Las desaladoras captan agua del mar y la convierten en apta para el consumo humano, tras someterla a un proceso de tratamiento y filtrado (osmosis inversa). Además, tienen un funcionamiento amigable con el medio ambiente, pues se alimentan con energía proveniente de paneles solares.
La instalación de la desalinizadora en caleta Apolillado, comuna de La Higuera -que implicó una inversión de $80 millones a través del Indespa-, significará una mejora de la calidad de vida de los 56 pescadores miembros de la asociación gremial Los Choros, quienes hoy dependen de camiones aljibe para acceder al agua potable.
«Esta planta -que entregará ocho mil litros diarios del elemento- permitirá que los beneficiarios optimicen las faenas de extracción de locos, lapas, machas y otros recursos bentónicos. Además, su funcionamiento será clave para hacer realidad uno de los mayores anhelos para los pescadores: la implementación un proyecto turístico y comercial con restaurantes, cabañas y puestos de venta de productos del mar», aseguró el subsecretario de Pesca y Acuicultura, Román Zelaya.