Este martes 7 de noviembre comenzó en Castro (provincia de Chiloé, región de Los Lagos) el Fish Health Summit, conferencia internacional organizada por Cargill y el Centro de Investigaciones Biológicas Aplicadas (CIBA), en la cual se abordaron las principales patologías que afectan a la industria del salmón, así como diversos avances en salud de peces.
El evento comenzó con las palabras de bienvenida del director comercial de Cargill, Cristian Guzmán, quien destacó el interés de su empresa por apoyar diversas actividades que vayan en beneficio de la industria acuícola local. También invitó a los asistentes a participar en el «Cargill Challenge», concurso que pretende premiar a seis proyectos que sean un aporte en la generación de soluciones a la situación sanitaria de la salmonicultura.
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El ejecutivo aseguró que en la compañía son «amantes de la innovación» y que es por esto que seguirán trabajando, junto con otros actores, en este tipo de iniciativas.
Una de las primeras exposiciones fue la de la investigadora del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR), Dra. Doris Soto, quien abordó los desafíos ambientales y sanitarios en el cultivo de salmónidos en Chile. La experta se refirió a los efectos que puede tener el cambio climático en la pesca y acuicultura, en base a lo descrito en el último reporte científico del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) AR5.
Este informe expresa que la temperatura media de los océanos, efectivamente, ha aumentado, y que el nivel medio global del mar también se ha incrementado 1,7 mm al año (1901-2010). Se prevé que esto continuará sucediendo y con mayor rapidez debido a la expansión térmica y el derretimiento de glaciares.
Estos cambios pueden traer consecuencias como la reducción en la disponibilidad de semillas y larvas para la acuicultura, pérdida de infraestructura debido a eventos climáticos y aumento del nivel del mar y pérdida de la producción debido a ingreso de mareas rojas, plagas, enfermedades y especies exóticas nocivas. De igual forma, se puede perder producción debido a incrementos de temperatura, salinidad, bajas de oxígeno y la acidificación del océano.
«Los avances tecnológicos son muy rápidos y es posible que podamos enfrentar cambios ambientales de largo plazo con avances e innovación. Sin embargo, la acuicultura todavía no logra enfrentar adecuadamente eventos abruptos no esperados», dijo la especialista. Añadió que «existe dificultad para enfrentar ciertas enfermedades por la complejidad de la interacción huésped-parásito-ambiente y esto puede ser aún más complejo en un clima cambiante». Doris Soto comentó que para comenzar a explorar estos temas, el INCAR, junto con el Instituto Tecnológico del Salmón (Intesal) y con el apoyo de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), está realizando un Análisis de Vulnerabilidad de la Salmonicultura al Cambio Climático y Variabilidad Climática, debido, principalmente, a la importancia económica-social de la actividad.
Por su parte, la subdirectora de Acuicultura del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), Alicia Gallardo, expuso sobre las tendencias en la regulación sanitaria vinculada a la acuicultura. Aquí, describió los fuertes controles y normativas existentes en términos de importación de ovas, peces ornamentales, exportación y vigilancia de enfermedades. En este último aspecto, mencionó que se está modificando el Programa de Vigilancia Activa, el cual ahora estará más enfocado en el riesgo. De igual forma, por recomendación de la autoridad sanitaria europea, se está fortaleciendo el conocimiento sobre enfermedades exóticas, capacitando a parte del personal en esta temática.
La autoridad mencionó también que en la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) se creó recientemente un grupo ad hoc sobre enfermedades en crustáceos y peces y que este, en términos del virus ISA, ha propuesto determinar –al no reportarse casos– que el salmón coho no es una especie susceptible. De esta forma, la especie desaparecería de aquella lista, lo que podría significar cambios en la normativa en relación a reducir la vigilancia de la especie a esta patología.
Continuando con los anuncios, Alicia Gallardo recordó que se ha estado trabajando también en modificación de la vigilancia del cáligus, la que se estaría intensificando en la región de Magallanes. De igual forma, junto a CSIRO, Sernapesca está preparando cambios para el Programa de SRS. Además, por estos días se lanzará el Plan Nacional Contra la Resistencia a Antimicrobianos; esta iniciativa está liderada por el Ministerio de Salud, pero incluye una revisión al uso de estos fármacos en actividades productivas.
Patologías branquiales y bacterianas
Durante el evento –que continúa este miércoles 8 de noviembre– se abordaron distintas patologías que afectan el salmón. Entre estas, destacaron las enfermedades branquiales, como la Enfermedad Amebiana Branquial (AGD, por su sigla en inglés). El investigador del Institute of Marine Research de Noruega, Mark Powell, explicó que no existe mucha información sobre este patógeno, pero que ciertamente está tomando cada vez más importancia en el país escandinavo, donde ha aparecido, incluso, en pisciculturas, al parecer debido a la introducción de agua de mar. Sin embargo, «hemos estado reuniendo información. Al principio no sabíamos cuál era el agente causal y hoy lo sabemos e incluso podemos cultivarlo», aseveró, añadiendo que se trata de un organismo muy invasor y que la trucha se ha mostrado más resiliente, mientras que el salmón Atlántico sería más susceptible.
Esta patología fue abordada también por el gerente técnico de Etecma, Rudy Suárez, quien dio una mirada más local. Según sus palabras, la patología, provocada por Paramoeba perurans, afecta a peces de cultivo y marinos y provoca, principalmente, una baja performance productiva y sanitaria. Las mortalidades se producen principalmente en el verano, en vinculación con el aumento de temperaturas.
Los factores de riesgo, de acuerdo con el especialista, tienen que ver con el aumento de la temperatura y de la salinidad, retiro deficiente de la mortalidad, abundancia de materia orgánica en redes de cultivo, susceptibilidad a tóxicos y susceptibilidad a injurias físicas y blooms de algas.
En tanto, el investigador de la Universidad Andrés Bello, Rubén Avendaño, abordó la Tenacibaculosis en el cultivo de salmónidos en Chile. Comentó que junto a su equipo de investigación lograron desarrollar un protocolo de PCR específico para identificar Tenacibaculum dicentrarchi, el que puede ser aplicado a colonias en cultivo microbiológico puro y mixto, así como directamente a tejido de los peces.
«Las técnicas de ampliación aleatoria de ADN confirman la existencia de variabilidad intraespecífica dentro del agente, constituyéndose en una técnica molecular valiosa para estudios epidemiológicos de este patógeno», expuso el académico.
Los impactos del HSMI
El director técnico de CIBA, Marcos Godoy, fue el encargado de abordar el HSMI en Chile. Explicó que se trata de una patología que se caracteriza por la aparición de branquias blancas en los peces, hígado pálido a amarillo, ascitis y coágulos en la cavidad abdominal, entre otros aspectos. Añadió que las mortalidades son variables, a menudo reportadas en conexión con otras enfermedades y que el virus se encuentra extremadamente diseminado, pudiendo ser detectado tanto en peces silvestres como de cultivo. También destacó que «los peces positivos a PRV no siempre desarrollan la enfermedad clínica y la patología presenta una alta morbilidad, pero una baja mortalidad».
«Los peces se ponen letárgicos, evitan nadar y moverse, se quedan cerca de las redes y suelen dejar de comer», dijo el experto en relación con los signos que presentan los ejemplares que padecen la enfermedad, mostrando incluso un video donde aparecen peces prácticamente inmóviles pegados a las mallas de cultivo.
El experto llamó a tener cuidado, ya que a simple vista los signos clínicos podrían llevar a pensar que se trata de IPN, pero estudios más profundos llevarían a resolver que se trata de HSMI, la cual es posible de distinguir debido a una evidente inflamación de la musculatura roja.