Desde febrero de 2016, la Asociación de Cultivadores de Moluscos de Calbuco tiene un nuevo presidente. Se trata del ingeniero ambiental Jorge Morales, quien hace siete años se hizo cargo de un negocio familiar enfocado en el mejillón y que, desde entonces, ha tenido una activa participación en el gremio. Este año, el profesional aceptó el desafío de liderar la asociación, contando con el apoyo del antiguo presidente, Walter Kaiser, y de la mayoría de los demás integrantes.
Es así como la directiva quedó conformada por Jorge Morales, como presidente; Walter Kaiser, como vicepresidente; Roberto Pavez, como secretario; y Claudio Torres como tesorero. También figuran, como primer y segundo director, respectivamente, Eugenio Yokota y Andrés Vallejos. Hoy, esta asociación cuenta con 50 socios que representan el 90% de todas las concesiones acuícolas de Calbuco, comuna que produce alrededor del 20% del mejillón (o chorito) a nivel nacional.
Pero los primeros meses del nuevo presidente de los mejilloneros de Calbuco no han sido nada fáciles. Cuando asumió, tenía varios proyectos en mente, como lograr la habilitación de un muelle que permita que la descarga sea más fluida. No obstante, a poco andar, tuvo que hacer frente a los impactos de uno de los eventos de marea roja más intensos que ha afectado a la zona en los últimos años y que golpeó gravemente al sector mitilicultor.
¿Cuáles son las principales tareas que se trazó cuando fue elegido como nuevo presidente de la Asociación de Cultivadores de Moluscos de Calbuco?
Cuando asumí, tratamos de hacerle ver a los servicios públicos, como Sernapesca, Corfo y Sercotec, que los mitilicultores no somos una sola especie, sino que nuestras necesidades son muy distintas a las de los cultivadores de Hualaihué o de Chiloé. Queríamos que tengan clara esta idea a la hora de implementar, por ejemplo, los concursos enfocados en el sector. En el caso de Calbuco, un gran problema que tenemos es que no hay suficientes muelles de descarga, de modo que se produce un hacinamiento tremendo a la hora de cosechar. Hay solo una línea de descarga que no da abasto. En esta misma cinta, descargan también sardinas, reineta, almejas y otros recursos, entonces uno puede estar toda la noche con la mercadería esperando su turno, con todos los costos y pérdidas que ello genera.
Es por eso que pedimos alguna alternativa. Hablamos con el alcalde de Calbuco sobre un sector que visualizamos se nos podría ceder para hacer un muelle y él no tuvo problemas, dijo que solo teníamos que ponernos de acuerdo con las juntas de vecinos y buscar financiamiento a través de Corfo, Sercotec o el Gobierno Regional. Pero, en ese momento, apareció la marea roja, quedamos entrampados y no pudimos seguir adelante con el proyecto.
¿De qué forma los afectó la aparición de Floraciones Algales Nocivas?
La batalla más grande que hemos tenido que dar fue cuando nos cerraron el área de forma preventiva a causa de la marea roja. Llegó el Servicio de Salud y nos dijo que se cerraba todo. Nos pareció extraño, porque nosotros trabajamos desde hace años con el Programa de Sanidad de Moluscos Bivalvos (PSMB), reconocido a nivel europeo y bajo el cual hacemos muestreos semanales de todo el espectro posible de floraciones algales y de todas las contaminaciones que pudieran haber en agua; y hasta ese momento el muestreo no había arrojado marea roja. Aún así cerraron todo. Fue ahí cuando empezaron los problemas. De hecho, en la hoja de ruta que tenemos este año con los servicios públicos está el tema de evitar que nuevamente, ante situaciones como esta, se presenten desórdenes de este tipo. Uno, como privado, está pagando análisis que son muy exigentes, de modo que hay que revisar eso.
Lo cierto es que estuvimos 20 días con cierre preventivo. Mientras tanto, los mariscos seguían creciendo y algunos corrían riesgo de que se les hundan las líneas. Luego, logramos que se abriera, pero el producto había adelgazado porque ya estábamos entrando en el invierno, de modo que algunos siguieron con el producto en el agua y dejaron de comprar semillas, lo que ha generado un problema también para la gente de Hualaihué, a quienes también se les empiezan a hundir los centros porque la gente no tiene dinero para invertir. Además, toda esta situación ha provocado miedo en los productores, quienes temen que el otro año pueda aparecer de nuevo la marea roja.
Y ¿cómo los afectó la movilización de los pescadores?
Habíamos empezado a cosechar, luego del cierre preventivo, cuando comenzó la manifestación. Y claro, se paralizó todo. Tampoco había combustible. Estábamos encerrados en Calbuco. Pero en este punto cabe destacar que nosotros recomendamos a nuestros socios no cosechar porque decidimos adherirnos al paro, pues también estábamos siendo afectados por el fenómeno. De ese modo, no era correcto ni ético que hubiésemos trabajado. Nosotros apoyamos la movilización porque el cierre fue muy largo y el Estado nunca nos dio una pronta solución. El período de rendimiento del chorito se acentúa entre marzo y mayo, es ahí cuando hacemos la plata para todo el año, y nos pararon casi un mes. Fue desastroso.
¿Cuánto dinero perdieron a causa del cierre preventivo y de la movilización?
Un lancha o camión de chorito hoy se está vendiendo en alrededor de $2.100.000. De Calbuco salen más o menos unos 20 camiones al día, de modo que se dejaron de vender unos $840 millones en nuestra comuna solo por causa del cierre. Pensamos que incluso se podría llegar a la suma de $1.000 millones. A causa de las movilizaciones, momento en que se perdió rendimiento y el marisco simplemente no se sacó, yo creo que perdimos unos $600 millones.
¿Qué balance puede hacer ahora de este tipo de movilizaciones que tienen un alto impacto en la región y especialmente en las actividades económicas?
Respecto de que si es bueno o no adherirse, yo creo que uno tiene que hacerlo porque es mucha la gente afectada. Nosotros, por ejemplo, en cada centro de cultivo damos empleo a unas 15 personas en los períodos de siembra o cosecha. Además, vendemos mariscos a personas –recolectores de orilla– que luego los comercializan al detalle en los mercados. Todos ellos resultaron perjudicados y la reacción de las autoridades fue muy lenta, con un desconocimiento increíble de la temática del mar. La gente tenía miedo y ni siquiera se sabía por qué se produjo la marea roja. El daño de imagen que se le hizo a Calbuco, ¿quién lo paga? No hubo un trabajo prolijo en este ámbito. Hay ser más proactivo. Por nuestra parte, creo que en estos movimientos sociales debemos ser empáticos, porque siempre hay gente que necesita más que el otro y no por el hecho de querer trabajar debemos ignorar la labor de los demás.
¿Cómo ha avanzado su asociación en la relación con la comunidad de Calbuco?
Una de las metas que me fijé como presidente, y así lo hablamos con el directorio, es que queremos insertarnos con mayor fuerza en la comunidad. Es así como recientemente organizamos el Festival del Mejillón, apoyamos a los pescadores en una merluzada y ahora hemos ayudado a la gente del supermercado Unimarc que está en huelga. Siempre he pensado que si uno opera en una comunidad, trabaja con la gente y gana dinero allí, hay que retribuir de alguna forma. De hecho, en el verano tenemos pensado hacer más actividades y aquí no solo damos el apoyo y nos vamos, sino que los dirigentes participamos, vamos a los eventos, conversamos con la gente, con el alcalde; las personas nos conocen y nos pueden llamar cuando necesitan algo. Además, nuestra comuna aporta con el 20% de la producción nacional de chorito, de modo que queremos que el calbucano se sienta identificado con esta actividad.