La experiencia de España que permitiría mitigar los impactos de la marea roja en Chile

Jun 10, 2016

El problema de las algas nocivas ha adquirido mayor dimensión debido a que en las zonas afectadas una parte importante de la población depende directa o indirectamente de la actividad pesquera y acuícola.

Aunque las consecuencias más graves de los episodios de floraciones de algas nocivas (FAN) los padecen localmente los trabajadores cuya actividad se ve paralizada por el cierre de zonas de pesca, este es un problema complejo de ámbito global cuyas causas van más allá de lo que ocurre en las cercanías de las áreas de extracción.

Las FAN generalmente provocan cambios en la coloración del agua de mar, razón por la cual han sido llamadas «mareas rojas». Sin embargo, la coloración y la intensidad que alcanza este fenómeno depende de la especie que prolifere y las concentraciones que esta alcance. Por esto, usar el término marea roja para referirse a las proliferaciones algales nocivas puede conducir a errores, ya que hay especies que son tóxicas a muy bajas concentraciones y no producen un cambio de la coloración del agua de mar. En cambio otras proliferaciones pueden producir una fuerte coloración y ser inocuas.

Ahora bien, de acuerdo con lo detallado a AQUA por los investigadores Juan José Gallardo y Allisson Astuya de la Universidad de Concepción (UdeC) en Chile, desde las décadas del ’60 y ’70 el aumento de episodios, su extensión y duración ha aumentado en todas las costas del mundo.

También se ha constatado el incremento de especies «cosmopolitas» que causan problemas en costas separadas por miles de kilómetros y donde hasta ahora no habían sido registradas. Las causas sugeridas son un aumento de la temperatura de los mares junto con el transporte en el agua de lastre de barcos de especies tóxicas o de sus quistes. De igual manera, los cambios y fenómenos climáticos -como el de El Niño- que están sucediendo pueden ser un factor que contribuye al incremento de la frecuencia de aparición de FAN.

«Durante periodos geológicos pasados más cálidos, algunas de las FAN que ahora sufrimos ocurrían con mayor extensión a la actual; esto puede verse reflejado en las marcas fosilizadas de quistes. Un clima más cálido podría favorecer la vuelta de las especies nocivas a extensiones geográficas donde ahora no habitan. Esta tendencia creciente está también, lógicamente, relacionada con el aumento de vertidos domésticos, industriales o agrícolas al mar, que dan lugar a elevadas concentraciones de nutrientes (nitratos, fosfatos, entre otros) en las aguas costeras favoreciendo la aparición de estas proliferaciones. Una vez ocupan un hábitat, las especies nocivas o tóxicas están siempre presentes en la columna de agua o en los sedimentos (especies bentónicas o quistes) esperando condiciones ambientales favorables. Los quistes de la mayoría de las especies pueden sobrevivir en los sedimentos oceánicos durante años», explican conjuntamente Gallardo y Astuya a AQUA.

Efectos económicos

El aumento de las repercusiones económicas de las FAN está ligado a los incrementos en el consumo de mariscos y pescados y al crecimiento de la población en las zonas costeras. Además, el problema adquiere mayor dimensión si se tiene en cuenta que en las zonas afectadas una parte importante de la población depende directa o indirectamente de la misma actividad.

Para los científicos de la UdeC, estas situaciones dramáticas son vividas en todas las costas del mundo donde hay industrias dedicadas a la pesca y/o acuicultura. Por ejemplo, detallan que en las costas españolas desde los años ’80 han aumentado los días de prohibición de extracción, llegando en algunas zonas y años a superar los 200 días/año de prohibición.

[La marea roja obliga a cerrar todos los centros de cultivo de mejillón de Galicia]

Lo anterior no solo se debe al vertido de nutrientes, que van en disminución en Europa por una legislación cada vez más restrictiva, sino que también responde a causas globales -como las comentadas previamente- y a la lenta eliminación de las toxinas en muchos de los especies cultivadas (exigiendo períodos de vedas cautelares sobre todo moluscos).

«Por el momento, se ha avanzado poco en el desarrollo de métodos económicos para la eliminación de las toxinas en moluscos y la solución por la que se opta es la auto-depuración o detoxificación mientras se mantiene prohibida temporalmente la extracción. El proceso de detoxificación depende de varios factores, entre estos temperatura y disponibilidad de alimentos. En aguas templadas o cálidas la velocidad de detoxificación es mayor, siendo mucho más lenta en las épocas invernales», precisan Gallardo, quien se desempeña en el Departamento de Ingeniería Química de la UdeC, y Allisson Astuya, quien es doctora en Ciencias Biológicas (área Biología Celular y Molecular), y que actualmente es académica de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de dicha casa de estudios.

Es así que para el desarrollo de metodologías económicas y efectivas se requiere una mayor inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) a la que se ha ofrecido hasta ahora.

Tecnologías de depuración

Al constituirse como un problema de naturaleza cíclica, todo el mundo se acuerda cuando llegan las consecuencias y se olvidan tan pronto como se reabren los centros de cultivo, sostienen ambos investigadores, destacando que en Europa, antes de su comercialización, los bivalvos marinos son sometidos ex situ a un tratamiento con agua de mar tratada (filtración, ozonización, entre otros) durante uno o dos días para disminuir la presencia de contaminantes químicos y microbiológicos (depuración).

Depuradoras

El objetivo es eliminar contaminación por Escherichia coli y ciertos virus, aunque además se sabe que es posible reducir la cantidad de toxinas. Aun cuando el sistema no es del todo efectivo para todas las toxinas o incluso individuos de una misma muestra (algunos moluscos permanecen cerrados un mayor tiempo, disminuyendo la eficacia del tratamiento) existen algunas experiencias exitosas. Por ejemplo, este procedimiento ha sido utilizado en un centro de depuración de moluscos de Huelva (Andalucía, España) en el que han conseguido acelerar la eliminación de las toxinas causantes de la toxinas diarreicas o lipofílicas (DSP) en coquinas y chirlas (Donax trunculus y Chamelea gallina). En dicha planta, que tiene capacidad para tratar entre 5.000 y 14.000 kilos/día de moluscos, además de filtrar las arenas y fangos de los moluscos, se eliminan parcialmente bacterias y toxinas de origen fitoplanctónico.

En esa línea, los investidadores de la UdeC subrayan que «lamentablemente» la detoxificación para toxinas DSP puede requerir más de una semana. A pesar de que los resultados son esperanzadores, su uso está limitado en la actualidad a cantidades relativamente pequeñas de especies de cierto valor comercial que pueden soportar el sobrecosto del proceso. «Lógicamente, el tiempo de tratamiento es uno de los principales factores que afectan al costo del proceso», sostienen Gallardo y Astuya, añadiendo que la escasa investigación en el uso de sustancias que puedan acelerar este proceso ha dado ya algunos frutos.

Dentro de la oferta tecnológica del Centro Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), se encuentra una tecnología desarrollada por investigadores del Instituto de Acuicultura de Torre de la Sal y de la Universidad Jaume I que permite acelerar la depuración de contaminantes orgánicos (tipo toxinas) en el marisco por medio de N-acetilcisteína (NAC). El tratamiento consigue aumentar hasta cuatro veces la velocidad de eliminación de las toxinas en los moluscos bivalvos, obteniéndose concentraciones hasta casi 100 veces inferiores que la depuración convencional.

La NAC es el primer fármaco que se ha propuesto para aumentar la capacidad detoxificadora de los moluscos bivalvos. Este sistema de depuración además aumenta las defensas antioxidantes del organismo marino, así como la detoxificación de otros contaminantes orgánicos. Esto permite acelerar la eliminación de xenobióticos, como gran cantidad de pesticidas, hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), bifenilos policlorados (PCBs), dioxinas, furanos, disruptores endocrinos y biotoxinas marinas procedentes de episodios fitoplanctónicos.

Otras iniciativas esperanzadoras, aunque a más largo plazo, son las relacionadas con el control de FANs. En este sentido, Juan José Gallardo y Allisson Astuya dicen que cabe citar la utilización de virus «selectivos» para infectar y destruir especies tóxicas o el uso de estrategias de control como uso de floculantes sobre las floraciones, alguicidas, inhibidores de la síntesis de toxinas, entre otros.

Para ambos, cualquiera de estas u otras iniciativas requerirán de implementar planes de I+D mejor dotados. «A pesar que el control de FAN en sistemas marinos abiertos puede parecer imposible, no debemos olvidar que todos los cultivos o explotaciones ganaderas sufren las consecuencias de plagas, parásitos o enfermedades», enfatizan, concluyendo que las consecuencias de estos eventos han sido dramáticas a lo largo de la historia, pero el «desarrollo de medidas específicas remediativas o paliativas ha permitido avanzar en la consecución de sistemas más productivos, más resistentes y más seguros para el consumidor».

Lo último
Te recomendamos

REVISTA DIGITAL

[latest_journal_single_iframe]