Entregan nuevas pistas para comprender los impactos de la acidificación de los océanos

Mar 13, 2017

Una investigación publicada por un equipo de científicos chilenos y europeos en la prestigiosa revista Nature Ecology & Evolution, proporciona una aproximación para comprender los resultados aparentemente contrastantes del impacto de la acidificación del océano sobre los organismos marinos.

Se dice que la acidificación del océano es el «gemelo malvado» del cambio climático. Es otra consecuencia de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) producto de la actividad humana. Se estima que cerca de una cuarta parte del CO2 que hemos emitido a la atmósfera es absorbido por el océano, lo cual trae como consecuencia cambios en la química del agua de mar, y entre dichos cambios, una disminución en el pH o nivel de acidez de esta.

Locos (Foto IMO)

De acuerdo con lo subrayado por el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO Chile), desde la Revolución Industrial el pH de los océanos ha caído desde 8.2 a 8.1. Sin embargo, si consideramos que la escala de pH es logarítmica, como la de los terremotos, este cambio aparentemente menor significa que el océano se torna un 30% más ácido que hace 200 años. Además, estudios recientes sugieren que esta tasa de acidificación se podría acelerar hacia finales de siglo, produciendo un impacto potencialmente catastrófico en los ecosistemas marinos. La comprensión del impacto de la acidificación de los océanos es ahora una prioridad y es uno de los objetivos del Plan de Desarrollo Sustentable de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el año 2030, acuerdo climático que ha sido ratificado por el Gobierno de Chile.

Durante los últimos años, la comunidad científica ha sido muy activa en torno a este tema, realizando variados experimentos, donde los organismos marinos son expuestos a niveles de pH o CO2 que podrían llegar a observarse en un futuro cercano. De esta forma, se ha logrado un consenso inequívoco de que si seguimos emitiendo CO2 a la misma velocidad, la acidificación del océano podría afectar significativamente a muchas especies marinas, ecosistemas, y los servicios que nos proporcionan (e.g. pesca y acuicultura) y de los que dependemos. No obstante, en este esfuerzo, los científicos muchas veces se encuentran con resultados aparentemente contradictorios.

Cristian Vargas (Foto IMO)A propósito de este tema, el Dr. Cristian Vargas (en la foto), director del Núcleo Milenio MUSELS de la Universidad de Concepción (UdeC) e investigador asociado del IMO Chile, asegura: «Hemos estado estudiando el impacto de la acidificación del océano durante muchos años. Me sorprendió el hecho de que al hacer el mismo experimento sobre diferentes poblaciones de una misma especie de caracol o mitílido («choritos»), se pudiera llegar a resultados tan contrastantes».

Para estudiar y resolver esta problemática, se reunió a un equipo de científicos de diferentes instituciones en Chile (Universidad Santo Tomás, Universidad Adolfo Ibáñez, Universidad Andrés Bello, Universidad de Antofagasta y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas) e instituciones europeas del Reino Unido y Suecia.

«En ese momento, los estándares en el campo de la acidificación de los océanos recomendaban usar la misma concentración de CO2 para todos nuestros experimentos, basado en potenciales escenarios para el océano abierto para 50 o 100 años más. Sin embargo, se descuidaba el hecho de que animales que viven en diferentes zonas costeras experimentan naturalmente diferentes niveles de CO2, y en muchos casos parecen estar adaptados a las condiciones ácidas de dichas zonas, condiciones que ya se observan en algunas localidades de la costa de Chile», explica el Dr. Vargas.

El Dr. Sam Dupont de la Universidad de Gotemburgo de Suecia y co-autor de este trabajo, enfatiza la importancia de no descuidar los detalles de este estudio. «Probar con el mismo nivel de CO2 en todo el mundo, sería lo mismo que mantener a los osos Grizzly y Polar a la misma temperatura y esperar que respondan de la misma manera», sostiene el Dr. Dupont.

«En consecuencia, al utilizar estos escenarios experimentales de cambio para el océano abierto, un gran conjunto de estudios publicados realizados con especies marinas costeras, podrían haber subestimado significativamente el impacto de la acidificación de los océanos en los organismos marinos», dice por su parte el Dr. Cristian Vargas.

Loco, cápsulas (foto IMO)

En este nuevo artículo publicado en Nature Ecology and Evolution, se midió la variabilidad natural del CO2 a lo largo de la costa de Chile y de las áreas geográficas desde las cuales todas las especies fueron recolectadas para experimentación, de forma de calcular un índice que permite conocer cuáles son las condiciones actuales donde viven los animales y de este modo a cuánto estarían expuestos en el futuro con las emisiones de CO2 proyectadas. Lo interesante es que este índice es capaz de conciliar los resultados aparentemente contradictorios.

«En cierto modo, es bastante sencillo: cuanto más los animales se alejan de las condiciones ambientales que conocen, más se estresan y se ven afectados negativamente», concluye el científico.

Este nuevo enfoque permitirá utilizar de forma más eficiente la creciente cantidad de datos sobre los cambios químicos que están ocurriendo en nuestros océanos (pH o CO2), y las proyecciones que son utilizadas para inferir sobre los impactos en los ecosistemas marinos. De esta forma, se podrá trabajar hacia una mejor administración de los recursos marinos y estar mejor preparados para los cambios que están ocurriendo en nuestros océanos.

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