(El Mercurio) «Tuvimos suerte y mucha dedicación para encontrar el barco y hacer la filmación», comenta Carlos Cortés, biólogo marino de la Universidad Católica del Norte (UCN) y uno de los dos documentalistas que encontraron, el lunes pasado, los restos del vapor «Itata», que protagonizó el más letal naufragio en la historia náutica de Chile, siniestrado hace 95 años y en el que murieron más de 400 personas frente a la costa de la región de Coquimbo.
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Fueron nueve excursiones previas entre islas Pájaros y Punta de Choros, emplazadas al norte de La Serena, las que realizó junto a su colega Ricardo Bordones, en un lapso de cuatro años. Hasta que en el décimo intento dieron con los restos, a unos 200 metros de profundidad.
Sin embargo, la pieza clave del hallazgo fue aportada por los pescadores de la zona, quienes les entregaron información clave de la posible ubicación del «Itata», en mayo.
«Hace cinco años, el capitán de un barco sacó un huinche antiguo (para levantar carga) y como trabaja en la pesca de arrastre dejó marcado el punto para no volver a esa zona, y así no estropear sus artes de pesca», explica Bordones. Así, fue el responsable de la nave «Traigun», quien reside en Quintero, región de Valparaíso, y que se hace llamar «capitán Oliver», quien aportó el dato clave.
Escépticos, ambos documentalistas se reunieron con el marino, quien les marcó en una carta náutica el punto exacto frente a las costas del sector de Cruz Grande, a 80 km al norte de La Serena. Según Bordones, lo recogido por el barco del «capitán Oliver» incluía vestimentas, sombreros y restos óseos.
«Encontrar un resto náufrago es difícil, pero (la información) nos acortó el área a un par de millas», concluye Bordones. Con ese dato, los investigadores variaron el rastreo y aceptaron incluir un robot submarino de la ONG Oceana y navegar en el «Stella Maris II» de la UCN, los que ayudaron a dar finalmente con el vapor «Itata», sumergido a 15 km de la línea de playa.
Ahora, Bordones y Cortés piden aportes para una nueva expedición, para realizar un trabajo con más detalles. «Para esta investigación pudimos sumar el apoyo de la Universidad Católica del Norte, la Armada de Chile, Oceana, el Consejo de la Cultura, la Municipalidad de La Higuera, y las empresas Sacyr y TPC (Terminal Portuario de Coquimbo), apoyos fundamentales para la investigación. Ahora, vamos a redoblar nuestro esfuerzo para buscar un nuevo respaldo a nuestro trabajo, en un undécimo viaje», sentencian Bordones y Cortés.
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