Antonio Figueras, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Vigo (España) y quien ha estudiado las enfermedades y la respuesta inmune (funcional y molecular) de moluscos y peces frente a agentes patógenos y la potenciación de esta respuesta, escribió una columna de opinión titulada «Panga, ¿el nuevo Satán?» donde se refiere a la polémica generada luego que Carrefour anunciara que dejará de vender pangasio en países europeos.
A continuación reproducimos íntegramente el texto que fue publicado originalmente en Madri+d
En octubre de 2010 publiqué una entrada sobre el/la panga (pangasio) que se denominaba: «Panga. ¿comer o no comer?». Esta especie entró en el mercado español con fuerza en los inicios de la crisis económica. Es lógico: apenas tiene espinas, no necesita una especial preparación, tiene pocas grasas y calorías, su carne blanca y jugosa combina con todo, suele gustar y sobre todo es muy barato. Esta semana (pasada) una gran cadena de distribución de alimentos (Carrefour) suspendía su comercialización de forma preventiva. Previamente, este pescado ya había dejado de ser comercializado por la multinacional en otros países como Francia o Bélgica por motivos similares.
«La empresa explicó que la medida es ‘preventiva’ y responde a motivos medioambientales como ‘la contaminación del agua causada por el estiércol y los restos de alimentos’ en la zona del río Mekong, en Vietnam, de donde procede el 90% del panga que se consume en Europa».
Pero, ¿se puede comer o no?
En principio, si pasó los controles establecidos y que se llevan a cabo regularmente en todos los productos -no solo los alimentos-, no tiene porqué producir daño al consumidor. Para ello está la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición y la European Food Safety Authority. Curiosamente no encontré nada sobre panga en las dos webs…
«Los ejemplares que llegan a la mesa proceden de granjas acuícolas asiáticas, principalmente vietnamitas, en las que hay más peces que agua. Es barato porque rinde muy bien en granja, y engorda en poco tiempo». La cultivan en cajas flotantes en las mismas charcas y ríos, muy rentable para los empresarios (que fundamentalmente son vietnamitas). La calidad de las aguas en la que se cultiva oscila entre aceptable y mala y de ahí la «prevención».
«Aunque la compañía señaló en el mismo comunicado que la calidad del producto es ‘impecable’, la alarma se activó entre las asociaciones de madres y padres, que exigieron a Sanidad la retirada de este pescado de los comedores escolares. La respuesta del Ministerio, no obstante, fue clara: España no ha recibido ninguna alerta sanitaria ni alimentaria en relación al panga».
¿Es solo una cuestión sanitaria o hay otros intereses?
Ya en 2010, hace siete años, el diario 20 Minutos publicaba distintos artículos sobre los problemas comerciales que la panga ocasionaba:
«El sector español está en armas contra este pez. La trucha ha sido una de las grandes perjudicadas. También los pescados de mar de carne blanca, como la merluza. Los titulares en los que los armadores se quejan de competencia desleal o se sostiene que este pez no cumple los suficientes controles sanitarios son cada vez más frecuentes».
«Los armadores gallegos pedían a la Junta que no se sirviera panga en colegios, hospitales y centros públicos. La Junta anunció a mediados de febrero que establecerá una línea de investigación sobre la seguridad del pez panga que se comercialice en Galicia y solicitará a las autoridades del Gobierno central que analicen el procedente de terceros países antes de su liberación al mercado gallego».
Y como es barato y seguimos en crisis, en el 2015 la Unión Europea lideró las importaciones de esta especie y España fue el país que más panga importó, según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Hasta se denunció que, debido a su bajo costo, algunos establecimientos han llegado a colar a los clientes panga por bacalao, merluza, lenguado o rosada.
Aunque, como citamos anteriormente, el Ministerio de Sanidad afirma que no existe ninguna alarma sanitaria, «la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) acaba de publicar un informe en el que asegura haber encontrado «restos de pesticidas y trazas de mercurio» en filetes de panga (y de perca). En concreto, en cuatro de las 23 muestras de panga analizadas se ha encontrado trifluralina y, en algunas, mercurio. Si bien la OCU aclara que las cantidades encontradas de mercurio «no superan el límite legal de 0,5 mg/ kg», subraya que «en algunos casos, sí alcanzan la mitad de esa cifra», y recuerda además que «el panga y la perca no se encuentran en la lista de los pescados que se suelen considerar como fuente de mercurio».
La conclusión de la OCU también es clara: «Recomendamos que el panga y la perca no se consuman más de una vez por semana».
Esta historia lleva años dando vueltas y no terminará aquí.
«En el 2013 la Agencia Española de Seguridad Alimentaria se vio obligada a emitir un comunicado descartando cualquier riesgo. El organismo ya reconocía entonces «la presencia de residuos de trifluralina» en el panga, una sustancia con acción herbicida «cuyos usos no están autorizados actualmente en la UE», al tiempo que aseguraba que esta sustancia «no tiene efectos tóxicos preocupantes a corto plazo por su ingesta».
«Greenpeace, por su parte, destaca el impacto medioambiental generado por «la cría intensiva» del panga, que está «destruyendo el manglar para construir más jaulas» de acuicultura. Estas jaulas, según afirma la organización, producen contaminación por el «uso de químicos y medicamentos».
Estando totalmente de acuerdo con que tenemos que cuidar el planeta, creo que es necesario recalcar que para muchos de los cultivadores es su única fuente de ingresos y que no podemos eliminar este factor, el más importante, de la ecuación.