La deuda ambiental de Chile ha crecido en los últimos 20 años

Dic 15, 2016

La degradación del suelo no se detiene, el bosque nativo sigue disminuyendo y la explotación pesquera de especies tradicionales, como la merluza y la anchoveta, se encuentra colapsada, según un reporte de la Universidad de Chile.

(El Mercurio) «Chile se achica en términos de recursos físicos. En comparación con 1999, tenemos menos bosques, agua, biodiversidad y suelo disponibles. Y esto va a seguir». Así resume el ingeniero agrónomo de la Universidad de Chile Nicolo Gligo, el Informe País Estado del Medio Ambiente en Chile.

El documento fue elaborado por el Centro de Análisis de Políticas Públicas del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile (INAP), que dirige Gligo, con la colaboración de especialistas de otras siete universidades y ocho centros de estudios, entre otros organismos.

La mayoría de los indicadores no muestran una tendencia positiva. Desde 1999 hasta hoy, apunta el informe, una veintena de áreas o localidades que ya presentaban problemas han debido ser declaradas zonas saturadas por contaminación.

La erosión y desertificación siguen ganando superficie. «Entre 1979 y 2010, 5,2 millones de hectáreas pasaron a la categoría de suelos erosionados en forma grave y muy grave, se trata del 7% del territorio nacional. Son cifras abrumadoras», enfatiza Gligo.

El informe revela también que aproximadamente el 79,1% del país tiene algún grado de riesgo de degradación de la tierra, mientras que la población afectada asciende al 67,1%.

El bosque nativo, por su parte, es objeto de controversia. Los registros oficiales acusan un modesto crecimiento para el mismo período, pero los autores del informe presentan una objeción metodológica. Argumentan que lo que ahora se considera bosque nativo en tamaño y representatividad, no es lo mismo que en 1999. Si se aplican los mismos parámetros de esa época, la disminución que ya se evidenciaba en ese entonces se mantiene, asegura Gligo.

«Son todos problemas que pensábamos en retirada, pero siguen siendo los mismos temas de hace diez o 15 años», comenta respecto del informe Ricardo Bosshard, director de WWF Chile. «Eso significa que no hemos podido cerrar capítulos. Y con el cambio climático esto puede empeorar».

La pesca

La explotación de los recursos pesqueros también habría alcanzado un umbral crítico, según el informe. A la fecha, existen nueve explotaciones pesqueras colapsadas y diez en estado de sobreexplotación. La captura de peces de poca profundidad, como la anchoveta y el jurel, disminuyó en más del 70% respecto de 1999, mientras que la de especies de más profundidad, como la merluza de cola o el congrio colorado, se redujo por encima del 82% en igual período.

Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana Chile, aclara que la enorme merma en las cifras hay que verlas a la luz de la nueva Ley de Pesca, que rige desde 2013. Ese año comenzaron a fijarse cuotas pesqueras bajo criterios científicos y se redujeron las capturas en 60%. «Los ocho millones de toneladas que se llegaron a extraer en un momento nunca se debieron haber pescado; esto significaba que estábamos sacando toda la biomasa del mar», dice.

La pregunta clave es cómo enfrentar los problemas enunciados en el documento. Una alternativa, dice Bosshard, es tener más y mejores áreas protegidas marinas y terrestres, pero también es muy importante producir mejor. «La agricultura, por ejemplo, puede hacer mucho más para no perder suelo y recuperar bosque nativo dentro de los predios agrícolas».

Otro desafío es aprender a consumir mejor y no seguir aumentando la huella ecológica, asegura. Esto implica más reciclaje y menos derroche de recursos.

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