La Universidad Católica de Valparaíso (UCV) desarrolló una nueva tecnología de cultivo demandada por el sector farmacéutico veterinario para Piscirickettsia salmonis. Esta bacteria es la causante de la Septicemia Rickettsial Salmonídea (SRS) o Piscirickettsiosis, enfermedad que representa un 88% de las pérdidas en la producción nacional, provocando un alto impacto en la industria acuícola.
Entre las estrategias para controlar dicha patología destacan las vacunas. Y para la elaboración de las distintas formulaciones de estas disponibles en el mercado, se requiere producir una cantidad considerable de biomasa de P. salmonis.
Actualmente, a nivel industrial, esta bacteria es propagada infectando líneas de células animales. Sin embargo, este proceso posee mayores dificultades técnicas que los cultivo libres de células, además de gastos operacionales elevados.
Desde la UCV aseguran que el grupo de investigación de la EIB ha fundado las bases tecnológicas del cultivo en biorreactor de P. salmonis en medio líquido químicamente definido libre de células, alcanzando rendimientos y productividades que igualan y mejoran los índices obtenidos con medios con y sin células a escala de laboratorio.
La investigadora a cargo de este proyecto, Dra. Claudia Altamirano (en la foto), explica que «la principal ventaja de esta tecnología de cultivo es que permite disponer de biomasa pura, sin desechos celulares, evitando que se generen respuestas cruzadas indeseables en los peces vacunados; por lo tanto, la calidad del producto es mejor».
Paralelo a esto, la investigadora dice que «el hecho de inyectar bacterina pura repercute en que la dosis a agregar sea menor, optimizando el uso del producto».
Fase de escalamiento
La segunda fase del proyecto del grupo de investigación de la Escuela de Ingeniería Bioquímica consiste en el escalamiento de la producción de esta bacteria a un nivel industrial, en reactores de 120 litros.
Actualmente, la UCV colabora con la empresa farmacéutica Centrovet, con quienes hay un acuerdo de licenciamiento de la tecnología. «Luego de estandarizar el proceso, el objetivo es evaluar que funcione con diferentes cepas de la bacteria, para definir qué tan reproducible es», explica la académica.
Las pruebas de escalado se realizarán en la Escuela de Ingeniería Bioquímica, mientras que para las pruebas de campo con peces se recurrirá a la colaboración de Centrovet.
El mercado
Esta bacteria, como cualquier patógeno, va evolucionando dependiendo del nicho en donde se desarrolle. Entre los distintos centros acuícolas del país, podemos encontrar diferentes cepas de la bacteria. De esta forma, produciendo la bacteria en un medio de cultivo puro, probado, abre un sinfín de oportunidades para evaluar el crecimiento en este medio de distintas otras cepas de P.salmonis, permitiendo obtener vacunas más acorde a las necesidades del mercado.
Los interesados en esta tecnología son las empresas del sector acuícola, correspondientes a la segunda área exportadora más grande después del cobre a nivel nacional y es una actividad importante en el mundo, en donde el mercado del salmón representa el 2,4% de los productos del mar consumidos, del cual el 60% es de cultivo.