Chile posee «súperalgas» capaces de resistir mejor ambientes extremos

Jun 27, 2017

Varias especies presentes en el país pueden conformar quimeras (fusiones de individuos distintos), lo que las hace más fuertes, grandes y crecen más rápido.

(El Mercurio) Desde la mitología hasta grandes autores han especulado sobre la existencia de fabulosos seres con cabeza de animal y cuerpo humano o de otros animales, conocidos como quimeras. La biología convencional acusa que eso es imposible, al menos en las especies superiores, ya que la selección natural establece que cada organismo es genéticamente homogéneo y que solo pueden transmitir un determinado set de genes a sus descendientes.

Esas reglas del juego no funcionan tan estrictamente entre los corales, los hongos y algunas plantas, pero hasta ahora únicamente se había encontrado una frecuencia muy baja de casos, algo así como menos del 5% de la población.

Pero un equipo de investigadores de las universidades Católica y de Chile, liderados por el biólogo Bernabé Santelices, encontró altos niveles de quimerismo -entre 33% y 86%- en poblaciones naturales de la macroalga parda Lessonia picata, también conocida como huiro palo negro.

Esto significa que un mismo individuo de huiro puede presentar tejidos correspondientes a dos o más padres distintos.

La fusión de tejidos potencia al individuo resultante, le permite desarrollarse más rápido y con un mayor tamaño, lo que lo hace más resistente a los extremos ambientales como El Niño o el cambio climático. Además, estas «súperalgas», justamente por sus características, pueden ser una alternativa para reconstituir ambientes donde ha habido sobreexplotación de algas, especialmente en el litoral central.

Discos adhesivos

El estudio apareció recientemente en la revista PLOS One, donde se enfatiza que las quimeras no son un caso aislado o que solo se puede observar en el laboratorio bajo un ambiente controlado.

Según Santelices, aparte del huiro palo negro, también han detectado formación de quimeras en otras especies de macroalgas pardas chilenas, incluyendo el cochayuyo.

Los investigadores rastrearon tres localidades del litoral central, donde extrajeron tejidos de diferentes partes de las algas e hicieron tests de paternidad determinando que áreas en cada individuo presentaban distintos progenitores.

Encontraron que el quimerismo ocurre principalmente a nivel de los discos adhesivos; es decir, donde se fija el alga al suelo porque, aunque estas hacen fotosíntesis como las plantas, no poseen raíz.

Estos discos son la parte basal del alga una vez que alcanza un desarrollo medio. «Esto comienza a nivel microscópico cuando los gametos se funden y arman un cigoto, que cae al suelo marino y empieza de a poco a crecer y a generar el disco. Lo que ocurre es que muchas veces queda otro cigoto muy cerca que también produce su parte basal, y cuando crecen y ambas se encuentran se produce la quimera», explica Santelices.

«No hay fusión de núcleos celulares, es solo interacción física y una formación de tejidos mixta. Eso sí, puede haber intercambio de los fluidos internos», añade.

Por el interior del alga y sus ramas viajan los azúcares producidos por la fotosíntesis, igual que ocurre con las plantas terrestres. Las ramas que están más cerca del sol captan la luz y el alga bombea esos fluidos hasta la parte inferior del alga que por estar a la sombra no puede hacer fotosíntesis.

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