A fines de octubre del año pasado, una delegación compuesta por representantes de la industria del salmón de Chile, la mitilicultura, pesca artesanal y el Gobierno chileno, viajaron a China para conocer el uso de arcilla modificada como estrategia de mitigación ante Florecimientos de Algas Nocivas (FANs), iniciativa que es liderada por el profesor Ziming YU, director del Laboratorio Nacional de Ecología Marina y Ciencias Ambientales, perteneciente al IOCAS.
En la oportunidad, los nacionales asistieron a seminarios donde se presentaron y discutieron los aspectos teóricos y prácticos de la estrategia, así como también en demostraciones en terreno de la fabricación de la arcilla modificada y su aplicación en el mar. Según las reflexiones posteriores, el viaje sirvió para conocer una alternativa altamente efectiva para el control de FANs y que cuenta con respaldo científico que avala su seguridad ambiental.
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Y si bien la sensación que quedó al interior de la comitiva fue positiva, los avatares propios de la actividad acuícola-pesquera poco permitieron avanzar en esta línea de trabajo durante los últimos meses. Eso, hasta junio.
Consorcio
«Nuestro negocio es, a través de la ciencia, buscar las soluciones a los problemas de campo y vimos una propuesta muy interesante, lo que nos motivó a avanzar en este negocio. Creemos que es una herramienta de control muy importante, y que Chile debe tener disponible», dice el gerente general de Centrovet, David Farcas, quien no se demoró en contactar al profesor YU y organizar una reunión a la brevedad en el gigante asiático, específicamente en la ciudad de Shanghai.
«Me reuní con los científicos de las instituciones que participan en esta iniciativa, además de los representantes de la fábrica de arcilla y de los equipos, y logramos configurar un consorcio para desarrollar el uso de esta tecnología en Chile», puntualiza el ejecutivo, recalcando que las primeras etapas de esta iniciativa consistirán en validar las distintas arcillas para los tipos de microalgas que afectan a acuicultores y pescadores artesanales nacionales, así como las dosis requeridas según sea el caso.
«En un laboratorio de Estados Unidos estamos investigando los efectos de la arcilla modificada en cepas chilenas de microalgas. Estas son Karenia mikimotoi, Heterosigma akashiwo, Pseudochattonella cf verruculosa y Alexandrium catenella. Una vez que logremos validar su efectividad para los problemas que enfrentamos en Chile, continuaremos con los permisos frente a las autoridades», dice Farcas y aclara que primero realizarán pruebas experimentales para, posteriormente, avanzar en la fase comercial.
Independiente de los resultados que se logren, el gerente general de Centrovet se muestra entusiasta con los alcances de la iniciativa dado el apoyo que ha recibido desde diferentes instituciones en Chile y porque, además, «este producto derivado de la ciencia permitiría solucionar los problemas que enfrenta la salmonicultura, mitilicultura y pesca artesanal».
En relación con el impacto ambiental, Farcas resalta que se trata de un producto natural, que lleva varios años siendo ocupado en diferentes naciones asiáticas y donde los volúmenes requeridos son considerablemente bajos. «Si bien todavía estamos investigando cuánto se necesitará en nuestro país, dadas las algas que tenemos acá, en China se aplican solo algunos gramos de arcilla disuelta en agua de mar por metro cuadrado, por lo que la cantidad total de arcilla a aplicar es muy baja, y el impacto ambiental se reduce aún más. Es que la arcilla es un componente natural en el mar», argumenta el ejecutivo.
En cuanto a las tecnologías requeridas, que serían importadas junto con las arcillas –al menos en una primera fase–, el representante de Centrovet detalla que se utilizan dos. «Existe una más bien pequeña, como los sopladores de alimentación que se ocupan en la salmonicultura, mientras que hay otra que es del tamaño de un pequeño contenedor, que tiene un motor que permite aplicar la arcilla de forma muy homogénea, y a mayores distancias. Ambas se disponen sobre embarcaciones», apunta Farcas, recalcando que «estaríamos utilizando un producto natural y nos haríamos cargo de un problema ambiental que afecta a la actividad acuícola-pesquera del país. Por lo tanto, es razonable probar esta herramienta».
Si todo sale de acuerdo con lo planificado, la arcilla y las tecnologías estarían disponibles en Chile el próximo año.