El pasado viernes 25 de enero, en Valparaíso se desarrolló la ceremonia de clausura del proyecto FIC-R: «Innovación social y tecnológica para impulsar la acuicultura a pequeña escala en caletas rurales», el cual es desarrollado por la Universidad Andrés Bello (UNAB) con aportes del Gobierno Regional (GORE) de Valparaíso y cuyo foco está puesto en el cultivo de erizo.
La ceremonia se llevó a cabo en el Centro de Investigación Marina de Quintay (Cimarq), donde los asistentes pudieron conocer en detalle los resultados del proyecto y el alcance logrado con la transferencia tecnológica del cultivo de semillas de erizo rojo que tuvo como beneficiarios a pescadores artesanales de Caleta Quintay, El Quisco y Laguna Verde, como también de otras nueve caletas de la región que recibieron una transferencia de parte de las profesoras apoyadas por las mismas mujeres y hombres de mar.
El encargado de dar la bienvenida fue el director del proyecto, Dr. Juan Manuel Estrada, quien realizó un resumen de los resultados obtenidos, poniendo énfasis en el cumplimiento del principal objetivo: «incrementar la competitividad de las caletas rurales y semiurbanas de pesca artesanal de la región, a través de la transferencia tecnológica asociada a la producción de semillas de erizo rojo para el desarrollo de la acuicultura a pequeña escala en áreas de manejo».
El Dr. Estrada también se refirió a la importancia del erizo manifestando que «es uno de los recursos marinos invertebrados más importantes en términos de volumen desembarcado. Su extracción es llevada a cabo exclusivamente por pescadores artesanales». Y precisó: «a enero de 2018, de acuerdo con la información de la Subpesca (Subsecretaría de Pesca y Acuicultura), en la región de Valparaíso existían un total de 42 AMERBs (23 operativas, 13 disponibles y seis suspendidas). Las 23 AMERBs (Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos) operativas corresponden a más de 2.300 hectáreas de superficie, cuyos principales recursos son el loco, la lapa frutilla, la lapa negra, la lapa reina, el erizo, el huiro palo y el chascón o huiro negro».
Por su parte, la coordinadora del proyecto, Francisca López, explicó en cifras el alcance del proyecto a los pescadores de las caletas participantes, expresando que la optimización de la tecnología más la estrategia de intervención dieron como resultado una exitosa transferencia, tanto para los 17 pescadores de Caleta Quintay, El Quisco y Laguna Verde como también para los más de 20 pescadores de Caleta Embarcadero, El Manzano, Pichicuy, Ventanas, Montemar, Las Cruces, Cartagena, Papagayo y San Pedro.
Ante ello, la profesional dijo estar «muy contenta por la participación y compromiso de los pescadores con este proyecto».
Para finalizar, se dirigieron al público Cecilia Bello, alguera de Caleta Laguna Verde, quien comentó la factibilidad de llevar a cabo este proyecto en su caleta, así como por otros pescadores interesados, y los invitó a continuar con esta iniciativa; y José Barrios, pescador artesanal de Caleta Quintay, quien manifestó su agradecimiento diciendo: «quiero dar las gracias por la transferencia que nos han enseñado de cómo hacer el desove de erizo, pero creo que al final es el porqué lo estamos haciendo (…) esta transferencia que hemos recibido va mucho más allá de cuántos pesos más o cuántos menos, mañana, pasado o futuro, sino que acá hay un problema que también es social y ambiental, porque tenemos que demostrar nosotros a la opinión pública, a las autoridades, que fuimos los depredadores y que hoy día estamos preocupados de reparar el daño que hicimos. No lo vamos a reparar al 100%, eso es imposible, pero queremos hacer un aporte y al largo plazo sanar las pesquerías que hoy día hemos dañado», concluyó José Barrios.