ENGLISH (EN)
For the first time in human history, global farmed fish production exceeds beef production. This from a civilization that has propagated cattle to nearly twice its own biomass and which utilizes over a third of the planet’s ice-free land surface for agriculture. In 2016, salmon surpassed tuna to become the second most-consumed seafood in the United States, second only to shrimp.
It is estimated that 91% of the seafood consumed in the United States is imported, of which nearly half is produced through aquaculture. The United States Food and Drug Administration (FDA) inspects only approximately 2% of imported seafood, of which less than 0.1% is tested for banned chemical residues. In 2017, the FDA inspected 86 samples from 379,000 tons of imported salmon.
Norway is the global leader in salmon aquaculture, producing more salmon than the United Kingdom, Chile, Canada, and the Faroe Islands combined. The salmon biomass in Norway twice outweighs the entire human population in that country.
«The source of the salmon is important, as farmed salmon have been shown to contain higher levels of persistent organic pollutants than wild caught salmon. For example, farmed Atlantic salmon from Scotland and the Faroe Islands were nearly ten times higher in pollutants such as polychlorinated biphenyls, dioxins, and the organochlorine pesticides dieldrin and toxaphene than in wild-caught Pacific salmon from Alaska», explain the researchers Gary B. Smejkal and Srikanth Kakumanu who elaborated a paper that was published in Nature.
In their investigación, they say that this increase was linked to the bioaccumulation of persistent organic pollutants from the pelagic fish used in salmon feed. «Over the past decade, the use of non-pelagic feeds from terrestrial sources in Norwegian salmon farms has produced salmon with lower concentrations of persistent organic pollutants and mercury than wild-caught Atlantic salmon from the same region, but with lowered levels of the beneficial docosahexanoic acid in the farmed salmon», specify Smejkal and Kakumanu in the document to which you can access by clicking here.
ESPAÑOL (ES)
Por primera vez desde que se tenga registro, la cosecha mundial de peces de cultivo supera la producción de carne. Esto proviene de una civilización que ha propagado el ganado a casi el doble de su propia biomasa y que utiliza más de un tercio de la superficie terrestre libre de hielo del planeta para la agricultura. En 2016, el salmón superó al atún para convertirse en el segundo producto del mar más consumido en Estados Unidos, solo superado por el camarón.
Se estima que el 91% de los productos del mar consumidos en Estados Unidos son importados, de los cuales casi la mitad provienen de la acuicultura. La Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por su sigla en inglés) inspecciona solo aproximadamente el 2% de esos alimentos, de los cuales menos del 0,1% se analiza en busca de residuos químicos prohibidos. Para muestra un botón, durante 2017 la FDA inspeccionó 86 muestras de 379.000 toneladas de salmón importado.
Noruega es el líder mundial en acuicultura de salmón y produce más salmón que el Reino Unido, Chile, Canadá y las Islas Feroe en conjunto. Es más, la biomasa salmonicultora supera dos veces a toda la población humana en ese país nórdico. «La fuente del salmón es importante, ya que se ha demostrado que el salmón de cultivo contiene niveles más altos de contaminantes orgánicos persistentes que el salmón salvaje. Por ejemplo, el salmón Atlántico de Escocia y las Islas Feroe fue casi diez veces más alto en contaminantes como los bifenilos policlorados, las dioxinas y los pesticidas organoclorados dieldrin y toxafeno que en el salmón del Pacífico capturado en el medio silvestre de Alaska», explican los investigadores Gary B. Smejkal y Srikanth Kakumanu que elaboraron un paper que fue publicado en Nature.
En su indagación, detallan que ese aumento se relacionó con la bioacumulación de contaminantes orgánicos persistentes de los peces pelágicos utilizados en la alimentación del salmón. «En la última década, el uso de alimentos no pelágicos de fuentes terrestres en los centros de cultivo de salmón en Noruega ha producido peces con concentraciones más bajas de contaminantes orgánicos persistentes y mercurio que el salmón Atlántico capturado de manera salvaje en la misma región, pero con niveles más bajos de ácido docosahexanoico beneficioso en el salmón de cultivo», precisan Smejkal y Kakumanu en el documento al cual puede acceder haciendo clic aquí.