Los pescadores de la caleta Talcaruca, ubicada en Ovalle, región de Coquimbo, cumplirán dentro de unas semanas uno de sus mayores anhelos: contar con una planta desalinizadora que les entregará agua potable.
La nueva desaladora aportará ocho mil litros diarios del elemento hídrico al enclave costero. Estas instalaciones captan agua del mar y la convierte en apta para el consumo humano, tras someterla a un proceso de tratamiento y filtrado (osmosis inversa).
La planta -que implicó una inversión pública de $98 millones- tendrá un funcionamiento amigable con el medio ambiente, pues se alimenta con energía proveniente de paneles solares.
Calidad de vida
La inminente puesta en marcha de la desaladora se traducirá en una mejoría de la calidad de vida de los pescadores de la caleta, quienes hoy dependen de camiones aljibe para acceder al agua potable.
En el caso de Talcaruca, la desalinizadora permitirá que los beneficiarios optimicen las faenas de extracción de locos, lapas y algas pardas desde sus áreas de manejo, así como las capturas de algunos peces, su posterior procesamiento y comercialización.
En esa línea, el subsecretario de Pesca y Acuicultura, Román Zelaya, aseguró que la planta en caleta Talcaruca «mejorará la calidad de vida de los pescadores y los encaminará hacia el desarrollo productivo».
Además de la desalinizadora en caleta Talcaruca, las instalaciones de este tipo que están contempladas en el programa son: San Marcos (Tarapacá), Río Seco (Tarapacá), Chipana (Tarapacá), Chanavaya (Tarapacá), Los Burros-La Reina (Atacama), Pan de Azúcar (Atacama), Maitencillo de Canela (Coquimbo), Los Molles (Valparaíso) y Coliumo (Biobío).
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Las primeras desaladoras empezaron a entregarse a pescadores de distintas regiones del país hace dos años.