El comisario de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, Vytenis Andriukaitis, y el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), José Graziano da Silva, acordaron incrementar la colaboración entre ambas organizaciones para abordar el problema de los desperdicios, la inocuidad y la resistencia a los antimicrobianos en las cadenas de suministro alimentario.
En una nueva declaración de intenciones firmada el pasado viernes 29 de septiembre, la FAO y la UE se comprometen a trabajar juntos para reducir a la mitad el desperdicio per cápita de alimentos en 2030, objetivo fijado en la nueva agenda global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). También acuerdan intensificar la cooperación para frenar la propagación de la resistencia a los antimicrobianos (AMR, por sus siglas en inglés) en la producción de proteínas y los sistemas alimentarios.
En el acto de la firma en la sede de la FAO en Roma, el comisario Andriukaitis afirmó: «la pérdida y desperdicio de alimentos representan un despilfarro inaceptable de recursos escasos y aumentan la inseguridad alimentaria, mientras que la AMR supone una grave carga social y económica», y añadió: «estamos cada vez más unidos y somos más eficientes y estratégicos a la hora de abordar estos problemas y, por tanto, debemos celebrar este acuerdo».
Tras asegurar que la AMR es una «preocupación mundial», Graziano da Silva complementó que «desafortunadamente el uso de antibióticos, incluyendo el destinado a potenciar el crecimiento, ya se ha extendido».
Explicó la perspectiva de la FAO de que los antibióticos y otros antimicrobianos deberían usarse solo para curar enfermedades y, en determinadas circunstancias, prevenir epidemias. Insistió en que no deben usarse para estimular el crecimiento de los animales.
Enfatizando que la pérdida y el desperdicio de alimentos están relacionados con numerosos aspectos del desarrollo sostenible, Graziano da Silva subrayó la importancia de contar con asociaciones sólidas, como la forjada entra la FAO y la UE, para abordar el problema.
Preocupación compartida
A nivel mundial, un tercio de todos los alimentos destinados al consumo humano -1.300 millones de toneladas- se pierden o desperdician cada año, provocando enormes pérdidas económicas y derrochando recursos naturales. Solo en Europa, se desperdician unos 88 millones de toneladas de alimentos cada año, con unos costos asociados cifrados en EUR$143.000 millones, según las estimaciones de la UE.
Mientras tanto, el mayor uso –y abuso- de medicamentos antimicrobianos en la sanidad humana y animal ha contribuido al aumento del número de microbios patógenos que son resistentes a los medicamentos utilizados en su tratamiento, como los antibióticos.
Esto hace que la AMR sea una amenaza creciente que en 2050 podría ocasionar la muerte de hasta 10 millones de personas al año y pérdidas para la economía mundial de más de US$100 millones, de acuerdo con algunos estudios. Además de los riesgos para la salud pública, la AMR tiene consecuencias para la seguridad alimentaria, al ser un obstáculo para el bienestar económico de millones de familias agrícolas y acuícolas en todo el mundo.
Aliados naturales
La actual asociación reforzada refleja la convergencia de las prioridades de la FAO y la UE en el ámbito de la inocuidad de los alimentos y la seguridad alimentaria.
La FAO lidera un esfuerzo internacional para mejorar la medición mundial de la pérdida y desperdicio de alimentos, incluyendo la publicación de un Índice Mundial Anual de Pérdida de Alimentos; mientras que la Comisión Europea trabaja por su lado en desarrollar una metodología para medir el desperdicio de alimentos como parte de su «Plan de acción para la economía circular». La FAO ya es un miembro activo de la Plataforma de la UE sobre la pérdida y desperdicio de alimentos.
En junio, la Comisión Europea aprobó un nuevo Plan de acción de la UE sobre la AMR, basado en el enfoque de la iniciativa «Una Salud» y completamente alineado con el Plan de acción mundial de la OMS sobre la AMR y el Plan de acción de la FAO sobre la AMR para 2016-2020, centrado específicamente en abordar el problema en las cadenas alimentarias.
[Informe de la OMS confirma que el mundo se está quedando sin antibióticos]
Existen numerosas oportunidades para aprovechar en forma estratégica el conocimiento y los recursos de ambas organizaciones. Algunos ejemplos:
• Sincronizar los esfuerzos para cuantificar las pérdidas y el desperdicio de alimentos en cada etapa de la cadena alimentaria.
• Mejorar el intercambio de información y datos objetivos relacionados con el empleo de antimicrobianos en la producción de alimentos, y las mejores prácticas de gestión de la AMR.
• Esfuerzos conjuntos en materia de promoción y educación para fomentar el uso responsable de los antimicrobianos y mejorar la higiene de las explotaciones agrícolas, con el objetivo de reducir la necesidad de utilizarlos.
• Ayudar a los países a elaborar la legislación sobre el uso de antimicrobianos.
• Formación y creación de capacidad conjuntas con el objetivo de mejorar la capacidad nacional para realizar un seguimiento de la utilización de antibióticos en los sistemas alimentarios y cartografiar la presencia de la AMR.
La FAO y la UE colaborarán igualmente en ayudar a los gobiernos a implementar las normas y directrices relacionadas con la AMR aprobadas por la Comisión del Codex Alimentarius.
La UE es el mayor donante de contribuciones voluntarias a la FAO -además de sus cuotas evaluadas periódicamente-, y las dos organizaciones cuentan con una larga trayectoria de cooperación en diversos campos.
Más información:
– La resistencia los antimicrobianos y nuestros sistemas alimentarios.
– Plan de acción mundial de la OMS sobre la resistencia a los antimicrobianos.
– Plan de acción de la FAO sobre la resistencia a los antimicrobianos.
– Más artículos de la FAO sobre la resistencia a los antimicrobianos y el desperdicio de alimentos.