente necesita alimentarse y alimentarse con productos ricos, sanos y que garanticen una buena seguridad alimentaria; tanto el salmón como las especies de agua dulce y marinas que se producen en acuicultura son las que pueden ofrecer eso más que cualquier otro tipo de alimento.
Por lo que no me cabe duda de que la recuperación de esta formidable industria será en el corto o mediano plazo. No hay virus que pueda detenerla.