Piojo de mar: El constante dolor de cabeza para los salmonicultores

Jul 6, 2017

La investigadora Francisca Samsing advierte que la mayoría de los estudios publicados en la literatura científica han sido realizados para el piojo de mar prevalente en el hemisferio norte (Lepeophtheirus salmonis), y no para la especie incidente en Chile (Caligus rogercresseyi).

Hace un par de años, el Gobierno de Australia concedió a la investigadora chilena Francisca Samsing la beca Australian Development Scholarships for Latin America para cursar una maestría en ciencias, mención zoología, de la Universidad de Melbourne, donde comenzó a centrar sus investigaciones en la relación salmón-piojo de mar.

A poco tiempo de estar cursando ese postgrado, los avances en sus estudios la llevaron a ganar en septiembre de 2016 uno de los tres premios a las mejores presentaciones en la XI Conferencia Internacional del Piojo de Mar, con la ponencia titulada “Predicting the effectiveness of depth-based technologies to prevent salmon lice infection using a dispersal model” (en español, “Prediciendo la eficacia de las tecnologías basadas en la profundidad para prevenir la infección de los piojos del salmón utilizando un modelo de dispersión”).

Si bien gran parte de su labor investigativa en piojos de mar la ha realizado en Noruega, donde surgieron los primeros métodos mecánicos (no farmacológicos) para controlar y disminuir los niveles de infestación, también conoce bien la realidad de otros países salmonicultores, como Chile, Canadá y Escocia.

Francisca Samsing

En entrevista con AQUA, comienza destacando que el uso de los métodos mecánicos se han visto impulsados por el desarrollo de resistencia a los fármacos que el piojo de mar ha experimentado frente a la mayoría de los agentes disponibles en el mercado.

A su vez, sostiene que el desarrollo de resistencia se ha visto agravado producto que las autoridades sanitarias en Noruega, con el fin de proteger los salmones silvestres, especifican que los peces de cultivo deben tener en promedio menor a 0,5 piojos adultos hembras por pez, lo que ha aumentado el número de tratamientos por ciclo productivo que los salmonicultores deben realizar y favoreciendo así el desarrollo de resistencia antiparasitaria.

A partir de las diversas investigaciones que ha realizado en torno al piojo de mar, ¿cuáles son los métodos mecánicos con mayor potencial para controlar la acción de este parásito sobre la producción de salmónidos?

Los métodos mecánicos se basan en la fisiología del parasito y en su debilidad frente a cambios bruscos de temperatura o baja salinidad. Uno de ellos es la desparasitación térmica, un método conocido comercialmente como Thermolicer, donde los peces son sometidos a agua de mar a altas temperaturas (28 – 35°C) por unos pocos segundos (20 – 30 segundos). Este método es relativamente eficiente en disminuir los niveles de infestación por piojo de mar, pero también se han observado eventos masivos de mortalidad asociados al tratamiento, y aún falta por hacer más investigación en relación a los tiempos de exposición, a las temperaturas de tratamiento, a los cambios de temperatura, entre otros. Es que no es lo mismo someter a peces que vienen de agua a 8 o 9°C a un shock térmico de 30°C, que someter a peces que vienen de agua más tibia a 13 o 14°C al mismo shock térmico, y esto debe ser investigado en mayor profundidad.

Otro tratamiento que ha aumentado en popularidad en Noruega es el uso de agua dulce o baja salinidad, conocido comercialmente como Hydrolicer, con también buenos resultados.

Con respecto al comportamiento del parásito propiamente tal, existe un método que hemos estado pensando en probar a escala experimental que es el uso de sombra sobre la jaula. Los copepoditos de piojo de mar son altamente fototácticos, es decir son atraídos por la luz, y se encuentran cerca de la superficie durante el día donde se encuentran con los peces cuando estos suben a la superficie a comer o rellenar su vejiga natatoria con aire.

Por lo tanto, si logramos disminuir la luz en la superficie alrededor de la jaula (por medio de una gran sombra sobre la jaula), es posible que logremos disminuir el encuentro entre el estado infectivo del parásito y los peces. Sin embargo, este método aún está en proceso de investigación y desarrollo.

Existen diferentes barreras para controlar al piojo de mar. Entre estas las balsas-jaulas sumergibles, luces sumergibles, alimentación bajo los cinco metros o faldones, entre otros. Según su experiencia y conocimientos, ¿cuál sería la más efectiva considerando la realidad puntual de la salmonicultura de Chile?

Todos estos métodos se basan en impedir o disminuir el acceso de los peces a la superficie donde se encuentra el estado infectivo del parásito. Por un lado, hay métodos que son más económicos o más prácticos de implementar que otros, y por otro lado hay métodos que pueden afectar de distinta manera el bienestar de los peces. Por ejemplo, las jaulas completamente sumergibles pueden producir problemas de flotabilidad en los peces, ya que estos necesitan aire para rellenar su vejiga natatoria y poder regular la profundidad de natación y flotabilidad.

Es por ello que nuestro grupo desarrolló el concepto de jaula “snorkel” luego de hacer pruebas con balsas complemente sumergidas.

En este caso, ¿qué ocurre con las luces sumergibles?

La alimentación sumergida es logísticamente compleja, y no es complemente efectiva ya que los peces aún deben subir a la superficie a rellenar su vejiga natatoria. En esta línea, las luces sumergibles atraen a los salmones y los mantiene nadando más profundo, disminuyendo la frecuencia de contacto de estos con la superficie.

El uso de luces es más práctico y sencillo de implementar que la alimentación sumergida, más aún las luces; además se utilizan para controlar la maduración en los peces. Sin embargo, con el uso de luces, los peces aún deben acceder a la superficie a alimentarse y rellenar su vejiga natatoria, y por lo tanto aumentan su riesgo de infectarse.

Y los faldones…

El uso de faldones logra prevenir la infección dentro de la jaula, pero su implementación puede traer serios problemas de oxigenación ya que estos restringen el flujo de agua a través de la jaula, y pueden exponer los peces a niveles inaceptables de hipoxia. La jaula “snorkel”, por otro lado, trae muy buenos resultados en términos de reducir los niveles de infestación por piojo de mar, y no posee los problemas de hipoxia observados con los faldones. Sin embargo, hay salmonicultores que sugieren que su uso a nivel comercial puede ser poco práctico al momento de limpiar la jaula. No obstante, esta tecnología está en permanente desarrollo y mejora, y muchos de los problemas de nuestros prototipos iniciales han sido superados con el uso de mejores materiales que facilitan la limpieza y mantención.

¿Se puede entonces destacar un método sobre otro en términos generales?

Todos estos métodos tienen ventajas y desventajas, y su uso e implementación debiese ser evaluado caso a caso dependiendo de las condiciones ambientales y de producción de cada centro.

Otro aspecto muy importante de considerar es que la mayoría de los estudios publicados en la literatura científica han sido realizados para el piojo de mar prevalente en el hemisferio norte (Lepeophtheirus salmonis), y no para la especie prevalente en Chile (Caligus rogercresseyi). Si bien ambos copépodos marinos están relacionados, pueden también existir diferencias en su comportamiento que hagan que algunos métodos sean mejores que otros para la situación nacional y para cada especie, y esto debe ser investigado en Chile y para Caligus rogercresseyi, específicamente.

De igual forma, se han desarrollado diversos modelos para controlar al parásito. Algunos de estos son los hidrodinámicos, biológicos o de dispersión. A partir de sus investigaciones, ¿hay alguno que sea más efectivo?

Países como Noruega, Canadá y Escocia han desarrollado diferentes modelos para predecir la dispersión y las dinámicas de infestación por piojo de mar en diferentes localidades geográficas. Y el desarrollo de modelos hidrodinámicos de dispersión o de modelos estadísticos capaces de predecir las dinámicas de infestación se ven altamente favorecidos en países como Noruega donde existe una riqueza enorme de información disponible para validar dichos modelos. Esto, porque los salmonicultores noruegos deben reportar a las autoridades sus niveles de infección por piojo de mar en los centros todas las semanas, lo que ha impulsado el desarrollo de modelos y ha permitido su adecuada validación.

En mi opinión, como dicen los expertos en modelamiento ecológico, “todos los modelos se equivocan, pero hay algunos mejores que otros”.

¿Considera que es posible predecir la dispersión de enfermedades?

En el caso de predecir la dispersión de enfermedades en sistemas marinos, es esencial incorporar el efecto de las corrientes de agua. Por lo tanto, modelos hidrodinámicos capaces de predecir las condiciones ambientales (corrientes de agua, temperatura, salinidad) acoplados a modelos biológicos capaces de predecir la respuesta del parasito al medioambiente son, posiblemente, la mejor alternativa existente hoy en día. Estos modelos podrían además incorporar el efecto de las variables ambientales en la tasa de infección. Para una misma presión de infección (numero de copepoditos llegando a una jaula), la tasa de infección no va a ser la misma si la temperatura en un sitio es 5° o 15°C.

Hemos visto en experimentos que bajas temperaturas pueden disminuir marcadamente las tasas de infección. Por otro lado, estos modelos también podrían incluir las dinámicas de población del piojo de mar, y las tasas de fertilidad y prolificidad de las hembras.

El uso de estos modelos podría ser de gran ayuda para predecir la eficacia de diferentes medidas preventivas contra el piojo, así como para modelar las ventajas de un manejo espacial que considere la conectividad entre centros, y evalúe los impactos de implementar tratamientos coordinados y descanso sanitarios por barrios.

Recientemente, un investigador canadiense aseveró que la mejor forma de controlar al piojo de mar es evitando la generación de resistencia de los parásitos a los fármacos. ¿Está de acuerdo con esta propuesta? ¿Por qué?

Evidentemente una de las mejores formas de controlarlo sería evitando la generación de resistencia de los parásitos a los fármacos. Sin embargo, la pregunta es ¿cómo logramos esto? La resistencia antimicrobiana es uno de los desafíos sanitarios del siglo XXI, tanto en seres humanos como en nuestros animales.

Por otro lado, epidemiológicamente hablando, la situación en Canadá, sobre todo en la costa Pacífico, es bastante diferente al resto del mundo salmonicultor. La industria en el lado oeste de Canadá es pequeña en comparación con el nivel de salmones silvestres que emigran todos los años al océano. Estos salmones silvestres mantienen una población de piojos de mar que no han sido tratados con fármacos antiparasitarios, por tanto el flujo de genes “silvestres” diluyen los genes de resistencia que pueden aparecer en las poblaciones de piojos “de cultivo” enlenteciendo el desarrollo de resistencia antiparasitaria.

Este es el concepto de “refugio” que se ha conocido por mucho tiempo en la agricultura terrestre donde una proporción de la población parasitaria no es expuesta a una medida de control o fármaco en particular, escapando así a la selección de resistencia. Esta situación ocurre, por ejemplo, con parásitos como las garrapatas y la mosca de los cuernos, donde la presión del tratamiento solo se realiza sobre una pequeña parte de la población de parásitos.

En la salmonicultura chilena y noruega, sin embargo, no existe actualmente una población “refugio” o no tratada lo suficientemente grande como para mantener el efecto de dilución que se observa en la costa oeste de Canadá, y para ellos mantener este efecto de dilución es esencial mientras el antiparasitario aún sea efectivo.

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