En Armasur están preocupados. El gremio que reúne a más del 80% de la flota de naves y el 90% de los puertos privados del sur austral asevera que se encuentra operando bajo una normativa no acorde con los tiempos actuales, lo que termina perjudicando a sus trabajadores, la competitividad de sus clientes y, lo que es peor, el futuro desarrollo económico del área donde operan.
La gota que rebalsó el vaso se dio por estos días, cuando a los tripulantes de estas naves mayores se les exigió la realización de diversos cursos de categoría OMI los cuales, en su mayoría, ya están contemplados en las diversas capacitaciones que realizan para navegar en las aguas regionales, costos adicionales que correrían por cuenta de sus bolsillos y que solo se realizan en la zona de Valparaíso (región de Valparaíso).
Esta situación reflotó un tema que desde hace años se viene dando en la conversación interna de los armadores del sur austral del país y que se relaciona con que la Ley de Navegación chilena, al igual que en varios países desarrollados, reconoce la existencia de una navegación regional (de aguas interiores) pero que, sin embargo, las exigencias que se les realizan a las embarcaciones de entre 50-2.000 toneladas de registro grueso (TRG) son de nivel oceánico, es decir, “como si los barcos que viajan a Magallanes fueran a China”, dice Manuel Bagnara, gerente general del gremio que se encuentra pronto a cumplir 25 años de vida.
Pero, ¿cuál es el problema de que los barcos que realizan navegación regional en Chile se les aplique la ley como si fuera oceánica? ¿No proporciona una mayor seguridad a estas operaciones?
Estamos totalmente a favor de la seguridad en la navegación, seríamos los mayores perjudicados si nuestras naves no fueran seguras. El problema es que hay exigencias desproporcionadas, documentación como si nuestros barcos se fueran del país -que hay que presentar hasta dos veces al día incluso– y también como las capacitaciones de los tripulantes que no se condicen con lo que se les solicita a tripulantes de naves de aguas interiores de otros países. Y no hablamos de países con bandera de conveniencia, hablamos de Noruega o Canadá por ejemplo, que terminan afectando la competitividad de la actividad económica.
La mayoría de estas exigencias derivan de una directriz que sacó la Armada y que dice que las aguas interiores son tan peligrosas como las internacionales. Nosotros decimos que algo es peligroso cuando quien ejecuta la labor no tiene la expertice, y nuestros capitanes han navegando estas aguas por décadas. Para que se entienda, nosotros les confiamos nuestros más preciados activos a nuestras tripulaciones, si creyéramos que carecen de la expertice necesaria, obviamente seríamos los primeros en instarlos a hacer más cursos de los que ya tienen. Nos gustaría que se cambiara esta visión por algo más acorde al territorio donde operamos.
¿Qué posición tiene Armasur respecto de las exigencias de los cursos OMI a los tripulantes?
Apoyamos la formación de los patrones regionales superiores que trabajan y se han gestado en la zona, cuyo nombre cambiará a capitán costero, cumpliendo la reglamentación vigente.
Hemos apostado por la creación de personal calificado, profesionalizando esta actividad, pero con sentido de realidad, reconociendo la zona donde navegamos y no navegamos en aguas internacionales. Entonces, acá ha faltado un espacio de conversación para aplicar lo que realmente se necesita y no tomar medidas que pueden dejar a muchos tripulantes sin trabajo.
A futuro vemos que el desarrollo de las regiones del sur austral se dará por mar y necesitaremos más tripulantes.
Entonces, ¿qué están haciendo para revertir o mejorar la situación?
A través de consultores, investigadores y diversos ejecutivos estamos trabajando en el desarrollo de una nueva normativa de navegación marítima, pero nos gustaría que también participaran las autoridades y, especialmente, la Armada, que sabe del tema.
Esto nos permitiría actualizar los reglamentos y evitar que aparezcan cosas como fogoneros o telegrafistas, porque francamente es irrisorio que aún se describan estos cargos.
Además, debemos lograr una mayor homogeneidad respecto de los requerimientos que tienen las diferentes capitanías de puerto. Con ello lograremos una competencia más estable para todos.
De igual forma, estamos trabajando con la Armada para modernizar las gestiones para el zarpe por medio de herramientas digitales. Creemos que esto ayudará bastante a la competitividad de nuestra actividad.
Finalmente, estamos construyendo un barco-escuela que nos permitirá preparar de mejor forma a los futuros tripulantes, que esperamos se queden trabajando en esta zona.
Lo importante es que todos nos sentemos a conversar para ver cómo logramos una legislación moderna y acorde a naves más potentes, grandes y seguras.