Luego que el Senado de Washington (Estados Unidos) aprobara, por 31 votos contra 16, el proyecto HB 2957, la decisión final está en manos del gobernador del Estado, Jay Inslee (demócrata), quien firmaría a más tarde este jueves 22 de marzo la ley, con lo cual se pondría fin al cultivo de salmones en el territorio.
En la práctica, la decisión supone que las concesiones salmonicultoras dejarán de existir en ese Estado –el principal productor de salmones de Estados Unidos- el año 2025; decisión que ha sido constantemente rechazada por Cooke Aquaculture, empresa que incluso se comprometió a producir peces de un solo sexo para evitar el cruce con los ejemplares silvestres.
La dura decisión del Senado en Washington se produjo después de analizar las consecuencias que tuvo durante el verano (boreal) de 2017 el escape de entre 160.000 y 263.000 salmones Atlántico -la cifra exacta aún está en estudio- pertenecientes a Cooke en la zona de Cypress Island (Puget Sound).
En medio de la polémica, el gobernador Inslee calificó a los centros salmonicultores como «un riesgo que es intolerable» y culpó a «Cooke Aquaculture por la marcada falta de responsabilidad que llevó al escape de los peces».
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En respuesta, el vicepresidente de Relaciones Públicas de Cooke Aquaculture, Joel Richardson, aseguró que desde el incidente, la compañía ha buscado trabajar «con todas las partes interesadas, incluidos los funcionarios estatales y locales, para abordar sus inquietudes y demostrar que Cooke es un buen ciudadano corporativo interesado en corregir todos los problemas que resultaron en el escape de peces». A lo que añadió: «Reconocemos que algunas personas tienen preocupaciones y se oponen al cultivo de salmón Atlántico (Salmo salar) en Puget Sound. También entendemos el valor que esta comunidad otorga al salmón silvestre y, como familia comprometida con la acuicultura y la pesca, compartimos ese valor. Las operaciones de Cooke no hacen daño al salmón salvaje; el cultivo de salmón Atlántico no suprime o mina de otra manera la importante pesquería silvestre de la región; y es un hecho que la prohibición del cultivo de salmón Atlántico no traerá un solo salmón salvaje de vuelta a Puget Sound y no mejorará la pesquería si se prohíben nuestras operaciones», adujo Richardson.
Precedente
A la espera de la firma del gobernador Inslee que convertirá la iniciativa en ley, la coordinadora de océanos de Greenpeace, Estefanía González, calificó la decisión del Senado en Washington como «histórica y que ha encendido las alarmas en la industria salmonicultora chilena».
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A juicio de la ambientalista, este caso en Estados Unidos es la «confirmación de que el proceso de expansión que está impulsando la salmonicultura chilena en el sur del país, y de manera especial en la región de Magallanes, puede detenerse si es que existe la voluntad política y si es que se entiende el grave peligro que la introducción de estas especies exóticas pueden tener en el delicado equilibrio medioambiental de la Patagonia. Es que ninguna introducción forzada de especies ajenas a los ecosistemas, como los salmones en el sur de Chile, resulta inocuo. Tarde o temprano los equilibrios ambientales terminan siendo gravemente alterados», argumentó la representante de la organización no gubernamental (ONG).
En tanto, mientras Tim Eyman (52), quien es un activista político del estado de Washington, pidió someter la prohibición a votación pública, en Cooke, junto con negar que tengan relación con Eyman, dijeron esperar la resolución del gobernador Inslee para tomar decisiones.